La posguerra española (1939-1955) se caracterizó por un empobrecimiento cultural debido al exilio de muchos intelectuales y a la influencia de la política en la literatura, lo que redujo la influencia de corrientes extranjeras. Autores como Jorge Guillén, Pedro Salinas y Luis Cernuda continuaron su obra en el exilio.
Años 40: Diversidad de líneas poéticas
En la década de 1940, se desarrollaron distintas líneas poéticas:
- Poesía arraigada: De corte neoclásico, con temas como el amor, la religiosidad y el imperio. Dámaso Alonso la clasificó como “arraigada”.
- Poesía desarraigada o existencialista: Surgida en la segunda mitad de la década, reflejaba la angustia y la desesperanza de la época.
- Corriente vanguardista: Conectaba con las formas de la Generación del 27.
Poesía arraigada
Las circunstancias políticas obligaron a olvidar la tradición inmediata de la poesía española. Sin embargo, el carácter minoritario de la poesía permitió que autores como Dionisio Ridruejo reivindicaran a Machado, Neruda y Vallejo. La primera generación de posguerra estuvo muy vinculada a la revista Escorial y a la vuelta al clasicismo español.
Autores destacados de la poesía arraigada
- Leopoldo Panero: Su poesía, considerada un rezo personal cotidiano, recupera lo tradicional y refleja sus vivencias religiosas con un verso sencillo. Se centra en la experiencia del paso del tiempo.
- Dionisio Ridruejo: Trata sus inquietudes morales, intelectuales y políticas, con una vertiente intimista y amorosa. Evoluciona de una poesía neoclásica a una intimista y cotidiana, con un lenguaje sencillo.
- Luis Rosales: Concibe la poesía como una memoria de recuperación, un “vivir en ver volver”. Parte de escenas cotidianas para explicar la realidad del ser humano. Sus temas están marcados por lo religioso. Su obra maestra, La casa encendida, utiliza un lenguaje coloquial para referirse a lo cotidiano.
Poesía desarraigada
Dámaso Alonso, con Hijos de la ira, y Vicente Aleixandre, con Sombra del paraíso, dieron un giro a la poesía de la época.
- Hijos de la ira (Dámaso Alonso): Un poema descarnado, casi tremendista, de corte social e influencias surrealistas. Introduce cambios formales como el uso del versículo y un vocabulario no poético. La realidad irrumpe en textos cargados de protesta frente a la injusticia y la desilusión del hombre. A la angustia histórica por la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial se suma una angustia existencial. Los temas principales son el hombre, Dios, la muerte, la soledad y la injusticia.
- Sombra del paraíso (Vicente Aleixandre): Aborda el tema del paraíso perdido, evocándolo a través de recuerdos infantiles y materializándolo en una naturaleza perfecta en oposición a una sociedad impregnada de sufrimiento. El uso del verso libre y la sucesión de imágenes ilógicas supusieron el resurgimiento del surrealismo de preguerra.
Poesía vanguardista
Dos movimientos se alejaron de la poesía neoclásica y existencialista: el postismo y el grupo Cántico.
- Postismo: Un movimiento breve pero rompedor que reivindicaba una poesía imaginativa superadora de todas las vanguardias. Se caracteriza por la búsqueda de la sorpresa mediante la ruptura de la lógica, el humor y un lenguaje lúdico. Su gran autor fue Carlos Edmundo de Ory.
- Grupo Cántico: Sus autores aunaron la imagen vanguardista de la Generación del 27 y la poesía de la experiencia, partiendo de Bécquer y Cernuda. Adoptaron características como el barroquismo lingüístico, el refinamiento formal y los temas amorosos.
Ambos movimientos abrieron la poesía española y recuperaron la tradición inmediata de la literatura surrealista o de Cernuda.
Poesía social de los años 50
En los años 50, España comenzó a salir del aislamiento y se reanudaron las relaciones diplomáticas. Se produjo una leve apertura cultural que permitió la entrada de ideas extranjeras y una crítica social. Surgió una poesía comprometida, concebida para transformar el mundo.
Características de la poesía social
- Coloquialismo
- Función apelativa
- Carácter narrativo
- Uso del “nosotros”
- Poesía como comunicación
Poetas destacados de la poesía social
- Gabriel Celaya: Comenzó escribiendo poesía existencial, pero pronto cambió a una poesía testimonial y comprometida. Su obra Cantos iberos supuso un hito en esta tendencia. Según Celaya, la poesía social, denominada “de urgencia”, tiene objetivos diferentes de los estéticos: se opone a la “poesía pura” y busca la lucha social y la denuncia de las injusticias.
- Blas de Otero: Sus primeras obras se inscriben en una tendencia existencialista, que se unirán y ampliarán en el libro Ancia. Representa una poesía desarraigada que se pregunta por el sentido de la existencia de un ser humano que se sabe mortal. Su caracterización de la humanidad como “el horror del hombre a manos llenas” se expresa en un verso áspero y denso, y en un uso renovado del soneto de ritmo entrecortado. Blas de Otero evoluciona del “yo” al “nosotros” con su libro Pido la paz y la palabra, con un lenguaje sencillo, pero con abundantes paralelismos y juegos de palabras. Trata de España y de sus problemas con amor y dolor, pero también con un tono esperanzado y optimista.