Evolución de la Segunda República Española: Desde la Proclamación hasta la Guerra Civil

La Segunda República Española: Auge y Caída (1931-1936)

1) Proclamación de la República y Primeras Reformas

El 12 de abril, el triunfo de la coalición republicano-socialista evidenció la falta de apoyo a la monarquía. La República surgió con grandes expectativas populares para resolver los problemas del país: instauración de la democracia, reforma agraria, cuestión religiosa, educación y autonomías vasca y catalana. El 14 de abril de 1931, Alcalá-Zamora proclamó la República, formándose un gobierno provisional con los partidos favorables. Este gobierno tenía como objetivo convocar Cortes Constituyentes y realizar reformas inmediatas.

En Cataluña, Macià pretendía proclamar una república catalana dentro de una supuesta federación ibérica, lo que llevó a una fuerte represión. Para paliar la miseria agraria, Largo Caballero impulsó el decreto de laboreo forzoso, obligando a los propietarios a cultivar sus tierras, y el decreto de términos municipales, que les obligaba a contratar jornaleros del propio municipio. Se aprobaron seguros de accidentes y la jornada de 8 horas.

La reforma educativa promovió una enseñanza laica, creando cerca de 7000 escuelas y estableciendo el laicismo y la coeducación, lo que fue interpretado por la Iglesia como un ataque directo. El ministro de guerra, Azaña, emprendió una reforma militar para reducir el número de oficiales y subordinar el ejército al poder civil. Se abolió la ley de jurisdicciones y se reinstauró un tribunal civil. A pesar de la creación de la Guardia de Asalto, la República usó los mismos mecanismos de represión que la monarquía, entregando el orden público al poder militar. Los terratenientes reaccionaron con temor, retirando fondos, y el conflicto con la Iglesia se agravó, culminando en la quema de centros religiosos.

2) La Constitución de 1931

El gobierno provisional convocó elecciones a Cortes Constituyentes el 28 de junio, modificando la ley electoral de 1907. Fueron las primeras elecciones casi libres en España (las mujeres no participaron). La derecha conservadora quedó desorganizada y en minoría. Se elaboró la primera constitución republicana, estableciendo una república democrática laica con división de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial). Los temas más conflictivos fueron la definición ideológica del partido y la separación Estado-Iglesia. La constitución declaró la libertad de cultos y suprimió la financiación estatal a la Iglesia. La falta de consenso en la aprobación de la constitución generó divisiones.

3) El Bienio Reformista (1931-1933)

Tras la aprobación de la constitución, Alcalá-Zamora fue elegido presidente y encargó a Azaña la formación de gobierno. Los sectores del gobierno provisional se dividieron y la crisis económica de 1929 dificultó las reformas y aumentó la conflictividad social. Se estableció una clara separación de la Iglesia con leyes laicistas, consideradas por la Iglesia como anticlericales. En educación, se aumentó el número de maestros y el presupuesto. Largo Caballero continuó la política del gobierno provisional con la ley de contratos de trabajo, la ley de jurados mixtos y la ley de asociaciones obreras.

La organización territorial del Estado para satisfacer a los nacionalistas fue otro problema. El proyecto de autonomía catalana avanzó con una autonomía moderada, mientras que en el País Vasco no avanzó debido a la oposición de Navarra. En Galicia, la falta de un partido nacionalista fuerte impidió la autonomía. La agricultura española era arcaica y la crisis económica impulsó las aspiraciones de reparto de tierras, pero la ley de bases de la reforma agraria fue muy moderada y su lenta aplicación derivó en insurrecciones anarquistas. La oposición al gobierno creció tanto por la derecha como por la izquierda. El movimiento anarquista, liderado por la CNT-FAI, protagonizó enfrentamientos con la Guardia Civil. La derecha se dividió entre monárquicos conspiradores y la CEDA, un partido político católico. La radicalización del PSOE fisuró la coalición, Alcalá-Zamora forzó la dimisión de Azaña y encargó a Lerroux formar gobierno, pero al no tener apoyos, Alcalá-Zamora disolvió las Cortes y convocó elecciones.

4) El Bienio de Centro-Derecha (1933-1935)

En las elecciones de 1933, se consolidó el derecho a voto de las mujeres. La campaña electoral se desarrolló en un ambiente de confrontación política. Los anarquistas prometieron la revolución si ganaban las derechas. El resultado fue la victoria de las derechas (en coalición) y la derrota de los republicanos de izquierda, debido a la división de las izquierdas. El nuevo gobierno permitió que los colegios católicos siguieran funcionando y la Iglesia siguió recibiendo financiación. La reforma agraria se modificó dando más poder a los empresarios. La CEDA presionó para una amnistía de los presos del intento de golpe de 1932. La revolución de Asturias supuso una ruptura del partido radical, con la formación de Unión Republicana y la unión de los moderados a Izquierda Republicana de Azaña. Los campesinos iniciaron una huelga que sufrió gran represión y estalló un conflicto en Cataluña. La UGT aprobó un programa revolucionario con alianza del PSOE para combatir el fascismo. La CEDA logró incluir tres ministros en el gobierno, lo que los socialistas vieron como una amenaza a la República, iniciando un levantamiento que solo triunfó en Asturias, con una fuerte represión que se extendió a todo el país. La crisis del partido radical llevó a Alcalá-Zamora a disolver las Cortes y convocar elecciones.

5) El Frente Popular

La campaña electoral se planteó con gran polarización entre derecha e izquierda. La izquierda formó el Frente Popular (republicanos de izquierda, socialistas y comunistas), que pretendía recuperar las políticas del primer bienio. Las derechas se presentaron desunidas. El Frente Popular venció ajustadamente, pero el sistema mayoritario le dio una gran mayoría. Alcalá-Zamora encargó a Azaña formar gobierno, pero los socialistas no se integraron. Se adoptaron medidas urgentes: amnistía general, autonomía catalana y reanudación del proceso reformista. La presión de los sindicatos campesinos llevó a la ocupación masiva de latifundios. Los conservadores lo interpretaron como una amenaza al orden y resurgió el conflicto con la Iglesia. Alcalá-Zamora fue rechazado por ambos bandos y las Cortes lo sustituyeron por Azaña, quien formó un gobierno de republicanos de izquierda. Los problemas de orden público, la crisis económica y el desempleo desataron una oleada de huelgas. El gobierno se vio debilitado por las acciones violentas de Falange. En la derecha se consolidó la idea de la insurrección. La conspiración militar partió de militares de extrema derecha. El gobierno trató de frenarlo destituyendo y trasladando a militares sospechosos, pero no sirvió de mucho. El alzamiento militar se acordó en Madrid y quedó al mando el general Sanjurjo. El asesinato de Calvo Sotelo sumó a los militares indecisos y aceleró el proceso. El 17 de julio comenzó la sublevación en Marruecos y un día más tarde en la península, derivando en la Guerra Civil Española.