Desarrollo de la Guerra Civil Española (1936-1939)
1936
Exceptuando el sur de Extremadura, la sublevación triunfó sobre todo en la zona oeste, desde Andalucía occidental hasta Castilla, León y Galicia. A esta zona se unía Aragón occidental, Navarra y las islas, excepto Menorca. Tras el fracaso del pronunciamiento, se generaliza la guerra con el objetivo de “tomar Madrid”, no conseguido por la defensa realizada en la capital. El gobierno republicano se traslada a Valencia.
1937
Es el año crítico de la contienda y se acepta la idea de una guerra larga. Tras un nuevo asalto no conseguido a Madrid, Franco cambia de estrategia y se concentra en la zona norte, que domina progresivamente: Vizcaya, Santander y Asturias. Destacan los enfrentamientos ocurridos en Málaga, Jarama, Guadalajara, Guernica y Teruel.
1938
El ejército franquista consigue tomar Teruel y, después, llegar al Mediterráneo, fracturando en dos el territorio republicano. Se concentra el ataque en la zona de Cataluña. Por el contrario, fracasa la ofensiva republicana en la Batalla del río Ebro.
1939
En febrero, Franco llega a los Pirineos, dominando la zona de Cataluña, y consigue el reconocimiento por parte de Francia y Gran Bretaña a su gobierno. El ejército republicano abandona las zonas que aún controlaba en Extremadura. Dimite Manuel Azaña, aunque Madrid se mantiene hasta marzo, en que los nacionalistas ocupan la capital. El 1 de abril se emite el último parte de guerra: la contienda civil había terminado.
Como consecuencias de la guerra pueden anotarse las siguientes:
- Importantes pérdidas demográficas, con cálculos en torno a 300.000/500.000 víctimas.
- Destrucción de edificios, carreteras, vías férreas, cosechas, ganados, etc.
- Exilio de numerosos intelectuales que empobrecieron el nivel cultural del país.
- Supuso un claro precedente de la II Guerra Mundial, que se inició en septiembre de 1939.
- Los efectos jurídicos, políticos y sociales se prolongarán más allá del silencio de las armas y varias generaciones se verán afectadas de múltiples maneras.
En 1939 se restablece la pena de muerte y se aprueba la Ley de Responsabilidades Políticas, que perseguía a todos los que habían apoyado lo que denominaban “subversión roja”.
La Guerra Civil en Extremadura
En la primavera de 1936, la radicalización de posturas era evidente. En julio, la sublevación triunfó en Cáceres, pero fracasó en Badajoz, donde no se unieron parte de los altos mandos del Ejército y de la Guardia Civil. Extremadura fue el camino elegido por Franco para hacer avanzar la sublevación desde Sevilla hasta Madrid. El golpe de Estado del 18 de julio de 1936 fue secundado en Cáceres por buena parte del Ejército y de la Falange cacereña. Pronto controlaron toda la provincia, a excepción de la zona de Navalmoral. En Badajoz fue distinto, y la mayor parte de los mandos militares y de la Guardia Civil no secundaron el golpe de Estado. Una vez controlada Sevilla por los sublevados, Franco organizó un ejército que debía avanzar hasta Mérida por la Vía de la Plata y desde ahí poner rumbo a Madrid. Durante el mes de agosto, el ejército franquista, la “columna de la muerte” dirigido por Yagüe, avanzó por Extremadura. En la zona nacional se realizó una tarea de depuración en todos los organismos públicos, en especial en materia educativa, maestros, y agraria. En la zona que quedó bajo el control de la República se produjeron actos represivos contra el clero y los terratenientes de los pueblos. La provincia de Badajoz quedó profundamente marcada por el paso de la “columna de la muerte”.
La Vida Cotidiana Durante los Años de la Guerra: La Represión
En la Guerra Civil, la vida cotidiana se transforma en muerte cotidiana. A los muertos por enfermedad o accidentes se sumaban las muertes propias de la violencia de la guerra, aparte de la del combate, la violencia de los llamados “paseos”, que consistían en sacar del domicilio a alguien, para lo que conllevaba un juicio previo generalmente parcial, precipitado o amañado. La guerra afectó al cambio de nombres de muchas calles y plazas. Las deficiencias en la alimentación, sobre todo en ciudades asediadas como Madrid, ocasionaron un generalizado y creciente deterioro físico de la población. El racionamiento de los alimentos se fue haciendo cotidiano para los madrileños desde los primeros meses de la guerra, por lo que desde el principio se tuvieron que acostumbrar a largas colas delante de los establecimientos para conseguir comida. El aspecto exterior de la gente fue inmediatamente distinto del de unos días antes. Los ciudadanos que se atrevían a salir a la calle lo hicieron procurando vestir de forma que no ofendiese a los nuevos dueños de la situación. Había dos Iglesias durante la Guerra Civil: la Iglesia triunfante, que era la que estaba en el lado nacional, y la Iglesia perseguida, que era la que estaba en territorio republicano. La primera fue no sólo la triunfante por estar en el territorio de los vencedores, sino porque además los franquistas tenían una idea clara y conjunta de religión y patria. La radio fue el arma más eficaz de la guerra, susceptible de llegar a todos, ya que era comprendida igualmente por los cultos y por los numerosos analfabetos de entonces. Se oía en todos los hogares. La guerra separó a las familias españolas porque, al estallar en verano, pilló a muchos de sus integrantes separados unos de otros y, en muchos de los casos, lucharon unos contra otros. En Madrid fueron muchas las familias que tuvieron que ser evacuadas y muchos los casos de familias que tuvieron que separarse mandando a sus hijos al extranjero ante el temor de la guerra: era una separación momentánea, por unos meses, y se alargó a casi toda una vida. Respecto al matrimonio, en la España nacional, el único rito válido para el vínculo era el religioso, que tenía valor civil tras la firma consiguiente. En la zona republicana, las normas eran muy diferentes.
El Proceso de Institucionalización del Régimen Franquista: Las Leyes Fundamentales
El proceso de institucionalización se realiza a través de las que se denominarán Leyes Fundamentales:
I. Fuero del Trabajo (1938)
En 1938 se aprueba el Fuero del Trabajo, que prohibía el sindicalismo de clase y establecía el sindicalismo vertical, controlado por el Estado a través de la Organización Sindical. Este proceso se acelera desde 1942, cuando el régimen de Franco trata de aparcar los signos de tono fascista (saludo, uniforme, himnos…). Cuando fue evidente la derrota alemana en la II Guerra Mundial, el Gobierno declaró la “neutralidad” en la guerra e intentó acercarse a los países democráticos.
II. Ley Constitutiva de las Cortes (1942)
En 1942 se emite la Ley Constitutiva de las Cortes, pero sin disminuir la capacidad legislativa del jefe de Estado ni aceptar la existencia de partidos políticos. Los representantes son elegidos a través de los municipios, los sindicatos y la familia, es el triunfo de la denominada “democracia orgánica“. Actúan siguiendo las órdenes de Franco.
III. Fuero de los Españoles (1945)
En 1945, ante la necesidad de adaptarse a la nueva situación internacional tras la derrota de Alemania e Italia en la II Guerra Mundial, se aprueba el “Fuero de los Españoles“. Supone la aceptación de ciertos derechos individuales, aunque sólo formalmente: igualdad ante la ley, “habeas corpus” (para evitar detenciones arbitrarias), libertad de expresión y de asociación. Era una operación de maquillaje del Régimen para dar una apariencia supuestamente democratizadora.
IV. Ley de Referéndum Nacional (1945)
Ese mismo año, 1945, se aprueba la “Ley de Referéndum Nacional”, que ofrecía la apariencia de que funcionaba el sufragio universal. La decisión de su uso se otorgaba al Jefe de Estado para convocar, cuando quisiera, un referéndum. (Sólo lo hizo dos veces: en la aprobación de las leyes V y VII).
V. Ley de Sucesión (1947)
En 1947, España se constituye en reino, pero sin monarca, a través de la “Ley de Sucesión“. Franco, que ejercía con carácter vitalicio la Jefatura de Estado, sería el encargado de elegir la persona destinada a sucederle, (elección que recae, en 1969, en D. Juan Carlos).
VI. Principios Fundamentales del Movimiento Nacional (1958)
El resumen ideológico del régimen se realiza a través de los denominados “Principios Fundamentales del Movimiento Nacional“, promulgados en 1958, y que se proclaman como leyes fundamentales permanentes e inalterables.