La Ilustración en España y Castilla-La Mancha en el Siglo XVIII: Reformas y Sociedad
Tras la prolongada crisis del siglo XVII, el siglo XVIII se abrió a la esperanza de la regeneración. Las ideas ilustradas se difundieron lentamente, a la vez que se revitalizaba la vida intelectual española con la creación de la Biblioteca Nacional y la Academia de Historia, entre otras instituciones. Bajo el reinado de Carlos III, considerado el monarca ilustrado por excelencia, grandes ilustrados como el conde de Aranda, Floridablanca, Campomanes y Jovellanos unieron su talento a la actuación política. La mayor parte de las obras ilustradas se orientaron a la crítica de los factores que provocaban el atraso económico e intelectual de España, como la gran influencia que todavía tenía la Iglesia, la escasa valoración social de la ciencia y la tecnología, y la mala situación agraria.
Reformas de Carlos III
Carlos III, con ayuda de estos hombres ilustrados, emprendió una serie de reformas para hacer frente al atraso económico y cultural español:
- Reformas económicas: mejora de las técnicas agrarias para aumentar la producción y puesta en explotación de nuevas tierras.
- Reformas institucionales: se dio más poder a los ayuntamientos en detrimento de la nobleza local.
- Reformas religiosas: limitación del poder de la Inquisición, expulsión de los jesuitas y mayor influencia del rey en los nombramientos de cargos eclesiásticos.
- Reformas militares: se estableció el servicio militar obligatorio con el sistema de quintas (uno de cada cinco mozos debía realizar el servicio militar).
Castilla-La Mancha durante la Guerra de Sucesión
En lo que respecta al ámbito castellanomanchego, el siglo XVIII comienza con la región en el primer plano de la política nacional al producirse en su seno dos importantes y decisivos hechos de armas: la batalla de Almansa (Albacete), en 1707, y las de Brihuega y Villaviciosa (Guadalajara) en 1710. Estas batallas cambiaron, en favor de la nueva dinastía de los Borbones, el signo de la internacionalizada Guerra de Sucesión Española. En general, nuestra región fue fiel al candidato francés, Felipe de Anjou.
Demografía en Castilla-La Mancha
Durante este siglo, las provincias de Toledo, Guadalajara y Cuenca perdieron población, pero en las provincias de Ciudad Real y Albacete, sobre todo en la zona de La Mancha, la población creció bastante. Se consolidaron, más que nunca, los grandes poblachones manchegos tan típicos entre el Tajo y el Guadiana, mientras que las principales ciudades intentaron recuperarse de la sangría sufrida por la masiva emigración a la corte madrileña. A pesar de este crecimiento, el total de habitantes apenas llegaba al millón, de ahí los esfuerzos que llevaron a cabo reyes como Carlos III para repoblar algunas zonas y mejorar las comunicaciones arreglando caminos y construyendo casas de postas. En el resto del país se produjo un crecimiento demográfico lento pero continuado, alcanzando la población algo más de diez millones de habitantes, debido a un aumento de la natalidad y a un descenso de la mortalidad.
Economía en Castilla-La Mancha
En lo referente a la economía, la agricultura siguió siendo el sector dominante y determinante. Aun así, los métodos agrícolas y ganaderos no variaron sustancialmente respecto a los modos tradicionales (cereal, vid, olivo y ganadería trashumante).
La industria textil conoció serios avances, sobre todo con la iniciativa estatal de la Real Fábrica de Paños de Guadalajara, Brihuega y Cuenca. Otras industrias dignas de mención son la de armas de Toledo y la de sedas en Talavera de la Reina. Por desgracia, las malas comunicaciones, la falta de materias primas y la escasez de capitales provocaron la crisis de muchas de estas fábricas a finales del mismo siglo XVIII. Es importante mencionar, sobre todo para la provincia de Ciudad Real, la minería: había carbón al sur de Toledo y el Campo de Montiel, en Hellín se explotaba azufre y en Almadén, mercurio.
El comercio se benefició de la mejora de las comunicaciones, especialmente con Madrid y Andalucía (habilitación del puerto de Despeñaperros). Además, se suprimieron las aduanas y los peajes entre Aragón y Castilla, con lo que el comercio interior mejoró. Igualmente se revitalizó el comercio con América, autorizando a todos los puertos españoles a comerciar con este continente, y no solo a los castellanos.
Sociedad en Castilla-La Mancha
En cuanto a la sociedad, el bloque nobiliario y eclesiástico mantuvo su tradicional importancia, basada en un todavía vigoroso régimen señorial. Los levantamientos y motines populares que afectaron al resto de España debido al alza de precios, hambre o malos gobiernos, también llegaron a nuestra región.
Administración y Organización Territorial
En el ámbito administrativo, se avanzó en la identidad de toda esta zona al crearse la gran provincia de La Mancha en 1718, que no solo otorgó entidad propia a las tierras manchegas (de Ciudad Real fundamentalmente) respecto a las toledanas, sino que marcó un hito territorial que sería fundamental dos siglos y medio más tarde a la hora de crear el ente autonómico actual. Mientras, gran parte de la provincia de Albacete siguió vinculada al reino de Murcia por razones estratégicas, mientras que Guadalajara continuó su satelización respecto a Madrid.
Cultura y Sociedades Económicas de Amigos del País
Por último, en el aspecto cultural han de ser mencionadas las Sociedades Económicas de Amigos del País, verdaderos clubes patrióticos de fomento de la riqueza que sirvieron de correa de transmisión de los ideales reformistas del gobierno y que fueron sostenidos por los elementos más activos y comprometidos de la sociedad (profesionales liberales, funcionarios, clérigos).