Constitución Española de 1876: Claves del Sistema de la Restauración

Comentario de texto de la Constitución de 1876

Naturaleza del texto

El texto es un fragmento de la Constitución de 1876, la cual data del 30 de junio de 1876, momento en el que Cánovas del Castillo estaba de presidente y se establecía el régimen de la Restauración. El autor es colectivo, ya que la elaboran las Cortes y el rey Alfonso XII, y su finalidad es pública. Como hace referencia a la época en la que se elaboró, es también primario. En cuanto al tipo de texto, es un texto de carácter legislativo y de contenido político-jurídico.

Análisis

El texto se centra en los aspectos más significativos de la Constitución de 1876 y las principales ideas hacen referencia a la cuestión religiosa (Estado confesional católico, aunque se permitiría el culto a otras religiones), los derechos individuales (derecho a emitir las ideas propias sin ser censurado y a reunirse pacíficamente) y la existencia de una monarquía constitucional. En los siguientes artículos se menciona que las Cortes se dividen en dos cámaras: Senado, formado por senadores (de derecho propio, vitalicios o elegidos), y el Congreso de los Diputados, cuyos representantes podían ser elegidos por sufragio censitario o universal, ya que no se concretaba el derecho del sufragio. También se alude que todos los territorios tendrán que respetar la Constitución (por la abolición foral).

Contexto histórico

En 1874, todavía durante la Primera República, tras el golpe de Estado del general Pavía, el general Serrano comenzó a gobernar. Su gobierno tuvo que hacer frente a una fuerte oposición y a la Guerra de Cuba y la Tercera Guerra Carlista. Ante la gran inestabilidad que esto suponía, a finales de ese mismo año y en contra de la voluntad de Cánovas del Castillo (líder del partido alfonsino), el general Martínez Campos llevó a cabo un golpe de Estado que permitió que en España se restaurara la monarquía.

El ya mencionado Cánovas del Castillo, que fue proclamado presidente tras la Restauración, tuvo como objetivo principal conseguir un sistema político más estable, que terminara definitivamente con los consecutivos pronunciamientos. Para ello, comenzó por centrarse en el cese de los conflictos bélicos, terminando con el conflicto carlista en 1876 y poniendo fin temporalmente a la Guerra de Cuba en 1878.

Al margen de la centralización (la abolición de los fueros), sin duda la reforma más significativa de esta época fue la Constitución de 1876, elemento clave del turnismo imperante durante la Restauración por su elasticidad. Las características principales de esta constitución fueron su falta de precisión (especialmente en cuanto al sufragio, cuyo derecho se dejó sin determinar) y su brevedad, que concederían al gobierno que estuviera en el poder mucha libertad para dirigir el país, favoreciendo así la estabilidad política. En lo que respecta a lo demás, la constitución aceptó algunos aspectos de la moderada Constitución de 1845 (soberanía compartida, que daba más poder al monarca) y otros de la democrática Constitución de 1869 (derechos individuales). También se estableció que España era un Estado confesional católico en el que estaba permitido el ejercicio privado de otras religiones. Además, el rey ejercía el poder ejecutivo a través del gobierno y las Cortes eran bicamerales: el Senado y el Congreso de los Diputados.

El sistema político de la Restauración aceptó la corrupción, la compra de votos y la falsificación de actas, ya que favorecía la consolidación de una paz y una estabilidad política necesaria en España. Todo el régimen se basaba en el turnismo de dos grandes partidos (liberal y conservador) que defendían la monarquía, la Constitución de 1876, la propiedad privada y la consolidación del Estado liberal, unitario y centralista. El partido conservador, liderado por Cánovas, reunía a los sectores más conservadores de la sociedad (aunque no incluía a los carlistas), y el liberal, liderado por Sagasta, contaba con el apoyo de antiguos progresistas moderados. El sistema corrupto estaba formado por el ministro de la Gobernación (que decidía los candidatos que debían ser elegidos), y los alcaldes y caciques locales (a los cuales les entregaban la lista los gobernadores civiles). En este proceso, la pieza fundamental eran los caciques (familias o personas con gran capacidad económica), ya que conectaban el mundo rural con el Estado. Aun así, en caso de que dicho proceso fallase, se recurría al pucherazo.

Al margen del funcionamiento del régimen, los gobiernos tuvieron una oposición notable: la actividad carlista y la republicana (sobre todo el Partido Radical de Lerroux) continuaron su actividad. El movimiento obrero y el nacionalismo, ambos creados recientemente, ejercieron presión también.

El acontecimiento que más debilitó el sistema fue la crisis del 98. Tras la Paz de Zanjón, los gobiernos intentaron dar más autonomía a la isla de Cuba y descentralizar el poder. Sin embargo, las ansias independentistas de los cubanos no cesaron, rechazando las propuestas de pactar con España. El desenlace del conflicto estuvo caracterizado por la intervención de EEUU, declarándole la guerra a España. Los americanos derrotaron al ejército español en Cuba, y, con la firma de la Paz de París de 1898, España perdió sus últimas colonias.

A pesar de que la crisis de 1898 no supuso la gran crisis económica y política esperada, provocó en algunos sectores una reacción a la que se llama regeneracionismo. El movimiento unió a algunos intelectuales de la época (Generación del 98) y fue principalmente desarrollado por Joaquín Costa. El regeneracionismo también tuvo representante político en el poder: Francisco Silvela. No obstante, tras una pequeña crisis, se devolvió el gobierno a Sagasta, superándose así la crisis del sistema de la Restauración. Con la llegada al trono de Alfonso XIII en 1902 todo parecía haberse calmado.

Valoración del texto

Nos encontramos ante un texto bastante importante de la época ya que reúne todas las ideas en las que se basará el sistema de la Restauración. Además, cabe destacar que la Constitución de 1876, gracias a su elasticidad fue la más longeva de la historia de España.