De la Regencia de María Cristina a la I República Española: Historia de una Transición

Regencia de María Cristina y las Guerras Carlistas

Regencia de Mª Cristina. Oposición al sistema liberal: Guerras Carlistas. Causas: Reclamación del trono por Carlos Mª. Contra el liberalismo, los carlistas defienden las tradiciones del Antiguo Régimen: Monarquía Absoluta y Católica. El apoyo rural a los carlistas fue significativo, así como el apoyo de los sectores conservadores de la Iglesia y del Vaticano. La defensa de los Fueros de varias regiones frente a la política centralizadora liberal también fue un factor clave.

Fases de la guerra (1833-1840): La rebelión vasco-navarra fue dirigida por Zumalacárregui, quien no consiguió tomar Bilbao. Desde el foco rebelde en el norte y en el Maestrazgo, los carlistas realizaron incursiones por toda España. En 1839 termina la guerra en la zona vasco-navarra con el “Abrazo de Vergara”. En 1840, el general Espartero derrota a los últimos carlistas en el Maestrazgo.

Fin de la Guerra en 1839: Convenio de Vergara entre el general Espartero (isabelino) y el general Maroto (carlista).

Del Absolutismo al Liberalismo

El proceso de transición fue gradual hasta una ruptura final. La transición estuvo protagonizada por monárquicos reformistas y liberales moderados entre 1833 y 1835. El liberal moderado Martínez de la Rosa promulgó una Carta Otorgada, el Estatuto Real, como sustitutivo de una constitución, con poderes muy limitados para las Cortes. En 1833, Javier de Burgos diseña la actual división de España en provincias. Otras reformas fueron la libertad de imprenta, con censura previa, y las liberalizaciones económicas. La guerra carlista y la creciente fuerza de los liberales más progresistas hicieron inviable esta transición.

La Ruptura Liberal y la Regencia de Espartero (1835-1843)

Los ministros liberales progresistas reimplantaron un estado liberal: En 1836 se produce el pronunciamiento militar de la Granja para acabar con el Antiguo Régimen y reimplantar la Constitución de 1812. En 1837 se aprueba una nueva constitución, más moderada que la de Cádiz. Se emprende la desamortización de los bienes del clero regular (1836-37) para financiar la guerra contra los carlistas. Espartero fue el militar de prestigio que dirigiría el Estado liberal, como nuevo regente desde 1840. Su autoritarismo le ganó la enemistad de la Iglesia y de otros militares de prestigio. El acuerdo comercial con el Reino Unido provocó en 1842 la revuelta de Barcelona, que pedía proteccionismo a su industria. En 1843, el general moderado Narváez levantó a parte del ejército contra Espartero, quien tuvo que exiliarse a Gran Bretaña.

La Década Moderada (1844-1854)

El general Narváez dirige el gobierno de los liberales moderados. Se estabiliza el país imponiéndose el orden a la libertad. Es un liberalismo conservador que favorece a la oligarquía. Se aprueba la Constitución de 1845. El Estado se centraliza y se crean los gobernadores civiles para la administración provincial. En 1844 se crea la Guardia Civil para el orden público sustituyendo a la Milicia Nacional. La Ley Moyano de 1850 es la primera ley de Educación de España, con los colegios y maestros a cargo de los ayuntamientos. En 1851 se firma un Concordato con la Santa Sede para compensar a la Iglesia por las desamortizaciones. Se formó un liberalismo democrático contrario al autoritarismo gubernamental.

El Bienio Progresista (1854-1856)

En 1854 tuvo lugar un levantamiento militar contra el gobierno (la Vicalvarada). La reina Isabel II encargó el gobierno al general Espartero, que tuvo la colaboración del general O´Donnell. Se realizaron las siguientes reformas progresistas: Leyes como las del período de la Constitución de 1837. Madoz realizó la desamortización de las tierras municipales. Ley de concesiones ferroviarias en 1855 y creación del Banco de España. En 1855 hubo huelgas en industrias de Barcelona y motines de subsistencia duramente reprimidos hasta la caída del gobierno.

La Unión Liberal (1856-1868)

Alternancia en el gobierno entre los liberales moderados de Narváez y la Unión Liberal de O´Donnell. El objetivo será el desarrollo económico: Se construye la red ferroviaria española y el Canal de Isabel II en Madrid. Política exterior de prestigio con victoria militar en Marruecos, de acuerdo a los intereses de Francia y Reino Unido. En política interior se fracasó en la alternancia pacífica entre los grupos liberales y la reina apoyaba a sus favoritos. La represión de las protestas empujó a los liberales progresistas, a los demócratas y los unionistas a volverse contra la reina en el Pacto de Ostende, de 1866.

Sexenio Democrático

También llamado Sexenio Democrático por intentarse en esos años atraerse a las masas populares en un Estado democrático. Se probaron distintas formas de gobierno pero no se consiguió establecer una democracia en España.

La Revolución y la Búsqueda de un Rey (1868-1870)

Los generales Prim (progresista) y Serrano (unionista), junto al almirante Topete dirigieron la Revolución de septiembre de 1868. La sublevación tuvo apoyo popular, se extendió por muchas ciudades y venció a las tropas de la reina en la batalla de Alcolea. Se crearon juntas revolucionarias que pidieron un gobierno provisional y el sufragio universal. La reina Isabel II se exilió a Francia. Surgió un doble poder: Un gobierno provisional formado por liberales progresistas y unionistas. Las juntas revolucionarias, dirigidas por los demócratas, que pedían derechos democráticos y supresión de las quintas. El gobierno provisional disolvió las juntas pero adoptó gran parte del programa político de los demócratas. Primeras elecciones democráticas con sufragio universal masculino directo.

Cortes Constituyentes en 1869. Partidos y programas políticos:

  • Progresistas y demócratas: Monarquía parlamentaria y democrática.
  • Unionistas o moderados: Vuelta de los Borbones (príncipe Alfonso) y la Constitución de 1845.
  • Partidos republicanos: Legislación protectora de los trabajadores y supresión de la Monarquía, las quintas y la esclavitud en las colonias.
  • Carlistas: Aceptan el parlamentarismo para oponerse a los demócratas.
  • Isabelinos: Que vuelva Isabel II.

La Constitución de 1869: Monarquía Parlamentaria, Soberanía Nacional y Sufragio Universal Masculino. Incluye declaración de derechos individuales. División de poderes: Poder ejecutivo ejercido por un gobierno presidido por el monarca. Poder legislativo ejercido por las Cortes (Congreso y Senado). El poder judicial ejercido por los tribunales de justicia.

A la espera de un nuevo rey… El general Prim será el presidente del gobierno demócrata. El general Serrano será regente en espera de un nuevo rey. Estallan insurrecciones de subsistencia, contra las quintas y huelgas industriales. Aparece el movimiento obrero con los primeros grupos socialistas marxistas y anarquistas. La peseta se había establecido desde 1868 como única moneda oficial. La Hacienda seguía con déficit. Estalla una revuelta independentista en Cuba. Finalmente se elige como rey a Amadeo I de Saboya.

La Monarquía de Amadeo I (1871-1873)

Fue considerado un intruso por carlistas e isabelinos y rechazado por los republicanos. Tras la muerte de Prim la coalición de gobierno se rompió. El rey no consiguió un turno entre los partidos para dar estabilidad al sistema. La Guerra de Cuba y una tercera guerra carlista complicaron su reinado. Los gobiernos no duraban más que meses. En 1873 el rey abdica ante un posible golpe de Estado militar.

La I República (1873-1874)

Fue proclamada en febrero de 1873 por el Congreso y Senado en sesión conjunta. Figueras, del Partido Radical, primer presidente. La República carece de estabilidad por el desacuerdo entre radicales y republicanos (que querían unas Cortes constituyentes). Las elecciones de mayo dan un nuevo gobierno presidido por Pi i Margall, que inicia el proyecto de Constitución de 1873. España se convierte en una República Federal formada por campesinos que ocupan tierras y por obreros en huelga general. El Estado Federal quiebra por el extremismo de los federalistas. Las clases medias radicalizadas y los trabajadores urbanos protagonizan la revolución cantonalista. Para controlar la rebelión de los cantones, los sucesivos presidentes Salmerón y Castelar se apoyaron en el Ejército. Castelar gobernó de forma autoritaria y las Cortes fueron disueltas por el General Pavía y la Guardia Civil en enero de 1874.