La Novela y el Cuento Hispanoamericanos en la Segunda Mitad del Siglo XX
1. La Renovación de la Narrativa (1940-1960): El Realismo Mágico
La narrativa hispanoamericana tuvo un desarrollo tardío. Hasta 1945, el realismo decimonónico aún predominaba. Sin embargo, en los años 40, una época de auge económico y cultural, se inició una renovación en la narrativa hispanoamericana. Surgieron nuevas técnicas estructurales y estilísticas, como el predominio del narrador protagonista (personaje o testigo), la ruptura de la linealidad temporal y el uso de un lenguaje muy elaborado. En cuanto a la temática, se prestó mayor atención a lo urbano y a los problemas humanos y existenciales.
El “realismo mágico”, concepto definido inicialmente por Alejo Carpentier, buscaba retratar la realidad creando una ilusión de “irrealidad”. Para lograrlo, se narraban los hechos más triviales como si fueran excepcionales, y los excepcionales como si fueran comunes. Es importante destacar que no se trata de literatura fantástica, ya que todas estas obras tienen como base el mundo real y reconocible. En estas novelas, conviven la imaginación y la realidad, la leyenda y el suceso actual, los mitos y la vida cotidiana, la naturaleza exuberante y virgen de la selva y el arrabal mísero de la ciudad.
Estos rasgos, iniciados en los años 40, se extendieron durante las décadas siguientes en la obra de nuevos novelistas. En el período de 1940 a 1960, destacan autores como:
- Juan Rulfo: Autor de Pedro Páramo, una novela alegórica que mezcla el mundo de ultratumba con la realidad, y del volumen de cuentos El llano en llamas, que aborda la dureza de la vida rural mexicana.
- Jorge Luis Borges: Reconocido por sus libros de cuentos El Aleph y El libro de arena, donde aparecen referencias cultas, elementos insólitos y extraordinarios, el paso inexorable del tiempo y el tiempo cíclico, la imposibilidad de conocer el mundo y el carácter ilusorio de la realidad.
- Miguel Ángel Asturias: Autor de El señor Presidente, una novela de dictador con técnica expresionista y alucinante, posiblemente inspirada en Tirano Banderas de Valle-Inclán.
- Alejo Carpentier: Destacado por su avance continuo en la renovación narrativa, con obras como Los pasos perdidos y El siglo de las luces.
2. El Boom de la Novela Hispanoamericana
A partir de 1962, año de publicación de El siglo de las luces de A. Carpentier, La ciudad y los perros de Vargas Llosa y La muerte de Artemio Cruz de C. Fuentes, se produjo un desarrollo sorprendente de la novela hispanoamericana, tanto en España como en el resto de Europa. Este fenómeno, conocido como el “boom” de la novela hispanoamericana, sacó a la luz una literatura que hasta entonces había sido marginada y desconocida, a pesar de su importancia y desarrollo. Muchos de sus autores se establecieron en Europa, especialmente en España, al amparo de la industria editorial de Barcelona.
En cuanto a la temática, se continuaron los temas de la generación anterior (paisaje urbano, soledad, incomunicación, muerte), pero también surgió una novela rural y se consolidó la integración de lo fantástico y lo real. Formalmente, se insistió en la renovación de técnicas novelescas mediante la incorporación de técnicas de la novela experimental: estructuras narrativas complejas (contrapunto, superposición de personas narrativas y puntos de vista, monólogo interior), ruptura de la linealidad temporal y experimentación lingüística. Toda esta renovación formal se puso al servicio de una literatura revolucionaria comprometida con la realidad histórica que vivían sus autores.
Además de los autores mencionados anteriormente, los más representativos de este período son:
- Julio Cortázar (argentino): En sus cuentos (Bestiario, Todos los fuegos, el fuego), el elemento fantástico surge con naturalidad y se mezcla con la vida cotidiana. Su obra novelística incluye varias obras experimentales, siendo Rayuela su novela más destacada.
- Carlos Fuentes (mexicano): Crítico de la burguesía y el sistema político de su país, se propuso renovar el lenguaje narrativo. Destaca su obra La muerte de Artemio Cruz, que narra la vida de un cacique rural mexicano.
- Gabriel García Márquez (colombiano): El autor más influyente del “boom”. Sus primeras novelas cortas (La hojarasca, El coronel no tiene quien le escriba, La mala hora, Los funerales de la Mama Grande) ya exploraban la unión de lo real y lo fantástico en el mundo imaginario de Macondo. Cien años de soledad consolidó el surgimiento del “boom” y se convirtió en un fenómeno en las literaturas hispánicas y mundial. Otras obras destacables son la “novela de dictador” El otoño del patriarca, Crónica de una muerte anunciada y El amor en los tiempos del cólera.
- Mario Vargas Llosa (peruano): Su primera novela, La ciudad y los perros, lo llevó a la fama. También destacan La Casa verde, Conversación en La Catedral, Pantaleón y las visitadoras y La Guerra del fin del mundo. Reciente premio Nobel, publicó en 2010 El sueño del celta.
3. Últimas Tendencias de la Narrativa Hispanoamericana
En los últimos decenios, la narrativa tiene como principio ético común la defensa de la libertad y la actitud crítica ante las dictaduras. En cuanto a lo puramente novelesco, algunos autores siguen cultivando el realismo mágico, como Isabel Allende, Fernando del Paso y Laura Esquivel. Otros, en cambio, se decantan por una narrativa más realista, que vuelve al relato lineal, dejando a un lado la experimentación estructural y lingüística, como Álvaro Mutis y Luis Sepúlveda.
Destacan dos escritores de generaciones anteriores que publicaron su obra narrativa a partir de los años 70: Álvaro Mutis, autor de novelas protagonizadas por un héroe desencantado y escéptico, y Augusto Monterroso, cuyos cuentos, muchos de ellos microrrelatos, tienden a la máxima condensación (La oveja negra y demás fábulas).
Entre los autores destacados entre 1970 y la actualidad, se encuentran los argentinos Manuel Puig, Osvaldo Soriano y Andrés Neuman; el peruano Alfredo Bryce Echenique; los uruguayos Eduardo Galeano y Cristina Peri Rossi; los mexicanos Fernando del Paso y Laura Esquivel; y los chilenos Jorge Edwards, Isabel Allende y Luis Sepúlveda (Un viejo que leía novelas de amor). El cuento ha sido una parte importante en la obra narrativa de A. Bryce Echenique e Isabel Allende.