El Teatro Español de Finales del Siglo XX
Romero Esteo: Un Autor Maldito y Reconocido
Romero Esteo, figura maldita y reconocida fuera de nuestras fronteras, se caracteriza por su enfoque literario e irrepresentable. Su obra explora la condición humana y refleja sus propias experiencias. Rompe con la cultura oficial a través de secuencias, acotaciones dramatizadas, parodia y desmitificación. Destacan obras como Pizzicato irrisorio y Gran pavana de lechuzos.
El Teatro Independiente
- Teatro underground: Se caracteriza por su carácter político, moral y económico, alejado de lo comercial.
- Teatro colectivo: Busca combatir los recursos lingüísticos convencionales del teatro. Grupos como Els Joglars y Els Comediants son ejemplos de esta corriente.
- El repertorio es expresión del grupo, fusionando teatro y vida.
- El teatro se concibe como una labor de conjunto, no individual.
- El texto teatral pierde valor, convirtiéndose en un mero apoyo.
- El teatro se adapta a los destinatarios, con preferencia por el público popular.
- Teatro de calle: Auge en los años ochenta.
- Se aleja del emisor y receptor tradicionales.
- Integra espacios urbanos.
- La experimentación destaca los elementos plásticos sobre la palabra.
- Los espectáculos son itinerantes, como desfiles y pasacalles.
El Teatro Español en los Últimos Años
El teatro español experimenta una crisis: escasez de autores y obras, cierre de teatros y disminución de subvenciones. Sin embargo, los premios teatrales persisten y el teatro comercial subsiste. Se observan las siguientes tendencias:
- Continuidad de grupos independientes como Els Joglars y Els Comediants, y surgimiento de nuevos como La Fura dels Baus y La Cubana.
- Durante la Transición, se innova en técnicas y temas, escenificando a renovadores como Lorca o Valle-Inclán.
- Autores relevantes:
- Fernán Gómez: Las bicicletas son para el verano.
- Manuela Reina: Evoluciona del teatro histórico a la comedia de crítica social, como en Alta seducción.
- Ana Diosdado: Los ochenta son nuestros.
- Sanchís Sinisterra: Destaca con ¡Ay, Carmela! Sus obras se sitúan en el límite entre la teatralidad y la narración.
- Alonso de Santos: Aborda temas de actualidad de forma realista y sainetesca. La estanquera de Vallecas y Bajarse al moro son algunas de sus obras más conocidas.
La Novela y el Cuento Hispanoamericanos en la Segunda Mitad del Siglo XX
Antecedentes: La Novela Realista, Regionalismo y Problemas Sociales
Mientras la poesía se renovaba con el Modernismo, la novela seguía los cauces del siglo XIX. El realismo dominó la novela hasta los años 40.
Entre 1910 y 1920:
- Los de abajo (1916) de Mariano Azuela, sobre la Revolución Mexicana.
- Raza de bronce (1919) de Alcides Arguedas, sobre la explotación indígena.
Características: Indigenismo, enfoque político-social y presencia de la naturaleza.
De 1920 a 1940:
Se consolidan las tendencias anteriores, con énfasis en la lucha del hombre con la naturaleza, la miseria y las dictaduras.
- La vorágine (1924) de José Eustasio Rivera, ambientada en la selva amazónica.
- Don Segundo Sombra (1926) de Ricardo Güiraldes, sobre la pampa y el gaucho argentino.
- Doña Bárbara (1929) de Rómulo Gallegos, fresco de las tierras venezolanas.
- El mundo es ancho y ajeno (1941) de Ciro Alegría, sobre indígenas despojados de sus tierras.
Hacia la Renovación: La Superación del Realismo
A partir de 1940, se buscan nuevos temas y técnicas, manteniendo los motivos tradicionales. Novedades:
- Temas urbanos junto a los rurales.
- Problemas humanos, no solo sociales.
- Fantasía junto a la realidad: “Realismo mágico” o “Lo real maravilloso”.
- Mayor preocupación por las estructuras y el estilo, influenciados por novelistas europeos y norteamericanos.
Autores destacados:
- Jorge Luis Borges (Argentina, 1899-1986): Cuentos que exploran lo insólito y excepcional, con juegos mentales llenos de inteligencia. Obras: Ficciones y El Aleph.
- Miguel Ángel Asturias (Guatemala, 1899-1974): Aborda temas tradicionales de forma innovadora. Señor Presidente (1946) trata la dictadura con técnica expresionista. Premio Nobel en 1967.
- Alejo Carpentier (Cuba, 1904-1980): Los pasos perdidos (1953) y El siglo de las luces (1962) muestran su avance en la renovación narrativa.
- Juan Rulfo (México, 1918-1986): El llano en llamas (1953) es una colección excepcional de cuentos. Pedro Páramo (1955), novela magistral que mezcla vida y muerte, lo real y lo sobrenatural, lo personal y lo social, influyó en autores posteriores.
La Nueva Novela Hispanoamericana: El “Boom”
En los años 60, autores como Cortázar, Vargas Llosa, García Márquez, Sábato y Fuentes fascinan a los lectores europeos, situando la narrativa hispanoamericana en el primer nivel mundial. Estos novelistas continúan las innovaciones de sus predecesores, ampliando el universo temático, profundizando en el “realismo mágico”, experimentando con estructuras, lenguaje y estilo, y derrochando creatividad.
Cinco autores destacados (entre muchos otros como Mujica Láinez, Onetti, Lezama Lima, Uslar Pietri, Roa Bastos, Arreola, Donoso, Sarduy, Cabrera Infante, etc.):
- Gabriel García Márquez (Colombia, 1928): En sus novelas y cuentos destaca Macondo, trasunto de su Aracataca natal. El coronel no tiene quien le escriba y Cien años de soledad (1967) se ambientan allí. En esta última, narra la historia de la familia Buendía, mezclando realidad y fantasía. Imaginación creadora y facilidad para contar son sus principales virtudes. Otras obras: Crónica de una muerte anunciada (1981) y El amor en los tiempos del cólera (1986). Premio Nobel en 1982.
- Julio Cortázar (Argentina, 1914-1984): Estupendo autor de cuentos (Historias de cronopios y de famas) y novelista en el que lo fantástico surge de lo cotidiano, mostrando la complejidad de lo real. Rayuela (1963) es un alarde de maestría estilística y estructural (admite varios itinerarios de lectura).
- Mario Vargas Llosa (Perú, 1936): Sorprendió con La ciudad y los perros (1962). Conversación en la catedral (1969) es una extensa novela donde dos personas hablan de sus vidas fracasadas, evocando todo un mundo. Tras una etapa experimentalista, en los ochenta regresa a la narratividad y el humor con obras como Pantaleón y las visitadoras o Lituma en los Andes.
- Ernesto Sábato (Argentina, 1911): Autor de El túnel (1948), Sobre héroes y tumbas (1961) y Abaddón el exterminador (1974). Las dos últimas ofrecen una visión apocalíptica y crítica de nuestro mundo, con estructuras narrativas libres y complejas.
- Carlos Fuentes (México, 1928): Aúna virtuosismo técnico y carga crítica. Títulos destacados: La región más transparente (1958) y La muerte de Artemio Cruz (1962). Premio Cervantes en 1987.
La Sombra del “Boom”: Últimos Novelistas
Tras la internacionalización de la narrativa hispanoamericana, sus mejores autores siguen publicando, mientras se abren paso nuevas generaciones. Los nuevos narradores acceden a un mercado más atento a las novedades hispanoamericanas, pero deben luchar por estar a la altura, o a la sombra, de sus predecesores. Entre los novelistas destacan:
- Manuel Puig (Argentina, 1932): Obras modernas y culturalistas como La traición de Rita Hayworth (1968), The Buenos Aires affair (1973) y El beso de la mujer araña (1976).
- Alfredo Bryce Echenique (Perú, 1939): Sorprende por su sentido del humor y su capacidad para caricaturizar. Obras representativas: Un mundo para Julius (1970), La vida exagerada de Martín Romaña (1981) y El hombre que hablaba de Octavia de Cádiz (1985).
- Isabel Allende (Chile, 1942): Su obra muestra el influjo de García Márquez. Se aprecian vetas mágicas, compromiso social y la voluntad de contar con sencillez. La casa de los espíritus (1982) fue un éxito de ventas mundial. Otras narraciones: Eva Luna (1987), Paula (1994) e Hija de la fortuna (1999).
Como cuentistas, además de los ya señalados, destacan:
- Augusto Monterroso (Guatemala): Lo demás es silencio.
- Mario Benedetti (Uruguay): Buzón de tiempo.
- Eduardo Galeano (Uruguay): Las bocas del tiempo; Espejos.
Estos tres últimos reconocidos en Europa fundamentalmente a partir de los años 80.