La Industrialización en España durante el Siglo XIX: Un Proceso Incompleto
Introducción
Durante el reinado de Isabel II se sucedieron tres acontecimientos muy importantes y relacionados entre sí: el primero es el triunfo del liberalismo, lo que supuso la caída del Antiguo Régimen; el segundo es el surgimiento del carlismo, que era la resistencia ante todo cambio político; y por último, el desarrollo del capitalismo impulsado por las desamortizaciones y el inicio de la Revolución Industrial en España.
La Primera Revolución Industrial en España
España experimentó durante esta época un proceso de moderación y aceleración industrial. Este fenómeno se concentró en Barcelona, Bilbao, Oviedo y Málaga por su fácil accesibilidad por mar y por su proximidad a Francia y Gran Bretaña.
El resto del país permaneció desindustrializado. La incorporación de España resultó tardía, incompleta y desequilibrada, tanto regional como sectorialmente.
Las causas que explican este retraso son:
- Motivos políticos: La pérdida de los territorios americanos, la Guerra de la Independencia, la inestabilidad durante el reinado de Fernando VII y las guerras carlistas más tarde.
- La escasez del carbón, la carencia de materias primas, la deficiente red de comunicaciones, el atraso tecnológico español, la falta de capitales nacionales, la dependencia técnica, la debilidad del mercado interior español, el excesivo apego de los grupos industriales españoles a las protecciones arancelarias (cuya consecuencia fue la escasa competitividad en el mercado internacional), el estancamiento de la agricultura, los resultados negativos de la desamortización y factores socioculturales.
El Desarrollo Textil Catalán
Cataluña gozaba de una tradición manufacturera textil desde la Edad Media, con un paréntesis durante la invasión napoleónica. Además, a partir de 1820 el mercado tradicional quedó liquidado. Este paréntesis acabó en 1830, cuando comenzó a desarrollarse la moderna industria textil financiera. La primera fábrica fue fundada por Bonaplata; contaba con una fundición de acero para hacer sus propias máquinas. El gobierno reembolsó parte del capital de la empresa a Bonaplata.
Este despegue de la industria textil fue frenado por la Primera Guerra Carlista, ya que en 1835 la industria de Bonaplata fue incendiada. Sin embargo, de 1840 a 1861 la iniciativa de Bonaplata volvió a activarse y se modernizó la producción. Las importaciones de algodón se multiplicaron por seis.
Las fábricas textiles que movían sus máquinas con la corriente de los ríos se cambiaron a la energía del vapor. La industria textil catalana ya estaba por detrás de Gran Bretaña, Estados Unidos y Francia, pero por delante de Bélgica e Italia.
La Guerra de Secesión en Estados Unidos hasta 1865 disparó el precio del algodón crudo, así que la lana ocupó su lugar, con sus centros de producción en Sabadell y Tarrasa, que se beneficiaron del trazado ferroviario.
La Siderurgia
Solo a partir de 1880 se consolidó en Vizcaya una industria siderúrgica moderna. España era rica en mineral de hierro, pero el carbón era escaso y de mala calidad.
El primer intento de instalar una moderna siderúrgica en España surgió en Málaga. En 1832 funcionaron los primeros altos hornos en las factorías de La Concepción en Marbella y La Constancia en Málaga. Pero la dificultad más grave era la inexistencia de coque. En las últimas décadas del siglo XIX, la siderurgia vasca se convirtió en el símbolo de la siderúrgica española gracias a la abundancia de mineral de hierro.
La Minería: La Dependencia del Exterior
La minería hasta mediados de siglo pertenecía a la Corona y después al Estado, para acabar a partir de 1868 en manos de compañías extranjeras con largas concesiones que permitieron modernizar los procedimientos y agotar los recursos. Los minerales extraídos fueron el plomo, el cobre y el mercurio.
Algo parecido ocurrió con el cobre en el norte de Huelva, ya que las compañías extranjeras extrajeron del suelo español dos terceras partes del cobre del mundo hasta la Primera Guerra Mundial. Todos estos beneficios se perdieron para España.
El mercurio de Almadén cayó en manos de la familia Rothschild. La construcción del ferrocarril y la explotación minera se hicieron en beneficio del capital extranjero.
Otras industrias: El desarrollo de la siderurgia daría lugar al nacimiento de una industria metalúrgica y mecánica de transformación de reducidas dimensiones.
El Transporte y sus Modificaciones
En la España del siglo XIX, el problema del transporte fue uno de los obstáculos para la modernización económica.
A pesar del notable programa de construcción de carreteras, con el que España contó a finales de siglo con unos 36.000 km, la construcción de la red ferroviaria en España se retrasó unos treinta años. La primera ley de 1844, por la que el Estado se reservaba la concesión de las líneas ferroviarias, dejaba su construcción a la iniciativa privada. Tan solo se construyeron unas pocas líneas. Se cometió un grave error, que era hacer el ancho de vía mayor que la norma europea.
El impulso vino con la Ley General de Ferrocarriles de 1855, aprobada por los progresistas.
Entre 1856 y 1866, la red de ferrocarriles alcanzó unos 5.000 km; se debió al apoyo estatal y a la aportación de capital, de la tecnología y de la iniciativa extranjera. El ferrocarril se utilizó para productos siderúrgicos y de las industrias mecánicas.
Política Comercial: Proteccionismo y Librecambismo
Durante el siglo XIX se debatieron entre la alternativa de una política proteccionista o una librecambista (aranceles bajos).
- Los proteccionistas: Agrupados en la asociación Fomento del Trabajo Nacional, adujeron que la protección era imprescindible para el desarrollo de la industria nacional frente a la competencia extranjera.
- Los librecambistas: Crearon la Asociación para la Reforma de los Aranceles y tuvieron eco en las masas urbanas, para las que el librecambio significaba pan barato.
Para el Estado, siempre lo deseable era un arancel bajo que incrementase el comercio exterior y los ingresos. La política arancelaria española fue proteccionista hasta el llamado “Arancel Figuerola”.
Conclusión
La Revolución Industrial se realizó, aunque fue una revolución incompleta. Por lo que respecta a su carácter tardío, lo fue respecto a la Europa atlántica, pero no respecto al resto de Europa en general.
- En agricultura se realizó la reforma agraria, pero no se hizo la reforma agraria que hubiera sido de desear, pensando además en entregar todas las tierras a la iniciativa privada para que la agricultura desarrollase todas sus potencialidades.
- Se logró una cierta industrialización, pero limitada a algunos sectores y regiones. La industrialización arrastró el problema de la falta de capitales y tecnología.
- En minería se inició una gran explotación de los recursos, pero no se pudieron aprovechar las riquezas del subsuelo.