Evolución Histórica de la Ciudadanía: De la Antigua Grecia a la Modernidad

La Ciudadanía en la Antigüedad

Grecia

En la antigua Grecia, ser ciudadano equivalía a participar en el gobierno de la propia comunidad. Según Aristóteles, el ciudadano “no se define por nada mejor que por la participación en la administración del gobierno y la justicia”. Se trata de una ciudadanía activa.

Roma

La ciudadanía romana prefigura la moderna en tanto que el ciudadano es sujeto de derechos. Es una ciudadanía pasiva frente a la de la polis griega. Cicerón afirmaba que la sociedad política es “una asociación de hombres unidos por un ordenamiento jurídico”. El vínculo es una comunidad abstracta, no una comunidad de vida como en la polis griega. Es una ciudadanía limitada.

La Edad Media y el Renacimiento

La caída del Imperio Romano marca un largo eclipse de la ciudadanía. San Agustín de Hipona introdujo la ciudadanía cristiana, una ciudadanía “contemplativa”, orientada a la fe.

En algunas ciudades de Italia se conservaron la tradición teórica y ciertas instituciones y prácticas de participación ciudadana, cuyos fundamentos filosóficos constituyen el ‘humanismo cívico’. Sus ideas centrales se resumen en:

  • La recuperación del pensamiento de Aristóteles y Cicerón.
  • La reivindicación de la vida activa, frente a la contemplativa medieval.
  • La secularización del saber.
  • La aceptación de formas de vida diversas, pero conservando las leyes y normas comunes.
  • La defensa de las virtudes cívicas.

Maquiavelo introduce la noción de virtú, cualidad de la República que permite una forma de vida dedicada al interés cívico y la actividad pública del ciudadano. Es lo que hará grande a cualquier república, lo que hizo grande a Roma. Se ha de influenciar en la política para mejorar la vida.

La Edad Moderna y el Surgimiento del Estado-Nación

En los siglos posteriores al Renacimiento, la ciudadanía activa vuelve a desaparecer, aplastada por las burocracias de los nuevos estados centralizados. Los ciudadanos se convierten en súbditos.

Bodin distingue entre el siervo, que tiene una dependencia personal (labrador que trabaja para otro), y el súbdito, con una dependencia solo política (artesano que no tiene señor). El ciudadano (súbdito) tiene ciertos privilegios y derechos que lo distinguen del siervo y del extranjero. El soberano tutela y protege, el súbdito obedece y lo reconoce.

Locke plantea que el individuo precede al ciudadano, y su vinculación con la sociedad es por el interés privado. El ciudadano es un sujeto de derechos que tiene una relación contractual con los conciudadanos y con la sociedad política. Locke presenta al individuo como titular de unos derechos naturales. Al poder le basta con ser consentido. Los derechos operan como límite de la acción del poder, no como constitutivos del ejercicio o el control de este.

Las Revoluciones Burguesas y la Ciudadanía Moderna

Las revoluciones burguesas dieron origen a la ciudadanía moderna. Aspectos esenciales de la ciudadanía:

  1. La ciudadanía legal: ciudadanos iguales ante la ley.
  2. La ciudadanía política: el ciudadano participa en el gobierno.
  3. La ciudadanía nacional-estatal: es ciudadano el miembro de un Estado nación, no los extranjeros.

Las cuestiones esenciales de la ciudadanía moderna son la soberanía popular y la ciudadanía como condición del individuo. El contrato social no es ya un acuerdo entre el soberano y la comunidad, sino de los asociados entre sí.

La Exclusión de las Mujeres y la Lucha por la Igualdad

Las revoluciones burguesas proclamaron la igualdad y la libertad universales, pero excluyeron a las mujeres debido a diferencias “naturales”. Esta desigualdad natural llevará a recluir a la mujer al ámbito privado y a definirla como naturaleza complementaria del varón.

Contra esta postura, se alzaron las primeras feministas y algunos ilustrados, argumentando a favor de la igualdad, la razón y la libertad. Mary Wollstonecraft demostró que las mujeres, al igual que los hombres, tienen una capacidad de razón innata innegable.

Definición y Características de la Ciudadanía Moderna

Ciudadanía: relación que se establece entre un individuo y la comunidad política en que está inscrito como miembro de pleno derecho.

Rasgos esenciales de la ciudadanía moderna:

  • Un conjunto de derechos y deberes.
  • Una forma peculiar de inserción en la comunidad a través de derechos y deberes.
  • Unas reglas que rigen la convivencia.

La ciudadanía se refiere siempre a una comunidad con unos rasgos y una historia concretos; otorga unos derechos y unas obligaciones específicos, y los ciudadanos disponen de mecanismos de participación más o menos amplios.

Identidad, Pertenencia y los Desafíos de la Ciudadanía

La ciudadanía denota una forma concreta de identidad colectiva que puede ser más o menos amplia, más o menos incluyente. Los requisitos que se exigen para ser miembro de pleno derecho pueden ser más o menos estrictos de un país a otro, de un tiempo a otro, pero siempre tienen un componente de exclusión. Se define ciudadano por oposición con quien no lo es. Los criterios con que se atribuye la pertenencia tienen un carácter de condicionantes externos, no políticos. Se basan en unos vínculos preexistentes a la comunidad política.

Hay dos detalles definitorios de la pertenencia, especialmente relevantes en el debate filosófico-político actual:

  1. La identidad: la ciudadanía va más allá del conjunto de derechos que otorga, implica una conciencia identitaria. El ciudadano se siente vinculado por lazos de afecto y lealtad.
  2. La comunidad es anterior al pacto político: la ciudadanía no es convencional; en las sociedades modernas es parte de una identidad nacional que tiene un carácter pre-político.

La noción de pertenencia conlleva conflictos de difícil solución:

  • Un primer conflicto es la tensión entre la concepción universalista-particularista de la idea de ciudadanía. Esta tensión se ha visto reflejada con frecuencia en los conflictos de muchos países: el conflicto de lealtades.
  • Otra tensión siempre presente es la que se da entre homogeneidad y diferencia. Es el problema de las minorías que no forman parte del grupo mayoritario.
  • Y, finalmente, la plena integración de la mujer como ciudadana en todas las dimensiones que exige una ciudadanía moderna sigue siendo una cuestión en que se ha de profundizar.

La Ciudadanía como Sujeto de Derechos

En la época romana, la ciudadanía se ha vinculado con derechos. Un ciudadano es un sujeto de derecho. El discurso político dominante ha equiparado el desarrollo de la ciudadanía con la extensión progresiva de los derechos (que el concepto de ciudadanía ha progresado, ha mejorado). Ser ciudadano es tener la garantía de poder disfrutar de unos derechos.

En el siglo XX, Marshall distingue tres tipos de derechos:

  1. Civiles: garantizan la libertad individual (libertad de expresión, de conciencia, de que no te maten, no te roben, etc.).
  2. Políticos: garantizan el control del poder político y la participación en la toma de decisiones (poder ser alcalde, etc.).
  3. Sociales: el derecho a un mínimo de seguridad y de bienestar (derecho a paro, seguros, pensiones, etc.).

Desde esta perspectiva, la libertad es el detalle característico y esencial de la ciudadanía. Estos tres derechos son fundamentales para disfrutar de libertad.