El Renacimiento Italiano
- La arquitectura medieval italiana está ligada estrechamente al problema de la tradición.
- La pintura llega a ser una especie de ciencia, como la considera Leonardo.
- Los órdenes arquitectónicos son los puntos en que se articula este mecanismo, y aseguran en todos los puntos el control métrico de los espacios.
- La arquitectura se inserta en el movimiento humanista.
- Se piensa controlar racionalmente el mundo de los objetos que nos rodean.
- Los artistas del Quattrocento buscan, en efecto, en los monumentos antiguos los principios de un método perdido.
- Estudian elementos del lenguaje antiguo.
- El Renacimiento tiene un nombre en especial, este es: perspectiva.
Arquitectura en Italia
Brunelleschi: Comienza con la arquitectura renacentista y colocó “el orden arquitectónico”. Otras obras suyas son la Loggia del hospital de los inocentes, las iglesias de San Lorenzo y del Santo Espíritu y el palacio Pitti.
Alberti: Es un teórico de la arquitectura, pintura y escultura. Destaca por obras como la fachada de Santa María Novella, con basamentos góticos y unos contrafuertes que unen el templete con el frontón irregular al basamento. Otras obras suyas son: Templo Malatestiano en Rimini y San Andrés de Mantua.
De Michelozzo hay que decir que destaca por la decoración, que es discípulo de Brunelleschi y que su obra más destacada es el palacio de Medici-Ricardi, el cual está compuesto por un almohadillado rústico, sillares marcados y en el último piso el muro es casi liso.
Escultura en Italia
Ghiberti: La estructura de las segundas sigue el modelo de Pisano: escenas en recuadros y composiciones cerradas. Tiene gran influencia de Donatello, así su obra el Condotiero Colleoni es una réplica del Gatamelata. Fue maestro de Leonardo da Vinci.
Pintura del Quattrocento
Fra Angelico: Su pintura es goticista, es decir, con tradición del gótico internacional y espíritu religioso. Su obra se caracteriza por la búsqueda de la belleza ideal.
Masaccio: Su obra está relacionada con la pintura de Giotto; éste inventó la perspectiva pictórica aplicando la perspectiva lineal, con lo que consigue crear la ilusión de profundidad y volumen. Sus obras son: Dormición, Cristo muerto, etc.
Botticelli: Discípulo de Fra Filippo Lippi. En sus obras destacan el arabesco de curvas y contracurvas. Sus obras pictóricas tienen un gran sentido plástico. En su obra Bautismo de Cristo se deja ayudar por Leonardo.
Perugino: Se define como renacentista, combina la perspectiva lineal con la aérea, logrando crear la ilusión de la 3ª dimensión; ordena a sus personajes de un modo simétrico y claro, utiliza edificios para enmarcar la escena y es un gran dibujante. Por encargo papal también participó en la decoración de la Sixtina.
Pintura del Cinquecento
Leonardo da Vinci: Conocedor de todas las experiencias artísticas a través del taller de Verrochio, rompe con la tradición florentina. Es un gran dibujante y sus obras tienen un gran sentido compositivo. En su obra pictórica se encuentran las raíces del Manierismo.
Miguel Ángel plasma el pesimismo trágico en los cuerpos de los condenados que caen desde el friso intermedio sobre Caronte y su barca, también en el infierno donde las serpientes diabólicas rodean los torsos de los condenados, mientras que en el otro lado los cuerpos ascienden ingrávidos en escorzos, sobrevolando las tumbas donde los esqueletos adquieren su envoltura carnal.
En la arquitectura del Renacimiento sí se observa una marcada ruptura con el periodo anterior, pues el gótico había alcanzado en sus edificaciones durante sus últimas etapas unos logros y una perfección tales que ya resultaban difíciles de superar; las catedrales góticas no podían ser más ligeras ni más esbeltas, con lo que la arquitectura sólo podía optar entre repetirse o buscar nuevos caminos. Por primera vez desde la antigüedad se realiza una escultura exenta, el David de Donatello, pues durante la Edad Media sólo se había practicado el relieve y siempre como elemento decorativo de los edificios religiosos; mas no por ello el relieve deja de ejecutarse, antes al contrario, se estudia en él con afán el uso de la perspectiva debido al deseo de naturalismo, y el relieve llega a alcanzar unos niveles de perfección difícilmente superables.
La pintura toma una importancia que hasta entonces no se le conocía y resulta, sin duda, la manifestación que mejor acogió la influencia del nuevo arte. En el campo técnico resultó de suma importancia la aparición del óleo, esto es, la utilización del aceite como aglutinante, técnica que aunque ya era conocida en la época medieval es ahora perfeccionada, principalmente por Jan Van Eyck, y extendida por toda Europa; el óleo, que permite crear veladuras merced a la superposición de capas y conseguir unas texturas perfectas y unas calidades brillantes en los objetos que los hacen hiperreales, es utilizado por los pintores renacentistas con maestría, confiriendo a las obras unos nuevos y revolucionarios valores de finura, brillo, minuciosidad y realismo.
La caída de la ciudad de Constantinopla, en poder de los turcos, en 1453, propició que una gran parte de los maestros bizantinos difundieran su cultura en Occidente.
La invención de la imprenta en 1449 favoreció la difusión de los libros, por ser más fácil su reproducción y costo. De este modo el saber de los clásicos, conservado en la tradición romana de Oriente, pasó a Occidente y fue acogido con gran entusiasmo.
Precisamente el nombre de Renacimiento indica esta tendencia a retomar todo lo relativo con la cultura grecorromana.
El Renacimiento comenzó, por tanto, en el siglo XV y duró hasta el XVI. Se divide en dos etapas en orden cronológico; a la primera se la denomina Quattrocento y se desarrolló principalmente en Italia, comenzando por la ciudad de Florencia.
A la segunda se la llama Cinquecento y duró hasta los años treinta del siglo XVI, cuando comenzó el Manierismo.
La arquitectura renacentista tiene un claro carácter profano desde el comienzo, ya que las grandes catedrales europeas estaban en pie en los estilos anteriores. Sin embargo, la basílica de San Pedro del Vaticano de Donato d’Angelo Bramante fue la joya cristiana de este nuevo arte.