Ascenso y Crisis de la Segunda República Española: Un Camino hacia la Guerra Civil

La Segunda República Española: Desde su Proclamación hasta la Guerra Civil (1931-1936)

Antecedentes y Proclamación de la República

Durante ocho años (1923-1931), la monarquía española, dirigida en ese momento por Alfonso XIII, había apoyado al general Miguel Primo de Rivera como dictador, estableciendo en España una dictadura coronada al más puro estilo italiano con Mussolini y Víctor Manuel III. Tras la caída de Primo de Rivera, fue nombrado para sustituirle el general Dámaso Berenguer, el cual expresó su deseo de retomar el orden constitucional estableciendo unas elecciones municipales en abril de 1931.

Estas elecciones hicieron derrumbarse el Sistema de la Restauración que llevaba más de 50 años vigente en España. Alfonso XIII huyó de España creyendo que tras las futuras elecciones a Cortes se restauraría la monarquía, pero esto no fue así. Huyó de España al exilio y no volvió a España, hasta que en 1980 sus restos fueron depositados en el Real Panteón de San Lorenzo del Escorial.

España se había acostado monárquica y se había despertado republicana, pero este cambio no era tan fácil. Tras la marcha de Alfonso XIII, este dejó el poder en manos del Comité Revolucionario, integrado por los partidos firmantes del pacto de San Sebastián, entre los que se encontraban desde partidos republicanos (Lerroux, Azaña), nacionalistas (Jaume Aiguader, Casares Quiroga) hasta personas a título propio como Indalecio Prieto o Ortega y Gasset.

El Gobierno Provisional y la Constitución de 1931

Cuando se proclamó la República se formó un gobierno provisional formado por socialistas, centro izquierda, nacionalistas, católicos, etc.; y presidido por Niceto Alcalá-Zamora como Presidente de la República. Aunque este gobierno estaba formado por una gran mayoría de los partidos, los grandes terratenientes y oligarcas financieros, la Iglesia, una gran parte del ejército y la CNT, no mostraron su entusiasmo por este nuevo gobierno.

A su llegada, el gobierno provisional se comprometió a convocar Cortes Constituyentes, pero en los meses que transcurrieron hasta su formación, el gobierno provisional redactó las primeras reformas sobre el ejército, debido al gran número de oficiales, y sobre el campo, debido a la mala repartición de este. También establecieron un borrador de la Constitución de 1931, aprobada por las nuevas Cortes.

Esta constitución, con más libertades que la actual, establecía un sistema republicano parlamentario y demócrata de soberanía popular y consideraba a España una República de trabajadores. El jefe del estado era el presidente de la república, que hacía de agente moderador, el poder ejecutivo era desempeñado por el presidente del gobierno con sus ministros, mientras que el poder legislativo recaía en las Cortes, que eran unicamerales (Congreso de los Diputados), y el poder judicial estaba en las manos de los tribunales de justicia.

La nueva constitución establecía a España como un estado laico, con libertad de culto, el sufragio universal directo, siendo la primera vez que en España una mujer podía votar, y la posibilidad de formar ciertas autonomías regionales.

El Bienio Progresista (1931-1933)

Tras las elecciones, las cuales dieron una amplia victoria a las izquierdas, se estableció un gobierno que duraría dos años y que denominaremos bienio progresista o social-azañista. Este nuevo gobierno estaría formado por Alcalá-Zamora como Presidente de la República y por Manuel Azaña como Presidente del Gobierno. El nuevo gobierno aprobará la Constitución de 1931 a finales de ese año y llevará a cabo una serie de reformas que remodelarán el panorama social de España, entre las que destacan:

  • Reforma religiosa: se estableció una enseñanza laica, el matrimonio civil y el divorcio.
  • Reforma territorial: descentralización del Estado con la que se establecieron una serie de autonomías las cuales otorgaban una serie de poderes, como la proclamación de leyes sobre el territorio autonómico.
  • Reforma agraria: se pretendía hacer una colectivización moderada del campo, esto es, el Estado podía expropiar, sin indemnización, las tierras de los Grandes de España, pero los dueños de las tierras mal cultivadas sí recibían indemnización.
  • Reforma del ejército: La República se enfrentaba a un ejército casi en su mayoría monárquico o primoriverista, lo que supuso al estado la creación de nuevas fuerzas militares para proteger a la República, la Guardia de Asalto. También se llevó a cabo una reducción de oficiales, casi la mitad del escalafón, se retiraron con el sueldo íntegro.

Estas reformas llevaron a un Golpe de Estado (la Sanjurjada) en agosto de 1932 en Sevilla, de la mano del general Sanjurjo, que fracasó. También hubo una serie de revoluciones comunistas como la de Casas Viejas, en la cual la Guardia de Asalto ejerció una brutal represión sobre la población civil.

El Bienio Conservador (1933-1936)

Debido a estos problemas, Alcalá-Zamora retiró su apoyo a Azaña, precipitando así la división del bloque de izquierdas, y se vio obligado a nombrar como jefe del gobierno al radical Alejandro Lerroux, que aunque gobernaba solo, contaba con el apoyo de los monárquicos y de la CEDA de Gil Robles. Así, en 1933 entra un nuevo gobierno conservador o radical-cedista que durará dos años.

Lo primero que hizo este gobierno fue la paralización de la reforma agraria, la amnistía a los golpistas de la Sanjurjada, y se ganó la enemistad de los nacionalistas vascos y catalanes por el rechazo al Estatuto. En 1934 entraron al gobierno tres ministros procedentes de la CEDA, lo cual fue visto por la izquierda como un acercamiento al fascismo.

Al día siguiente de la formación del nuevo gobierno, la UGT, sin la participación de la CNT, convocó huelgas generales en las grandes ciudades, que fracasaron por su descoordinación. Pero en Cataluña y en Asturias las revueltas triunfaron, convirtiéndose este alzamiento en la Revolución de Octubre de 1934.

  • En Cataluña: la revuelta, amparada por la Generalitat, presidida por Lluís Companys, fue rápidamente solucionada con la utilización de las tropas del general Batet. Tras la disolución de la revolución se suprimió el Estatuto Catalán y Lluís Companys fue condenado a pena de muerte por intentar proclamar una República Catalana, condena que no se llegó a cumplir.
  • En Asturias: los revolucionarios, formados por anarquistas, socialistas y comunistas, ocuparon las minas y se hicieron con las armas de los cuarteles al igual que de las fábricas de explosivos de las minas. La revolución fue solucionada con una gran brutalidad por parte del ejército de África, liderado por Franco, al que le sirvió como ensayo de la futura guerra civil.

Los casos de corrupción de Lerroux, como el caso del estraperlo, debido a la colocación indebida de una ruleta en el casino de San Sebastián para obtener parte de la recaudación, provocaron que Alcalá-Zamora decidiera convocar elecciones para febrero de 1936.

El Frente Popular y el Camino hacia la Guerra Civil

Como ya se venía haciendo en otros países de Europa, la izquierda se presentó junta, bajo el nombre de Frente Popular, el cual estaba formado por Izquierda Republicana, PSOE, PCE, POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) y Esquerra Republicana de Cataluña. La CNT, viendo la posibilidad de que las derechas volvieran a ganar las elecciones, no se mantuvo al margen y apoyó al Frente Popular. Su programa reformista, pretendía ser continuador de las reformas del bienio progresista, pero sin incluir las nacionalizaciones, defendiendo una amnistía para los presos y represaliados de la Revolución de Octubre y una reforma de la legislación social y de la enseñanza.

A su vez, las derechas, al principio divididas, se juntaron bajo el nombre de Frente Nacional, donde se encontraban partidos monárquicos y la CEDA, mientras que la Falange y el PNV iban por separado.

Los resultados de las elecciones dejaron bien clara la división de España, los dos bandos que irían a luchar a la guerra civil y las zonas. Mientras que las izquierdas ganaban en las grandes ciudades, en las zonas costeras y en los territorios con un fuerte nacionalismo, las derechas tenían buenos resultados en el interior peninsular.

A la inseguridad parlamentaria, debida a la victoria pírrica de la izquierda (por un 1 o 2%), se le sumó la destitución de Alcalá-Zamora como Presidente de la República y su sustitución por Azaña, mientras que la Presidencia del Gobierno recaía en Casares Quiroga tras la negativa del PSOE de nombrar Presidente del Gobierno a Indalecio Prieto.

Aunque las elecciones dieron una visión dividida de España, el alzamiento solo se percibió semanas antes. La llegada del nuevo gobierno, que reinició las políticas del bienio social-azañista, produjo un recelo en la bolsa, así como en los militares. El gobierno, viendo su propia debilidad, reubicó a los generales que tenían más posibilidad de rebelarse, como Mola, destinado en Navarra, o Franco en las islas Canarias.

En marzo, un grupo de generales entre los que se encontraban Mola, jefe de la conspiración, Saliquet, Varela y posteriormente Franco, acordaron realizar un alzamiento para restablecer el orden. Pero el 17 de julio de 1936, la guarnición de Marruecos, de unos 75.000 unidades, se sublevó, iniciándose así un golpe de estado que, al no triunfar en toda España, desembocará en la Guerra Civil.