La narrativa española posterior a 1936
La narrativa de los años 40 en la España franquista
De la narrativa de los años 40 cultivada en la España franquista destacan las siguientes corrientes:
- Novela nacionalista: la novela de los vencedores plasmó sobre todo la visión ideológica falangista y la reivindicación de ciertos valores considerados fundamentales como la familia y la religión; todo ello narrado de forma maniquea (una novela de buenos y malos). La obra más característica de este género es La fiel infantería de García Serrano.
- Novela realista de línea tradicional: se ajusta a las técnicas de la novela realista decimonónica. Muy destacadas en esta línea son la cinco novelas conocidas como La saga de los Ríus de Ignacio Agustí, la obra de Juan Ignacio Zunzunegui y las primeras piezas narrativas de Miguel Delibes, autor que ocupará el panorama de posguerra posteriormente (así en su primera obra La sombra del ciprés es alargada). Delibes desemboca en las décadas siguientes en el Realismo de ambiente rural ( en El camino, Las ratas o Los santos inocentes, nueva obra maestra sobre la vida de los humillados) y de ambientes urbanos, casi siempre para denunciar a la burguesía estúpida, inútil y provinciana (Cinco horas con Mario, El príncipe destronado).
- Novela tremendista o existencialista: surge con La familia de Pascual Duarte (1942) de Camilo José Cela y se confirma con Nada (1944), de Carmen Laforet, novelas que ofrecen una visión descarnada de la realidad española, y unos personajes que viven situaciones de violencia, rutina sin salida, sufrimiento y aislamiento. Ambas obras constituyen un acontecimiento en el apagado panorama literario de aquellos tiempos e inauguran una novela centrada en temas referidos a la sordidez y miseria cotidianas, la frustración y la angustia personal, con personajes desarraigados o marginados (perdedores de la guerra, campesinos incultos y violentos, asesinos…).
La narrativa en el exilio
- Paralelamente, algunos autores desarrollan una interesante obra novelística en el exilio: componen obras de temática diversa pero que suelen girar alrededor del tema de España (el recuerdo de la infancia y la juventud, la guerra, la tragedia del exilio…), si bien algunos de ellos se integraron en su nueva realidad e incorporaron otros temas del presente, o eligieron enfoques simbólicos o alegóricos. En general, cultivaron un realismo renovado que incluye distintas aportaciones. Entre los más importantes cabe citar a Ramón J. Sender (Réquiem por un campesino español), Max Aub, Francisco Ayala y Rosa Chacel.
La narrativa en la década de los 50: El Realismo crítico
En la década de los 50, aunque se cultivan otras tendencias narrativas, es un período que sobresale por el auge del Realismo crítico (o social) o Neorrealismo, nueva corriente que se caracteriza por:
- Reflejar la realidad de la época, de constituirse en testimonio de la situación social e histórica del país (novela comprometida).
- Influencia de la literatura y el cine europeo (el Neorrealismo italiano fundamentalmente) y la novelística norteamericana.
- Objetivismo: la función del novelista consiste en registrar en toda objetividad hechos y conductas externas de personas o grupos sin comentarios ni valoraciones personales.
- Estructura fragmentaria, formada por secuencias narrativas al modo de las empleadas en el cine.
- La acción suele transcurrir en un corto período de tiempo (unas horas, unos días) y en un espacio limitado.
- El protagonista es representativo de una clase o grupo social: el propio grupo es, con frecuencia, el protagonista (personaje colectivo); en algunas obras se tiende al maniqueísmo de los buenos obreros y los malvados burgueses.
- Los temas: denuncia social centrada en el ámbito rural (p.ej. Los bravos de Fernández Santos); el mundo del trabajo y las relaciones laborales (La mina de López Salinas); la vida urbana en especial de las clases bajas y medias (La colmena de Cela o El Jarama de Sánchez Ferlosio) y el mundo burgués, frívolo y provinciano (Juegos de manos de Juan Goytisolo).
- Lenguaje sencillo, accesible al gran público.
La narrativa en la década de los 60: La renovación narrativa
Los años 60 vienen caracterizados por un rechazo creciente de la novela social y por un proceso de renovación narrativa. Dos eran las acusaciones principales contra los novelistas sociales de los cincuenta: la inutilidad de su concepción de la literatura como instrumento de cambio social y el empobrecimiento de la calidad artística. Aparece así un tipo de novela experimental, más preocupada por los aspectos formales y lingüísticos del relato que por la reproducción objetiva de la realidad: el cómo se cuenta tiene tanto interés como lo que se cuenta. En este cambio de rumbo de la novela influyen tres factores determinantes:
- El conocimiento de los grandes novelistas europeos y norteamericanos del siglo XX: Marcel Proust, Thomas Mann, Kafka, James Joyce, William Faulkner y Ernest Hemingway.
- El descubrimiento de la nueva novela hispanoamericana, con dos autores clave: Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez.
- La publicación en 1962 de Tiempo de silencio de Luis Martín Santos, obra que señala el comienzo de una nueva etapa de la narración española. Además de su fuerte contenido social, esta obra incorpora las técnicas narrativas modernas (monólogo interior, ironía, lenguaje cultista y barroco, ruptura de la secuencia cronológica…).
Esta renovación novelística afecta de manera especial a las técnicas narrativas, de las que destacan:
- Perspectivismo: aunque no se abandona el narrador omnisciente o el narrador objetivo se recurre con frecuencia al narrador múltiple, que permite enfocar la historia desde varias perspectivas.
- La ruptura del orden cronológico en la narración de los hechos y la presencia de un tiempo reducido; se producen retrocesos al pasado, saltos temporales (flash back) o superposición de distintos planos (técnica del contrapunto).
- Empleo del monólogo interior y el fluir de la conciencia para la expresión de las vivencias y sentimientos del protagonista; también son importantes el diálogo en estilo directo y el estilo indirecto libre.
- Riqueza expresiva manifestada en la elaboración retórica del discurso, en la creación de nuevos términos, en el uso paródico o satírico de distintos tipos de lenguaje y en la diversidad de registros.