La Escultura de Miguel Ángel: Un Legado Imperecedero en el Renacimiento

La escultura del Renacimiento, fuertemente influenciada por la tradición clásica, fue la disciplina artística que primero adoptó los nuevos planteamientos estéticos de la época. Los temas predominantes eran religiosos y mitológicos, junto con la naturaleza y los retratos. El ser humano se convirtió en el motivo principal de la representación, resurgiendo el desnudo y las proporciones armoniosas en las figuras. Los esquemas compositivos eran simples, buscando el equilibrio, y se empleaban técnicas que buscaban la profundidad. Los materiales más utilizados fueron el mármol y el bronce, reflejando la influencia clásica. Además, existía un gran interés por la textura de las superficies, que podían presentar acabados muy pulidos o facturas más abocetadas y expresivas. Como iniciador de la escultura del Quattrocento destaca Ghiberti.

El Cinquecento y la Genialidad de Miguel Ángel

En el Cinquecento, continuó el sentido clasicista del siglo XV, con un énfasis en el equilibrio y la armonía tanto en temas religiosos como mitológicos. Los temas religiosos se vinculaban al concepto de clasicismo, materializado en estructuras piramidales, cerradas y estáticas. Sin embargo, se introdujo una mayor agitación compositiva, movimiento y monumentalidad.

El gran escultor, no solo del siglo XVI sino de todo el Renacimiento, fue Miguel Ángel Buonarroti. Aunque cultivó la arquitectura, la poesía, el urbanismo y la pintura, siempre se consideró a sí mismo principalmente un escultor. Firmaba como “escultor florentino” y definía la escultura como el arte de “sacar”, no de “añadir”. Para él, el bloque de mármol ya contenía la figura; solo había que descubrirla.

Miguel Ángel añadió al clasicismo una monumentalidad y un movimiento únicos. Sus figuras son siempre grandiosas, verdaderos titanes, más dioses que hombres. Sus facciones son perfectas y sus gestos terribles (la terribilitá), llenas de vitalidad. La musculatura se vuelve cada vez más acusada en sus desnudos. Se pueden distinguir tres etapas en la escultura de Miguel Ángel:

• a) Juvenil clasicista (1491-1505): Corresponde al Alto Renacimiento, donde su arte expresa la búsqueda de la Belleza Ideal, como se aprecia en el David.
• b) Periodo de madurez (1505-1534): Inicia la disolución del ideal estético del clasicismo y aparecen tendencias estéticas manieristas.
• c) Periodo de vejez (1548-1564): En los últimos años de su vida, la crisis interior del artista se plasma en obras de claro contenido religioso llenas de dramatismo.

Biografía de Miguel Ángel

Nacido en Caprese, Miguel Ángel se sentía profundamente florentino. Sus primeras obras fueron de tema mitológico, como el relieve de Lapitas y Centauros. Tras la muerte de Lorenzo el Magnífico, viajó a Roma por primera vez (1496-1501), donde realizó La Piedad del Vaticano. Regresó a Florencia y esculpió el David. Era un hombre de grandes ideas que buscaba plasmarlas a través de su escultura, por lo que su obra es muy intelectual e idealizada. Siempre trabajaba solo, debido a su carácter irritable.

Obras Destacadas de Miguel Ángel

a) Período Juvenil Clasicista

Se observa una evolución entre sus obras juveniles en la corte de los Médicis, como la Virgen de la Escalera, y las de madurez clásica, en las que aparecen rasgos que rompen con lo anterior, aunque sea de forma sutil. En La Piedad del Vaticano, el idealismo clásico se mezcla con la contradicción entre la edad y el rostro de la Virgen; y el David encierra ya en sí toda la terribilitá.

• Madonna de la Escalera (Virgen de la Escalera): Relieve realizado en Florencia en 1493. Es una obra de aprendizaje en la que utiliza la técnica del schiacciato de Donatello. La Virgen, conmovida por una visión que le anuncia el drama de su hijo, cubre a Jesús con ademán protector.
• Piedad del Vaticano (1499-1500): Tras la muerte de Lorenzo, se traslada a Roma, donde entra en contacto con el mundo clásico. Se considera su primera obra maestra. Fue encargada por el embajador francés ante la Santa Sede y tallada en un bloque de mármol, posiblemente para el mausoleo de un cardenal. Su firma aparece en la cinta que cruza el pecho de la Virgen.
• David (Florencia, 1504): Con 29 años, Miguel Ángel dedicó más de dos años a esta obra. Fue un encargo de la Señoría para uno de los contrafuertes de la fachada del Duomo. El pueblo solicitó que se destinara a la entrada del Palacio de la Señoría, como símbolo de Florencia: fortaleza y justicia. El bloque ya estaba cortado y era estrecho. Miguel Ángel realiza un estudio de la anatomía perfecto. La obra terminada es monumental y cargada de expresividad. La acción se produce en el momento previo al lanzamiento de la honda y conserva el contrapposto de Policleto. Es una composición cerrada de 4 metros. La mano, de enormes proporciones, anuncia la tensión manierista.

b) Período de Madurez

• Moisés (1513-1516): Julio II le encargó un gran monumento fúnebre en 1505 que se situaría en la nueva basílica del Vaticano. El encargo se convirtió en el sueño del escultor, que aceptó con verdadero entusiasmo, dedicando a él todas sus energías. El fervor del artista por esta obra hizo que durante ocho meses se trasladara a Carrara para ocuparse personalmente de extraer los bloques de mármol. A su vuelta a Roma, el pontífice, pendiente de la renovación de la basílica de San Pedro, había abandonado el proyecto, realizando otros encargos al escultor que también le impidieron acabar este proyecto. Moisés es una figura corpórea, monumental, sólida, sedente y en contrapposto. Baja la rodilla para no interrumpir la mirada que lanza en ese instante: contempla con rabia cómo el pueblo adora al becerro de oro mientras él recibe las Tablas de la Ley. El rostro expresa la terribilitá. La figura está contorsionada y gira la cabeza.

c) Período de Vejez

La crisis interior del artista se plasma en obras de claro contenido religioso llenas de dramatismo. Busca lo espiritual, y sus obras son una antítesis de las primeras que realizó en su juventud. Las piedades de Palestrina, de Florencia y Rondanini son el ejemplo perfecto de su estado espiritual.