Epistemología o Teoría del Conocimiento en Platón
Conocimiento y Opinión
Distingue Platón dos niveles de saber, uno más claro y otro más oscuro:
- a) El conocimiento propiamente dicho, o conocimiento científico (la episteme).
- b) La opinión (la doxa).
Podemos decir que Platón defiende también un dualismo epistemológico:
- a) El conocimiento científico o la episteme. Es el nivel superior del conocimiento; el saber acerca de la realidad inteligible. Para Platón es el auténtico saber acerca de lo real, y como para Platón lo auténticamente real es lo inteligible, el conocimiento es siempre saber sobre la realidad inteligible. Para alcanzar el conocimiento de lo auténticamente real habrá que dirigir nuestra alma hacia la esfera de lo inmaterial y abstracto.
- b) La opinión o doxa. Es un grado de saber inferior al conocimiento; el saber acerca de la realidad sensible y material. Es un saber confuso, poco fiable, su fuente son los sentidos. Es una tarea inútil pretender hallar conocimiento auténtico del mundo visible o sensible. Platón estaría de acuerdo con los sofistas en que toda opinión es un saber relativo. Para Platón no todo saber es opinión; él distingue entre opinión y conocimiento. Si usamos los sentidos para indagar sobre la realidad sensible obtendremos opinión, pero si usamos la inteligencia para investigar sobre la realidad inteligible e inmutable, alcanzaremos conocimiento.
Ejemplo: Si tras una vida dedicada al estudio y a la reflexión filosófica, mi mente llega a captar la esencia eterna e inmutable de lo justo y a darse cuenta de que, en realidad, la multiplicidad de cosas que llamamos justas no son sino un reflejo o una copia de esa Idea, entonces habré alcanzado conocimiento, no simple opinión.
La Teoría de la Reminiscencia: Conocer es Recordar
Si las Ideas pertenecen a un mundo distinto del nuestro, es decir, si están fuera del mundo sensible y visible ¿cómo puede el alma humana conocerlas? Platón resuelve esta dificultad mediante la teoría de la reminiscencia o anamnesis. Según Platón, el alma, antes de encarnarse en un cuerpo, ha preexistido en el mundo de las Ideas y ha contemplado allí las Ideas, pues la actividad propia del alma es la contemplación de las Ideas. Al entrar en el mundo sensible, el alma olvida las Ideas y solo queda una huella borrosa de las mismas.
La experiencia sensible, en la medida en que las cosas sensibles son una copia de las Ideas, es entonces una ocasión para ”recordar” las Ideas, que han quedado grabadas de forma borrosa en el alma. Platón se vale de mitos de esta clase para ofrecer ”explicaciones verosímiles” de cuestiones difíciles de comprender. Nos advierte que no hay que tomar estos mitos al pie de la letra. Hay que interpretar que Platón está defendiendo con ella cierto innatismo del conocimiento: en el alma de cada ser humano existen ciertos conocimientos y nociones innatas sobre las Ideas, pero son conocimientos oscuros que solo pueden cobrar claridad mediante una educación adecuada. Platón intenta probar esta teoría en un diálogo titulado Menón. En este diálogo un joven esclavo, llega a formular por sí mismo verdades matemáticas. La explicación que encuentra Platón es que estas verdades estaban ya en su alma, eran en cierto sentido innatas, y gracias a las preguntas del maestro ha conseguido ”recordarlas”.
Antropología, Psicología y Ética en Platón
El Ser Humano: Un Compuesto de Cuerpo y Alma
Platón tiene una concepción dualista del ser humano: el ser humano es un compuesto de cuerpo y alma. Este punto de vista se conoce en filosofía como dualismo antropológico. Influenciado por la filosofía pitagórica Platón considera la unión de alma y cuerpo como accidental y en el diálogo titulado Fedro se presenta como un castigo.
- El alma es considerada inmortal e inmaterial, y tiene prioridad sobre el cuerpo; es lo que constituye nuestro ”yo” hasta el punto de que en ocasiones Platón llega a afirmar que ”el ser humano es su alma”. Considera el alma como el principio vital que infunde vida y movimiento al cuerpo, pero es además el principio del conocimiento. El alma es una realidad intermedia entre los dos mundos, en el que ha preexistido. La teoría platónica del alma está cargada de influencias pitagóricas.
- El cuerpo es material y mortal. Platón mantiene una concepción peyorativa del cuerpo: el cuerpo es la cárcel del alma, de la cual esta tiende a liberarse. El cuerpo inclina a la posesión de lo material. El cuerpo arrastra el alma hacia lo sensible, donde jamás encontrará ni la virtud ni el conocimiento.
Las Tres Partes del Alma
Platón establece una división del alma en tres partes: racional, irascible y apetitiva. Cada una de estas partes se relaciona con una función del alma:
- a) La parte racional es la sede de la inteligencia y tiene naturaleza divina. Su sede está en la cabeza.
- b) La parte irascible es la fuente de las pasiones y emociones humanas. Reside en el pecho.
- c) La parte apetitiva es la fuente de los apetitos y deseos materiales del ser humano. Reside en el bajo vientre.
Las partes irascible y apetitiva son irracionales. En el diálogo que lleva por título Fedro, expone Platón el mito de la caída y ascensión del alma humana, en el que el alma es comparada con un carro dirigido por un auriga, que representa a la parte racional, tirado por un caballo blanco y dócil y por otro negro e indomable, que deben ser convenientemente guiados y dirigidos por el auriga. Mediante esta división tripartita Platón pretende explicar dos aspectos de la psicología humana:
- Por un lado, la existencia de conflictos internos en el ser humano, es decir, la lucha interior entre la razón, las pasiones y los deseos materiales, que hace del ser humano un ser en permanente conflicto interior.
- Por otro lado, esta división tripartita del alma sirve a Platón para explicar la existencia de diferentes naturalezas o tipos psicológicos.
Las Virtudes del Alma: El Alma Justa y el Orden del Alma
La virtud principal del alma es la justicia. La justicia en el alma consiste en respetar esta jerarquía natural: que la razón gobierne o rija las pasiones fogosas de la parte irascible y las utilice además para gobernar los deseos y apetitos de la parte apetitiva; es entonces cuando hay concordia y armonía en el alma. Cuando se da esto decimos que hay justicia, y además cada una de las partes del alma habrá desarrollado la virtud que le es propia, pues hay una virtud propia para cada parte del alma. La virtud propia de la parte racional es la sabiduría o prudencia; la de la parte irascible es la valentía; y la de la apetitiva, la templanza o moderación. De la ruptura del orden natural entre las partes del alma es de donde surge la injusticia en el individuo. Por otra parte, para alcanzar la justicia y la perfecta armonía entre las tres partes del alma, el único camino es el conocimiento de la armonía que reina en la esfera del cosmos inteligible. En la forma de entender la justicia como armonía y en la idea de que el conocimiento de la armonía del cosmos ayuda a introducir armonía en la propia alma reconocemos la influencia de los pitagóricos sobre Platón.