Explorando la Escultura Griega Clásica: Maestros y Evolución (Siglos V-IV a.C.)

La Escultura Griega: Los Grandes Maestros de los Siglos V y IV a.C.

La escultura griega tuvo como tema fundamental la representación del cuerpo humano, exaltando el ideal del hombre perfecto. Esta perfección se encontraba en la belleza entendida como proporción, medida y armonía. La expresión, la exteriorización de los sentimientos, fue la segunda preocupación de los escultores griegos. Otro de los objetivos fue la representación del movimiento: la tensión muscular, la agilidad, la viveza. También encontramos la preocupación por el volumen: los griegos consideraban que la escultura requería diferentes puntos de vista para ser contemplada, una conquista lenta pero perceptible.

El principal material usado fue el bronce; sin embargo, por diversas circunstancias, son pocos los originales que nos han llegado. La escultura en mármol se policromaba, mientras que a la realizada en bronce se le añadían ojos vítreos, labios y pezones de cobre o pestañas de plata. La mayor parte de los originales se han perdido y han llegado a nosotros a través de copias romanas.

La escultura griega presenta varias etapas que van desde el arcaísmo hasta el barroquismo helenístico. La anatomía, la conquista del movimiento, el parecido individual, la expresión del sentimiento o la consecución de la perspectiva son elementos que nos permiten encuadrar una pieza, bulto redondo o relieve, en la época correspondiente.

Período Clásico

Es el momento de mayor plenitud de la escultura griega. Los artistas trataron de plasmar en sus obras la belleza física ideal, y para lograrlo estudiaron matemáticamente las proporciones que debía poseer un cuerpo perfecto, ya que la perfección corporal es la expresión externa de la armonía espiritual. Esta fase se divide en tres períodos:

Clasicismo Pleno (480-400 a.C.)

Es la época de mayor esplendor, se caracteriza por el abandono de la rigidez y la aparición del naturalismo: basado en la representación del sentimiento y la acción, se estudia la anatomía y el movimiento, el tratamiento de los ropajes cuyos pliegues se multiplican acentuando las formas del cuerpo. En este período destacan tres escultores:

  • Mirón: Famoso broncista que se interesó por el movimiento (*rhytmos*). Buscaba posturas inestables y posiciones en movimiento interrumpido. Su obra más conocida es el Discóbolo.
  • Fidias: Es el escultor clásico más extraordinario. Dirigió la reconstrucción de la Acrópolis y la decoración del Partenón, en cuyo interior dispuso la imagen criselefantina de la diosa Atenea de 11 metros de altura. Destacó en el tratamiento de los ropajes, cuyos numerosos pliegues hacía caer con naturalidad y conferían a la figura una gran amplitud, dejando entrever formas corpóreas muy sólidas y redondeadas (paños mojados). Podemos verlo en los frontones del Partenón y en la procesión de las Panateneas que corre por su peristasis.
  • Policleto: Suma a su labor de escultor la de teórico. Desarrolló su obra en torno a la representación de atletas, y su preocupación fueron las proporciones del cuerpo humano, lo que le llevó a formular un canon de proporciones perfectas en el Doríforo y el Diadumeno. Este canon consistía en que la cabeza debía ser una séptima parte del cuerpo, el rostro a la vez debía estar dividido en tres partes iguales (frente, nariz y barbilla). Todo se basa en un estudio matemático muy preciso. Otro de sus logros es la consecución del *contrapposto*, todo el peso del cuerpo descansa en una pierna, mientras la otra se flexiona, lo que otorga un equilibrio dinámico a la figura y le confiere sensación de movimiento.

Segundo Clasicismo (400-323 a.C.)

Superado el clasicismo pleno se tiende a la barroquización de las formas, la estilización del canon, la acentuación del movimiento y la pérdida de la sumisión al paradigma clásico: armonía, proporción y equilibrio. Se comienza a cultivar el retrato, aumentando el realismo y el afán por expresar los sentimientos humanos (*pathos*).

  • Praxíteles: Trabajó en un estilo delicado y elegante, con figuras de formas blandas en las que suaviza las líneas con curvas delicadamente bellas, las *curvas praxitelianas*, que son el *contrapposto* llevado al extremo. Las superficies no son lisas, sino que se ondulan apareciendo un juego de luces y sombras. Representa a dioses desnudos, siendo el primero en representar un desnudo femenino, en actitudes indolentes y mundanas, tomadas de modelos humanos. Destacan Hermes con Dioniso niño, el Apolo Sauróctono y la Afrodita de Cnido.
  • Escopas: Exalta la expresión trágica porque le interesa la violenta pasión, la angustia, las interioridades del alma, es el *pathos escopástico*. Para conseguirlo hunde los ojos y los inunda con una mirada penetrante, entreabre las bocas, frunce las cejas y marca las líneas en el cuerpo blando. Sus obras más representativas son la Ménade y el Hércules Farnesio.
  • Lisipo: Estiliza la figura, alarga el canon de Policleto y la cabeza pasa a ser una octava parte de la figura. El cuerpo se vuelve más esbelto y ofrece una mayor altura creando un canon más naturalista. Sus obras están hechas para ser contempladas desde distintos puntos de vista. Su obra más destacada es el Apoxiomenos.