El Sistema Político de Cánovas del Castillo: Constitución de 1876, Bipartidismo y Caciquismo

El Sistema Político de Cánovas del Castillo y la Restauración

Cánovas del Castillo no buscaba el retorno a los tiempos de Isabel II, sino la vertebración de un nuevo modelo político que superara algunos de los problemas endémicos del liberalismo precedente: el carácter partidista y excluyente de los moderados durante el reinado isabelino, el intervencionismo de los militares en la política y la proliferación de enfrentamientos civiles. Para conseguir su propósito se plantearon dos objetivos: elaborar una constitución que vertebrara un sistema político basado en el bipartidismo y pacificar el país poniendo fin a la Guerra de Cuba y al conflicto carlista.

La primera medida política de importancia fue la convocatoria de elecciones para unas Cortes Constituyentes, porque la Constitución de 1869, defendida por las fuerzas políticas más democráticas, había quedado de hecho sin efecto tras la proclamación de la República. Aunque Cánovas no era partidario del sufragio universal, dispuso que las primeras elecciones del nuevo régimen se hicieran con este sistema, a pesar de que posteriormente habrían de volver al sufragio censitario.

La Constitución de 1876

La Constitución elaborada el año 1876 es una muestra clara del liberalismo doctrinario, caracterizado por el sufragio censitario y la soberanía compartida entre las Cortes y el rey. Se trataba, por tanto, de una constitución de carácter claramente conservador e inspirada en los valores históricos tradicionales de la monarquía, la religión y la propiedad. Las Cortes eran bicamerales y se componían de Senado y Congreso de los Diputados, este último de carácter electivo. La Constitución no fijaba el tipo de sufragio, pero una ley de 1878 estableció el voto censitario, limitado a los contribuyentes más grandes. La Constitución también proclamaba la confesionalidad católica del Estado y contenía una declaración de derechos.

Bipartidismo y Turno Pacífico

Cánovas del Castillo introdujo un sistema de gobierno basado en el bipartidismo y en la alternancia en el poder de los dos grandes partidos, el conservador y el liberal, que renunciaban a los pronunciamientos como mecanismo para acceder al gobierno. Se aceptaba, por tanto, que habría un turno pacífico de partidos que garantizaría la estabilidad institucional mediante la participación en el poder de las dos familias del liberalismo y que pondría fin a la intervención de los militares en la vida política.

Los Partidos Dinásticos

Cánovas transformó el partido alfonsino en el Partido Liberal Conservador, que más adelante fue llamado simplemente Partido Conservador. Su proyecto bipartidista necesitaba otro partido de carácter más progresista, y él mismo propuso a Sagasta la formación del Partido Liberal. Ambos eran partidos de minorías con unas bases sociales que se nutrían principalmente de las élites económicas y de la clase media acomodada.

La alternancia regular en el poder entre estas dos grandes opciones dinásticas (turno pacífico) tenía como objetivo asegurar la estabilidad institucional. El turno en el poder quedaba garantizado porque el sistema electoral invertía los términos propios del sistema parlamentario. Así, cuando el partido de gobierno sufría un proceso de desgaste político y perdía la confianza de las Cortes, el monarca llamaba al jefe del partido de la oposición a formar gobierno. Entonces este convocaba elecciones con el fin de conseguir el número de diputados necesario para formar una mayoría parlamentaria que le permitiera gobernar.

Los Conservadores y Liberales en Cataluña

  • Conservadores catalanes: Se reunían alrededor de figuras como el jurista Manuel Duran i Bas. Situados en la franja católica y conservadora del partido, se oponían a la tolerancia sancionada por la Constitución de 1876 y también a la política centralizada de Cánovas. También se mostraron totalmente contrarios al reformismo propuesto por los liberales cuando estos accedieron al poder.
  • Liberales catalanes: Se articulaban alrededor de antiguos progresistas, como Víctor Balaguer y Francesc Rius i Taulet. Defendían un reformismo político que extendiera las libertades individuales, redujera la influencia de la Iglesia y ampliara las bases sociales del sistema (sufragio universal).

Falseamiento Electoral y Caciquismo

La alternancia en el gobierno fue posible gracias a un sistema electoral corrupto y manipulador que no dudaba en comprar votos, falsificar actas y utilizar prácticas coercitivas sobre el electorado, valiéndose de la influencia y del poder económico de determinados individuos sobre la sociedad (caciquismo).

Todo un conjunto de trampas electorales ayudaba a alcanzar este objetivo: es lo que se conoce como el pucherazo, es decir, la adulteración sistemática de los resultados electorales. Así, para conseguir la elección del candidato gubernamental, no se dudaba en falsificar el censo (incluyendo personas muertas o impidiendo votar a las vivas), manipular las actas electorales, ejercer la compra de votos y amenazar al electorado con coacciones de todo tipo (impedir la propaganda de la oposición e intimidar a sus simpatizantes o no dejar actuar a los interventores).

Además del falseamiento electoral, el sistema se basaba en el caciquismo. Los caciques eran individuos o familias que, por su poder económico o por sus influencias políticas, controlaban una determinada circunscripción electoral.