Casa Kaufmann: Un Icono de la Arquitectura Orgánica
Descripción de la Casa de la Cascada
La Casa Kaufmann, también conocida como Casa de la Cascada (Fallingwater, en inglés), es una edificación que destaca por su integración en el entorno natural. Parece formar parte del paisaje, fusionándose con él. La construcción, de dos plantas y un mirador superior, se extiende horizontalmente con prominentes voladizos y terrazas. Estos se contraponen a la estructura vertical de perfil curvo que se desarrolla junto a la pared rocosa desde la que emerge el edificio. Las terrazas voladas sirven como cubierta y suelo de los diferentes niveles. Estos niveles están separados por amplios vanos cubiertos interiormente por paredes de cristal, lo que le confiere un aspecto aún más ligero. Frente a estos vanos horizontales, en la estructura vertical, se observa un largo ventanal que lo recorre en toda su longitud. Este núcleo de piedra vertical es el corazón de la edificación, ya que alberga la escalera que conecta los diferentes cuerpos.
Los materiales utilizados son hormigón, piedra natural, hierro, vidrio y aluminio. Los contrastes de color, textura, líneas rectas/curvas y planos horizontales/verticales definen las características de esta construcción. Se observa un sereno equilibrio entre macizos y vanos. El terreno en el que se ubica la casa tiene abundancia de rocas a nivel del suelo, las cuales han servido de cimentación del edificio.
Entorno Natural y Diseño
La zona tiene un relieve ligeramente accidentado, un bosque de árboles caducifolios que se mantiene prácticamente virgen, ya que solo un camino peatonal conduce a la casa, y el arroyo donde está la cascada. El resto de las fachadas es de color crema, que contrasta con el entorno verde o marrón (según la estación). El edificio guarda una relación con el entorno que llega a ser de respeto o adaptación al medio. La planta baja se prolonga con una enorme terraza rectangular que se proyecta sobre el salto del agua, creando la ilusión de que el salto de agua surge de las entrañas del edificio.
Esta planta baja acoge la gran sala de estar y la cocina; en las plantas superiores se encuentran los dormitorios. Los voladizos separan los tres pisos y, a la vez, tienen función de terraza. Desde las terrazas de hormigón armado, que parecen integrarse en la naturaleza, se desciende por las escaleras hasta el agua, lográndose una unión entre esta y el espacio ocupado por la casa. Las terrazas sobresalen de los dormitorios, realzando la horizontalidad del edificio. La chimenea, excavada en la roca, articula el espacio interior. El sonido de la cascada se integra en el edificio y se percibe desde cualquier lugar de la casa. La disposición interna de cada planta es libre.
Detalles Arquitectónicos y Respeto por la Naturaleza
En la cara norte, la opuesta a la que vuela sobre el arroyo, hay una serie de pérgolas a modo de toldos que se extienden hasta un talud de piedra que se eleva sobre el camino que conduce a la entrada. A este sitio se le conoce como “el bosque de la casa”. Dos pérgolas describen un arco que esquiva el tronco de los árboles. Este recurso se utiliza para dejar claro el respeto a la naturaleza con el que está diseñada la casa. Incluso en el suelo de una de las terrazas se dejaron dos huecos para que fuera traspasada por los árboles. Aunque estos se murieron durante la construcción y no se llevaron a cabo dichas aberturas.
Interior de la Casa de la Cascada
En el interior de la Casa de la Cascada encontramos habitaciones singulares por su distribución, ubicación y acabados. Al entrar, accedemos a una pequeña habitación con función de recibidor ubicada bajo las escaleras que conducen a la segunda planta. Pasada dicha habitación, se entra en la sala de estar, el habitáculo más grande de la casa, desde el que se divisan unas vistas espléndidas del bosque que rodea la vivienda. A la derecha está la zona con sofás y detrás la “escalera del agua”, llamada así porque baja a una pequeña plataforma que está junto al arroyo. Para bajar por esta es necesario abrir unas mamparas correderas de vidrio.
Las paredes de la sala de estar, al igual que las del resto de la casa, son iguales que las de fuera, con partes de mampostería de piedra del lugar. El suelo es de piedra marrón y el techo tiene un diseño que envuelve a las lámparas incluidas en el mismo, diseñadas expresamente para esta casa. Según se entra al comedor, está la chimenea, rodeada de piedras naturales que afloran del suelo, y una escalera exterior que lleva a la terraza de un dormitorio. A la izquierda de la chimenea está la puerta que conduce a la cocina, una habitación más pequeña que la sala de estar con muebles diseñados por el mismo arquitecto, exclusivos para esta casa, al igual que sucede con el resto del mobiliario de la vivienda.
La segunda planta alberga dos dormitorios, dos baños y un despacho, así como tres terrazas y las escaleras que conducen al mirador de la tercera planta. Según se accede a esta planta, se entra en un pequeño pasillo que distribuye las dependencias.
La Casa Kaufmann y la Arquitectura Orgánica
Por todas las características enumeradas, adscribimos esta obra a la arquitectura orgánica u organicismo. La arquitectura orgánica se caracteriza por:
- Recuperación de materiales tradicionales (piedra, madera, ladrillo).
- Utilización de formas libres, en las que predominan los planos verticales y horizontales.
- Pretende plasmar en sus edificios la psicología de las personas que los habitan; son casas para vivir, pensadas para las personas que las van a habitar.
- Es una arquitectura integrada en el entorno.
- Hay comunicación entre los espacios internos y externos. Ambos espacios se comunican y confunden gracias a la utilización de los materiales del entorno y del vidrio que enlaza interior-exterior.
- Se eliminan las referencias a estilos del pasado y se eligen formas simples geométricas, de ahí su relación con las vanguardias como el cubismo y la abstracción geométrica.
El Reto de la Integración Arquitectónica
El reto, pues, es lograr la integración y el menor impacto ambiental de una arquitectura moderna en un ambiente natural. Y, al mismo tiempo, lograr una casa que responda a las necesidades de vivienda de su propietario. Durante el siglo XX, la ciudad necesita integrar en su espacio zonas industriales y grandes vías de comunicación con cascos históricos, barrios y polígonos, creando un ambiente habitable.
El Movimiento Moderno y el Organicismo
En el urbanismo y la arquitectura, la aportación más significativa se debe al movimiento moderno, conocido también como estilo internacional o funcionalismo. Responde a una nueva situación creada por el crecimiento demográfico, la sociedad urbana y el desarrollo industrial. El nuevo estilo se desarrolla en EE. UU., Francia y Alemania, por parte de Wright, Le Corbusier o Gropius, respectivamente, y se difunde por los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna (CIAM), que redactan la Carta de Atenas, donde se plasman todas las preocupaciones arquitectónicas y urbanísticas del momento.
El organicismo se desarrolla fundamentalmente en la década de 1930-40. La función de esta obra era la de segunda residencia para Edgar Kaufmann, su esposa y su hijo, dueños de unos grandes almacenes en Pittsburgh, y significa el triunfo de una arquitectura respetuosa con el medio al que trata de conservar. Hoy en día, esta vivienda es un monumento nacional en Estados Unidos que funciona como museo.
Antecedentes y Consecuentes
Los antecedentes los encontramos en la arquitectura del siglo XIX, con el uso de los nuevos materiales como el acero y el hormigón armado, y en el siglo XX, en la arquitectura racionalista, con su gusto por las líneas simples heredado de las investigaciones de la Bauhaus, que tanto deben a las propuestas de la abstracción geométrica.
Los consecuentes se sitúan en la segunda mitad del siglo XX, época en la que se producen múltiples posibilidades y alternativas. A Lanzarote llegaron los ecos del estilo en nuestro artista por excelencia, César Manrique, algunas de cuyas intervenciones siguen los principios organicistas de respeto por el medio.
Frank Lloyd Wright y su Obra Maestra
Se trata de la Casa Kaufmann, conocida también como Casa de la Cascada, obra del arquitecto norteamericano Frank Lloyd Wright. Es el arquitecto que mejor refleja y plasma la arquitectura orgánica. Este encargo le llegaría con casi setenta años de edad y sería su segundo renacimiento, el reconocimiento internacional y el éxito. La Casa de la Cascada o Casa Kaufmann es la cumbre de Frank Lloyd Wright y uno de los hitos principales de la arquitectura del siglo XX. Está situada en Pensilvania (Estados Unidos) y fue terminada en 1939.
Biografía y Legado de Frank Lloyd Wright
Frank Lloyd Wright (1867-1959) es considerado por algunos autores como el mejor arquitecto estadounidense, y, a su vez, la Casa de la Cascada, su obra maestra. La AIA (American Institute of Architects) la ha juzgado como “el mejor trabajo de un arquitecto estadounidense”. Diseñada entre 1934-1935 y construida durante 1936-1937 en Pensilvania, Fallingwater fue la casa de campo para Edgar Kaufmann, su esposa Liliane y su hijo Edgar Jr., dueños de los grandes almacenes Kaufmann en Pittsburgh. Hoy en día, Fallingwater es un monumento nacional en Estados Unidos que funciona como museo. Desde 1964, año en que se abrió al público, la Casa de la Cascada ha recibido casi 4 millones de visitas (datos de julio de 2006). El último encargo de Wright y su obra maestra es el Museo Solomon R. Guggenheim de Nueva York, situado en la Quinta Avenida. La concepción de espacio abierto le lleva a concebir el museo como una suave y continua rampa helicoidal; no hay esquinas ni sensación de límite.