Límites del Conocimiento Científico y la Metafísica según Kant: Una Perspectiva Epistemológica

Límites del Conocimiento Científico y la Metafísica según Kant

El Problema de la Metafísica

Digamos de entrada que los problemas, o el problema, que excede el ámbito del conocimiento científico es el de la metafísica. Pero no de cualquier manera o en cualquier sentido del término metafísica. La pregunta tiene un claro carácter epistemológico. Podríamos reformularla de este modo: ¿Qué cuestiones, según Kant, se sitúan más allá de la razón pura o teórica? (en el sentido de que no pueden ser solucionadas recurriendo a ella, es decir, es ilegítimo plantearlas en su seno), ya que es ésta la responsable de la formación de los juicios de conocimiento.

Para responder a ella, expliquemos en primer lugar la originalidad del planteamiento kantiano del proceso de conocimiento.

El Giro Copernicano y la Construcción del Conocimiento

El giro copernicano propuesto por Kant supone la aceptación de que el sujeto es un elemento activo en la construcción del conocimiento. Es activo, no sólo porque aporta más o menos elementos, sino porque aporta los elementos decisivos en dicha construcción (construcción que, hablando en rigor, hay que llamar síntesis). La participación del sujeto se produce a través de los elementos a priori que intervienen en los dos momentos de ese proceso (tanto en la sensibilidad como en el entendimiento, los dos troncos del mismo árbol, la Razón). Estos elementos a priori (aquello independientes de la experiencia) determinan los límites del propio conocimiento. Es decir, que de ellos (en particular de las categorías, formas a priori que operan en el entendimiento) depende la construcción misma, y la legitimidad, de los conceptos y los juicios científicos, con sus dos cualidades esenciales: la universalidad (o validez estricta) y la necesidad. En una fórmula: de las operaciones a priori de la razón depende la verdad de los juicios.

La Síntesis y la Experiencia

Ahora bien, plantea Kant, ¿puede un concepto o un juicio ampliar el campo de mi conocimiento si sólo contiene elementos a priori? Kant se apresura a responder que ello no es posible en modo alguno. Por una razón: el conocimiento, como se ha apuntado, es una síntesis, y toda síntesis debe conjugar los mencionados elementos a priori con algo más (pues si no interviniera más de un elemento no sería síntesis): ese algo más es, naturalmente, la experiencia.

No existe conocimiento científico sin experiencia y también es cierto: no existe conocimiento verdadero basado sólo en la experiencia, pues si así fuera: ¿cómo superaríamos la contingencia del conocimiento meramente empírico -a posteriori?, es decir, ¿cómo extenderíamos el alcance de un concepto hasta su universalidad y necesidad? Con este planteamiento Kant insiste en la presencia del sujeto (Kant es básicamente racionalista), al señalar que la propia experiencia debe tomar sus reglas de algo intrínseco a él, pues de otro modo no seríamos ni siquiera conscientes del significado de tener experiencias.

Juicios Sintéticos a Priori y Conceptos Metafísicos

Determinado así el proceso de conocimiento, sólo nos resta examinar en qué condiciones este proceso tiene lugar legítimamente y en qué condiciones no, y cuál es el resultado (el producto) en cada caso. Si el entendimiento opera sobre los fenómenos que la sensibilidad le brinda, produciéndose allí la síntesis entre estos y las categorías, el resultado son los juicios sintéticos a priori, que expresan, como sabemos, conocimiento en su más alto grado: conocimiento científico. Ahora bien, supongamos que el entendimiento pone a trabajar sus mecanismos a priori sobre intuiciones para las cuales no puede darse fenómeno alguno, pues carecen de contenido empírico. El resultado en este caso serían los conceptos metafísicos (Dios, la libertad, la inmortalidad…). Se ve, pues, que la metafísica tradicional, que tenía estos conceptos por verdaderos, se desmorona según el análisis kantiano. El propio Kant diagnostica que el error de los filósofos anteriores ha consistido en no alcanzar a vislumbrar la división de los juicios que él propone. En otras palabras, la metafísica, tal como se ha practicado en el pasado, es un trabajo del entendimiento sobre el vacío (o eso, o meras deducciones analíticas, bajo otro punto de vista). La piedra angular de la crítica de Kant a la metafísica no es otra que ésta: el vacío de contenido empírico. ¿Cómo podríamos extender sintéticamente nuestro conocimiento de unos conceptos que no proceden de la experiencia? No hay modo de hacerlo, concluye Kant, y, aunque al menos según su finalidad, deban hallarse contenidos conceptos sintéticos a priori en metafísica, estos conceptos serán de todo punto ilegítimos en el ámbito de la razón pura.

La Razón Práctica y el Valor Regulativo de los Conceptos Metafísicos

Así las cosas, ¿qué sucede con ellos? Kant explica que la formación de los conceptos metafísicos es consustancial al funcionamiento de la razón. Por lo tanto, no cabe eliminarlos de un plumazo. En la Dialéctica Trascendental, Kant nos explica que estos conceptos deben ser tratados bajo otro punto de vista: no será la razón teórica o pura, sino la Razón Práctica, la encargada de resolverlos. En el ámbito de la razón práctica, que es el ámbito de las cuestiones morales, estos conceptos tienen un valor regulativo para la conducta de los individuos. Y es allí donde podrán ser legítimamente analizados.