“Yo voy soñando caminos”
Contextualización
Este poema de Antonio Machado, incluido en Soledades, galerías y otros poemas (1907), pertenece a su primera etapa poética, en la que es evidente la influencia del Modernismo, el movimiento literario predominante en España en esos años. En esta fase, Machado desarrolla una poesía profundamente intimista, que explora temas como la tristeza y el vacío existencial, utilizando símbolos recurrentes como las tardes de otoño, los paisajes y los caminos para transmitir estas emociones. Machado, figura clave de la Generación del 98, escribió este poema en un contexto cultural rico pero marcado por el “desastre del 98” y una grave crisis política y social en España, lo que también influyó en el trasfondo de su obra.
Métrica y estructura externa
Este poema de Antonio Machado está compuesto por veinticuatro versos octosílabos, divididos en seis estrofas de cuatro versos cada una.
La rima de los versos es consonante, y se distribuye, sucesivamente, según el siguiente esquema métrico: 8a 8b 8a 8b (rima alternada), 8c 8d 8d 8c (rima abrazada) … Así, el poema se compone de tres cuartetas y tres redondillas, estrofas tradicionales y propias de la lírica popular, las cuales están distribuidas de la siguiente forma: cuarteta, redondilla, cuarteta, cuarteta, redondilla, cuarteta.
Recursos rítmicos: Enumeraciones, paralelismos, encabalgamientos, sinalefas…
Contenido y estructura interna
En lo que se refiere a su contenido, el poema se divide en dos partes o momentos:
Durante las tres primeras estrofas, la voz poética, que se presenta como un “viajero”, cuenta que camina por un sendero soñado, por un camino en la naturaleza, mientras cae la tarde.
Al comenzar la cuarta estrofa, de repente, los elementos naturales que la voz poética evoca se vuelven oscuros, silenciosos y sombríos, y el camino que iba soñando poco a poco desaparece.
Descripción estilística e interpretación
Antonio Machado reflexiona en este poema sobre temas universales como el paso del tiempo, el destino, el amor, la nostalgia, la soledad y el vacío existencial, a través de la voz de un viajero que cuestiona el rumbo de su vida mientras enfrenta estos sentimientos.
El poema, representativo del “modernismo intimista”, emplea la construcción sentimental del paisaje, utilizando elementos naturales como símbolos para reflejar las emociones. A medida que avanza, el paisaje cambia de luminoso y bello a sombrío, acompañando el estado emocional del viajero al recordar un amor perdido.
“Noche de verano”
Contextualización
Campos de Castilla de Antonio Machado, publicado entre 1912 y 1917, refleja la crisis política y social de la España de principios del siglo XX tras el “desastre del 98”. En esta obra, Machado abandona el modernismo de su etapa inicial para alinearse con los ideales de la Generación del 98, utilizando los paisajes de Castilla como símbolo de la decadencia y el alma del país.
El poemario combina reflexiones sobre la situación nacional con temas universales como el paso del tiempo, la muerte y la nostalgia, marcados profundamente por la enfermedad y pérdida de su esposa, Leonor Izquierdo. A través de un lenguaje sencillo y emotivo, Machado ofrece un análisis crítico de la realidad española y una mirada esperanzada hacia su regeneración.
Métrica y estructura externa
Este poema de Antonio Machado está compuesto por doce versos. Los versos del poema son en su mayoría endecasílabos (11 sílabas), y nos encontramos, asimismo, algunos versos heptasílabos (7 sílabas) sueltos, intercalados sin una estructura fija.
No todos los versos del poema tienen rima. Tan solo algunos de ellos, los versos pares, tienen una rima asonante, basada en todos los casos en la letra -a-.
A esta combinación arbitraria de endecasílabos y heptasílabos, con rima asonante en los versos pares, se la conoce como “silva arromanzada”, un tipo de estrofa-poema también muy habitual en Machado.
Contenido y estructura interna
En lo que se refiere a su estructura interna, aunque no tiene una división externa, podríamos dividir el contenido de este poema en dos apartados:
Primera parte (desde el inicio hasta el verso 10): La voz poética describe el paisaje de un pueblo castellano en una noche de verano.
Segunda parte (los dos últimos versos): con la voz poética que se centra ahora en sí misma, y se describe vagando en soledad por ese viejo pueblo.
Recursos rítmicos: Enumeraciones, paralelismos, encabalgamientos, sinalefas…
Descripción estilística e interpretación
En este poema, Antonio Machado explora temas universales como la soledad, el vacío existencial y el paso del tiempo, representados a través de un paisaje simbólico de un pueblo vacío, viejo y melancólico. Esta técnica, propia del modernismo intimista, refleja los sentimientos de la voz poética y conecta su estado emocional con el entorno. Además, emplea símbolos constantes en su poesía, como el tiempo y la muerte, para expresar la fragilidad de la existencia, la nostalgia por el pasado.
“Una noche de verano”
Contextualización
Campos de Castilla de Antonio Machado, publicado entre 1912 y 1917, refleja la crisis política y social de la España de principios del siglo XX tras el “desastre del 98”. En esta obra, Machado abandona el modernismo de su etapa inicial para alinearse con los ideales de la Generación del 98, utilizando los paisajes de Castilla como símbolo de la decadencia y el alma del país.
El poemario combina reflexiones sobre la situación nacional con temas universales como el paso del tiempo, la muerte y la nostalgia, marcados profundamente por la enfermedad y pérdida de su esposa, Leonor Izquierdo. A través de un lenguaje sencillo y emotivo, Machado ofrece un análisis crítico de la realidad española y una mirada esperanzada hacia su regeneración.
Métrica y estructura externa
Este poema de Antonio Machado está compuesto por dieciséis versos octosílabos (8 sílabas). Nos encontramos aquí con una rima asonante, la misma en todos los casos, basada en la vocal -o-. La rima se encuentra siempre en los versos pares.
En lo que se refiere a la estructura externa, el poema no está dividido en estrofas, por lo que sus dieciséis versos se nos presentan como una sola unidad.
A este tipo de poemas, compuestos por versos octosílabos con rima asonante en los pares se les conoce como “romances”.
Contenido y estructura interna
En lo que se refiere a su estructura interna, aunque el poema no tiene una división estrófica, podemos distinguir en él dos partes a partir de su contenido:
Primera parte (Desde el inicio y hasta el verso 12): La voz poética comienza describiendo el momento en el que ocurrirán los acontecimientos, así como el lugar y la situación en la que se encuentra
Segunda parte (Del verso 13 en adelante): Y la voz poética muestra su dolor por el fallecimiento de su esposa y la ruptura del “hilo” entre ambos.
Descripción estilística e interpretación
En este poema autobiográfico, Machado plasma su dolor por la muerte de su esposa y reflexiona sobre la vulnerabilidad y la indefensión ante la pérdida. A través de una construcción simbólica del paisaje, la “casa abierta en la noche” refleja la fragilidad, siendo la noche un símbolo de la muerte. Destacan recursos como metáforas y la personificación de la muerte, que actúa como un ser animado, acentuando la emoción del instante en el que la muerte irrumpe en su intimidad.
“A un olmo seco”
Contextualización
Este poema fue escrito por Antonio Machado e incluido en su libro Campos de Castilla, que fue publicado en distintas ediciones entre 1912 y 1917. Machado fue el poeta más importante de la llamada “Generación del 98”, y también uno de los más influyentes del panorama literario español de principios del siglo XX; una época muy prolífica en el ámbito cultural, pero de gran convulsión social, marcada en España por el “desastre del 98” y por la crisis política que se vivía a todos los niveles.
Tras sus inicios modernistas, en esta segunda etapa poética, con Campos de Castilla Machado conecta ya claramente con los ideales de la Generación del 98: reflexiona, a través de las imágenes y paisajes de Castilla, sobre la lamentable situación política y social de España, y sobre la esencia y el futuro de los españoles. Los textos de este poemario recogen también las líneas temáticas de su época anterior (el paso del tiempo, la muerte, la nostalgia…) que giran, en este caso, en torno a la grave enfermedad y al fallecimiento de Leonor, su esposa hasta ese momento y que muere en los años en los que se componen muchos de los poemas del libro.
Métrica y estructura externa
Este poema de Antonio Machado está compuesto por treinta versos. Los versos del poema son en su mayoría endecasílabos (11 sílabas), y nos encontramos, asimismo, algunos versos heptasílabos sueltos (7 sílabas), intercalados sin una estructura fija.
En lo que a su estructura externa se refiere, el poema consta de siete estrofas, de cuatro versos las cinco primeras, y de cinco versos las dos últimas.
Todos los versos del poema tienen una rima consonante. Sin embargo, al igual que ocurre con la distribución de los versos, la rima no sigue una estructura fija, y además va cambiando a lo largo de las estrofas del poema. Hay que destacar, sin embargo, que en la mayoría de los casos Machado crea una suerte de estrofas con rima alternada: A,b,A,B; C,D,C,D…
A esta combinación arbitraria de endecasílabos y heptasílabos se la conoce como silva, un tipo de estrofa-poema muy habitual en Machado.
Contenido y estructura interna
En lo que se refiere a su estructura interna, el poema tiene tres partes, las cuales se diferencian tanto por su contenido, como por el “enfoque” de la voz poética:
Primera parte (los 14 primeros versos): al principio, el poema se basa fundamentalmente en la descripción del olmo seco, al que se refiere como “Viejo”, “Y en su mitad podrido”, al que, sin embargo, con la llegada de la primavera le han brotado algunas hojas verdes. La voz insiste en la lamentable condición de ese olmo de orillas del Duero, que dice está enfermo, “carcomido”, “polvoriento” … e incluso lleno de arañas trepando por su interior. Señala que no se parece al resto de árboles que habitan los caminos y la orilla del río, que lucen sanos con pájaros en sus ramas.
Segunda parte (versos 15 – 27): posteriormente, la voz poética cambia de tema, y no describe ya la condición presente del olmo, sino que pasa a hablar del futuro que le espera a dicho árbol: ser derribado por la corriente, o convertido en madera para distintas funciones Así, expresa que, antes de que todo ello ocurra, pretende dejar constancia del milagro que suponen esas últimas hojas verdes que le han brotado (“Antes que te derribe, olmo del Duero, / con su hacha el leñador, y el carpintero / te convierta en melena de campana […] / olmo, quiero anotar en mi cartera / la gracia de tu rama verdecida”).
Tercera parte (la última estrofa): en esta última parte, la voz poética cambia completamente de plano, y deja de lado el tema del “olmo seco” para pasar a un plano más personal: dice estar esperando, también él, un futuro mejor; “otro milagro de la primavera”, como el que hace brotar las hojas verdes del olmo seco.
Descripción estilística e interpretación
Nos encontramos ante un poema del que podemos hacer dos interpretaciones:
La primera, la más clara, es la basada en la dimensión autobiográfica del poema: éste se compuso durante la enfermedad de Leonor, aquejada de tuberculosis, para quien Machado deseaba una recuperación milagrosa. Así, la joven y enferma mujer del poeta estaría aquí representada por ese olmo seco y podrido (que simboliza su proceso de su enfermedad), el cual poco a poco se va degradando, como ella, mientras Machado observa el proceso triste y melancólico, aun con esperanzas de una posible recuperación de la joven.
Hay quien ha planteado también una interpretación política y social de este poema. En ese caso, habría que entender el olmo seco como un símbolo de la sociedad española: Machado, como el resto de intelectuales del 98, veía el país en un estado de podredumbre, retraso, caduco, pero albergaba la esperanza de cambios sociales y políticos que regenerarían España.
Como rasgo estilístico principal (que da sentido a todo el poema), y como es habitual en la mayoría de sus textos, Machado lleva a cabo aquí una construcción sentimental del paisaje y de su entorno. Es decir, el autor emplea la descripción del paisaje castellano, en este caso centrado en un olmo seco y la secuencia de elementos paisajísticos que lo rodean (el río, el resto de árboles, etc.), a modo de símbolos para crear sensaciones, y reflejar así su intimidad, sus sentimientos y procesos vitales; en este caso, plasma, en el progresivo desgaste y en la podredumbre de ese olmo seco, su visión sobre el proceso de enfermedad de Leonor, a quien observa con tristeza y melancolía, pero también con la esperanza que refleja en esas pequeñas hojas que brotan del árbol: Al olmo viejo, hendido por el rayo / y en su mitad podrido / […] / algunas hojas verdes le han salido.
Además de ese “olmo seco”, en el poema aparecen algunos de los habituales símbolos machadianos: “río” (vida), “camino” (vida), “mar” (muerte). Estos símbolos, los cuales rodean la descripción del olmo y hacen referencia a su futuro, adquieren una trascendencia especialmente significativa si interpretamos el poema como una visión del proceso de enfermedad de Leonor: Antes que te derribe, olmo del Duero, / con su hacha el leñador […] / antes que el río hasta la mar te empuje / olmo, quiero anotar en mi cartera / la gracia de tu rama verdecida.