Moral de Esclavos y Señores
- Moral de esclavos: La moral cristiana es el resultado de la rebelión de las clases esclavas. Sus valoraciones “debilitan la vida” y se fundamentan en el resentimiento de venganza, exaltan las virtudes de los débiles, siendo el bien sinónimo de sumisión. Sus características son: pasividad, no creadora; amor al prójimo, hermandad y apacibilidad; igualitaria; considera “mala” la vida consciente de su poder.
- Moral de señores: Exalta la vida, el poder, el orgullo, la afirmación de sí mismo. El bien es superioridad. Tiene las siguientes características: activa y creadora; surge del alma soberbia y contrapone lo bueno a lo malo, despreciando a los iguales y a los inferiores.
La moral de señores ha sido la moral de guerreros o de sacerdotes.
El sacerdote convence al enfermo de que él es culpable de su enfermedad, le proporciona consuelo y le propone un ideal ascético (renunciar a pasiones y sentimientos). Este ideal, según Nietzsche, es antinatural ya que el hombre posee una “voluntad libre”.
La superación del nihilismo mediante la voluntad de poder y la comprensión del misterio del “eterno retorno de lo idéntico” por el superhombre posibilitará la transvaloración de los valores imperantes: no solo de la moral cristiana, sino también de la moral de señores.
La Crítica a la Metafísica Tradicional
Esta se basa en un error: la antítesis de los valores, creyéndose que las cosas de valor no derivaban del mundo terrenal, sino de Dios, del “otro mundo”.
Aspecto Ontológico de la Crítica a la Metafísica
La ontología tradicional es “estática”, algo fijo que no se deja ver en este mundo, teniendo así el suyo propio. Por lo tanto, lo que el hombre conoce es pura apariencia. Este mundo es irreal y para estar seguros de la verdad debemos indagar en el otro. El dogmático, según Nietzsche, especula por encima del movimiento del mundo, porque sea lo que sea el ser no lo podemos estudiar dentro del torbellino del ir y venir. Esta separación entre “ser real” y “ser aparente” es un juicio valorativo negativo sobre la vida, porque pone como más importante el mundo de las ideas. Pero en realidad no existe mundo aparente o mundo verdadero, sino el devenir del ser creando y destruyendo el mundo. La ontología se basa, según Nietzsche, en los prejuicios de los filósofos contra la vida, tales como la muerte, la vejez, etc. Por esto la perspectiva del ser se relaciona con la moralidad, emparentando Nietzsche así la división del mundo en real y aparente de Platón con la moral contranatural del cristianismo.
La Nueva Ontología: La Voluntad de Poder
La voluntad de poder es una interpretación de la realidad. Al conocer la muerte de Dios, el hombre indaga en las causas del nihilismo, siendo capaz de sustituirlo. No es dominio, ni opresión ni la facultad psicológica de apropiarse de algo exterior, oponiéndose además a la voluntad de verdad puesto que esta es de apariencia. Es realidad metafísica que designa una pasión, una realidad dinámica, pero no siendo ni ser ni devenir. Es el deseo insaciable de mostrar y de realizar el poder, una capacidad para aspirar a más, crecer, intensificarse y dominar. Es la propia afirmación de la vida y la proyección que favorece el despliegue de esta. A una pulsión, conocimiento y valoración. El superhombre encarna y expresa la voluntad de poder, siendo la creatividad característica de este y de la voluntad de poder. Pero la voluntad del hombre se encuentra limitada en el tiempo, por lo que debemos conocer el tiempo de una forma más adecuada.
La Nueva Antropología: El Superhombre
Es la meta o proyecto artístico, la gran obra de los filósofos artistas politeístas, herederos de la muerte de Dios. No es una consecuencia de la evolución ni de la historia, sino de la necesidad creada. Es un ideal, un ser superador del hombre. Es el hombre que se afirma en el devenir de la vida, se caracteriza por ser fuerte y seguro de la vida, no necesitando prejuicios ni dogmas. Es más que un individuo concreto, es un estado que se alcanza por la aceptación del devenir y del eterno retorno temporal. Dominará la tierra desde su sobreabundancia. Nunca se sentirá culpable de la miseria y evitará la compasión por los débiles. La “gran política experimental” designa el proyecto ético de Nietzsche que es la preparación del mundo para la llegada del superhombre mediante la creación de valores y formas de vida adecuadas.
La Nueva Concepción del Tiempo: El Eterno Retorno de lo Idéntico
Constituye el saber más profundo sobre el tiempo y fundamental, siendo además la verdad más profunda, definitiva, la cual supera toda la verdad conocible. Nietzsche la presenta como una profecía, en la que la vida es un anillo mítico siempre igual a sí mismo. Ya que todo carece de una estructura racional, la vida también carece del sentido vectorial e histórico-progresivo que establecían las culturas occidentales. Antes de Nietzsche, esta teoría fue expuesta por presocráticos como Anaximandro y Heráclito. La esencia de lo que existe es la voluntad de poder, pero esta se agota, por lo que volverá a aparecer. Aunque Nietzsche no desarrolló mucho este simulacro, pensaba que proporcionaría una comprensión total de los acontecimientos. Tiene un claro sentido ético, ya que el hombre tiene que vivir un número de veces infinitas, tendrá que hacerlo de un modo mediante el cual se desee vivir. No solo hay que soportar, incluso debemos amar cuanto nos acontece.