Teatro de 1939-2000
Tras la guerra, la situación no invita al triunfo de las artes escénicas: la censura controla todo lo que sale a la luz; el público desea un teatro fácil que le permita dar la espalda a la guerra. Solo aceptan en sus carteles textos que buscan el entretenimiento. Triunfa una comedia burguesa en la línea de Jacinto Benavente. Dentro del teatro de humor cabe destacar a dos autores que son Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura. Jardiel Poncela es un dramaturgo que utiliza argumentos inverosímiles con ingredientes de locura y misterio; destaca Eloísa está debajo de un almendro. Mihura realiza crítica social al atacar la moral convencional. Destaca Tres sombreros de copa, obra que se acerca al absurdo en un lenguaje deformado que busca tanto el humor como la crítica.
Teatro existencial
Tras la tendencia escapista, aparece una corriente teatral que habla de la desolación del hombre en el mundo. Son dos los autores representativos. Por una parte, Buero Vallejo que esconde la crítica al régimen tras el recurso de contar una historia ambientada en épocas pasadas. Encontramos temas como la libertad y escenarios de carácter simbólico. Se pueden distinguir tres etapas de las cuales la primera, parte de 1949 con Historia de una escalera hasta 1958 en la que se habla de los conflictos y relaciones de los vecinos de un bloque de viviendas. Alfonso Sastre escribe un teatro comprometido socialmente. Su crítica le impide la difusión de sus obras durante la dictadura. Su teatro nos habla de las consecuencias que tiene un uso abusivo del poder sobre las personas. Destaca Escuadra hacia la muerte.
Teatro de protesta y denuncia
En la línea iniciada por Buero y Sastre van a continuar muchos autores que van a denunciar la situación social; también se verá influencia de Valle Inclán. Buero Vallejo, en su segunda etapa de producción dramática, acentúa la denuncia social y se refuerza el valor simbólico de los escenarios. Destaca El tragaluz, El concierto de San Ovidio… Otros autores son Carlos Muñiz que se preocupa por las clases medias y sus problemas absurdos a causa de la opresión. El tintero. Lauro Olmo que plantea dramas de la migración y la prostitución. La camisa. J. Martín Recuerda que asume la tradición de Valle Inclán. Los salvajes de Puente San Gil. Y María Rodríguez Méndez que evoluciona desde el naturalismo hasta el esperpento.
A partir de 1970
A partir del 70 pervive el teatro realista; su principal continuador es Buero Vallejo. Su temática sigue siendo la misma, pero incluye la llamada técnica de inmersión. La Fundación. Otras tendencias no conservadoras son las comedias de humor e intriga de Alfonso Paso o Miguel Mihura y el teatro de Antonio Gala. Pero la verdadera renovación ocurre cuando llegan a España las nuevas corrientes teatrales. Se da a conocer el teatro de Bertolt Brecht; el teatro de crueldad de Artaud y el teatro absurdo de Ionesco. La influencia de estas corrientes las veremos reflejadas en Francisco Nieva; para este autor el teatro es algo liberador, cuya finalidad es mostrar la esencia del hombre. Su obra se divide en dos etapas, por una parte, el teatro furioso que se caracteriza por el barroquismo; La carroza de plomo candente. En su segunda etapa, el teatro de farsa y calamidad que se caracteriza por la presencia de elementos surrealistas. Maldita sean Coronada y sus hijas. Fernando Arrabal crea el llamado teatro pánico, caracterizado por la confusión, el terror… Que se basa en la búsqueda formal y en la incorporación de elementos surrealistas en el lenguaje. El cementerio de automóviles. Aparte de estos autores, llega a España una nueva forma de ver el teatro que incorpora la improvisación y representa sus obras en plazas, calles… Se le llama teatro off Broadway. Sus temas son denuncias contra la injusticia, ataques al poder… En España destacan grupos como Els Joglars, Tábano… El texto deja de ser lo prioritario para dar más valor a la representación que es diferente en cada ocasión. Incorpora elementos circenses, rompe la cuarta pared.
Narrativa 1939-1974
Tras la Guerra Civil la situación del país es de dolor y miseria, el hambre crece, la presión política es muy fuerte y la censura provoca que los escritores se autocensuren. Con este panorama es normal que haya una ruptura con la literatura de décadas anteriores. Muchos autores van al exilio, el grupo de autores forzado a realizarlo se le llama “la España peregrina”. Su obra es difícil de clasificar, pues llega a España tras la dictadura, cuando se suaviza la censura. Se pueden ver unas líneas temáticas comunes; es recurrente la denuncia por la guerra, la idealización de una España del recuerdo. Debemos citar a Rosa Chacel, Francisco Umbral y Ramón J. Sender.
Década de los 40
La primera tendencia que se hace evidente es la novela de los vencedores. Destaca La fiel infantería de Rafael García Serrano. La novela realista clásica nos proporciona hombres como Zunzunegui, La úlcera. La novela de humor y fantasía tiene como representante a Wenceslao Fernández Flórez, El bosque animado. La gran sacudida será la novela existencial: Carmen Laforet gana el premio Nadal en 1944 con Nada, obra que nos habla del sentimiento de vacío. Dentro de esta novela existencial aparece un género nuevo; el tremendismo, caracterizado por la multitud de atrocidades que ocurren. El principal representante es Camilo José Cela con La familia de Pascual Duarte. Otro autor que cabe mencionar es Miguel Delibes con La sombra del ciprés es alargada.
Década de los 50
Camilo José Cela publica La colmena, que revolucionará la forma de escribir. A raíz de este libro se publicarán muchos de protagonista colectivo que buscan la denuncia de la vida tan dura que se da en los distintos sitios. Miguel Delibes sigue publicando en esta etapa, aunque su obra no se corresponde del todo con los rasgos citados: publica novelas ambientadas en el campo en las que, sin idealizar la naturaleza y la vida rural, la defiende contra la vida urbana. El camino. Otras novelas están ambientadas en la ciudad, en ellas la queja contra la rutina, la alienación, etc. se hacen evidentes. Mi idolatrado hijo Sisí. A mediados de los 50 empieza a escribir un grupo de autores conocidos como la generación del medio siglo. Juan Goytisolo, Ana María Matute, Carmen Martín Gaite cuyas primeras obras son autobiográficas…
Década de los 60
En 1962 se publica Tiempo de silencio de Luis Martín Santos. La obra mantiene la intención crítica de la etapa anterior, pero introduce nuevas técnicas narrativas. Denuncia la falta de dinero en la investigación científica, la miseria de la vida en las chabolas… Todo ello mezclando monólogo interior con diálogos. En la década de los 60 la censura se suaviza y llegan a España las innovaciones técnicas que han triunfado en el resto del mundo. Se combina el monólogo interior que aporta Joyce con los juegos en el tiempo de Proust, la fantasía de Kafka… Aparece la técnica del contrapunto y el realismo mágico. A estas innovaciones se incorpora al grupo de los mayores en el que se encuentran Cela con San Camilo, 36, obra que nos cuenta los vagabundeos por la ciudad de un joven. También encontramos a Delibes, con Cinco horas con Mario. Por último, cabe destacar a Torrente Ballester, que empezó a escribir a principios de los 50, pero su obra más reconocida se dará ahora: La saga/fuga de J.B. una parodia de las novelas técnicas que se están haciendo en este momento. La Generación del 50 tiene un momento estelar en esta década. Juan Goytisolo escribe Señas de identidad y Reivindicación del conde don Julián, novela que combina monólogos interiores, elementos del mundo de la publicidad… Se incorpora a principios de los 60 Juan Marsé con Últimas tardes con Teresa. La novela utiliza también los recursos novelísticos del momento. Otro autor, Juan Benet, aparece en los últimos años de la década. Volverás a Región, nos muestra un mundo confuso del que no se puede escapar y al que si estás fuera, no se puede entrar. La obra trata de ser un reflejo de la España franquista, una denuncia de un clima asfixiante. También siguen publicando Carmen Laforet; La niña y otros relatos, Ana María Matute; La trampa.