Historia de España: De Isabel II a la Crisis de 1898

El Reinado de Isabel II (1843-1868)

La Década Moderada (1844-1854)

Tras el fin del pronunciamiento militar de Espartero, Isabel II asumió el trono en 1843 y encargó la formación del Gobierno al partido moderado. Este periodo, liderado por el general Narváez, se caracterizó por la derogación de la Constitución de 1837 y la redacción de la Constitución de 1845. Esta nueva constitución establecía:

  • Soberanía conjunta del Rey y las Cortes.
  • Sistema legislativo bicameral.
  • Sufragio censitario.

Se realizaron reformas político-administrativas, incluyendo la Ley Fiscal, el Código Civil y el Código Penal. Destaca la reforma tributaria de la Ley Mon-Santillán (1845) para mejorar el sistema de impuestos. Se disolvió la Milicia Nacional y se creó la Guardia Civil en 1844. En 1845, se implementó el Plan de Estudios de Pidal. El Concordato con la Santa Sede (1851) devolvió privilegios a la Iglesia. Se realizaron obras públicas, como el Canal de Isabel II, con Bravo Murillo. La etapa finalizó con el alzamiento liberal-progresista debido al descontento con la corrupción y el autoritarismo del gobierno.

El Bienio Progresista (1854-1856)

El pronunciamiento militar de la Vicalvarada, liderado por el general L. O’Donnell (líder del Partido Unión Liberal), se extendió a otras ciudades. Se elaboró el Manifiesto de Manzanares contra el gobierno. Se elaboró un nuevo proyecto constitucional, que no se implementó. Espartero fue nombrado jefe de Gobierno, y se llevaron a cabo la Desamortización de Madoz (1855), la Ley de Ferrocarriles (1855) y la Ley Bancaria (1856). Se produjeron levantamientos obreros, como la huelga general en Barcelona (1855), lo que llevó a la dimisión de Espartero. Isabel II confió el gobierno a O’Donnell, quien reprimió las protestas.

La Alternancia de Moderados y Unionistas (1856-1868)

La alternancia de los gobiernos de los generales Narváez y O’Donnell aportó estabilidad política. Se paralizó la desamortización de 1855 y se promulgó la Ley de Educación de Claudio Moyano (1857). Se reconoció a la Iglesia muchos privilegios y hubo represión por parte de la Guardia Civil. Fue una etapa de prosperidad económica y expansión comercial. Se llevó a cabo una política exterior activa, con la incorporación de Sidi Ifni (Marruecos) tras la victoria de Wad-Ras. Surgieron nuevos partidos políticos como el Demócrata y corrientes como el republicanismo. Hubo una crisis financiera e industrial y agitaciones sociales. Se produjeron pronunciamientos militares progresistas, destacando el del general Prim, que fueron reprimidos. Progresistas y demócratas firmaron el Pacto de Ostende (1866) para destronar a Isabel II.

El Sexenio Democrático (1868-1874)

La Revolución de 1868 se produjo por el agotamiento del moderantismo, la monarquía de Isabel II y la crisis económica. Progresistas y demócratas firmaron el Pacto de Ostende (1866).

La Revolución de 1868

Se inició con la sublevación de Topete en Cádiz, apoyado por Prim (progresista) y Francisco Serrano (Unión Liberal) bajo el manifiesto de “España con honra”. El movimiento se extendió, se crearon juntas revolucionarias y Serrano venció al ejército gubernamental en la batalla de Alcolea (Córdoba). Isabel II se exilió.

La Constitución de 1869

Con la regencia de Serrano, se formó un nuevo gobierno liderado por Prim, que redactó una nueva Constitución (1869) democrática que establecía:

  • Sufragio universal masculino.
  • Libertades de prensa, reunión y asociación.
  • España como estado aconfesional.
  • Monarquía parlamentaria.
  • Soberanía nacional.
  • División de poderes.
  • Cortes bicamerales.

Prim aprobó una política librecambista y la peseta comenzó a circular.

El Reinado de Amadeo I (1871-1873)

El nuevo régimen enfrentó agitación social y la guerra de Cuba. Se eligió a Amadeo de Saboya como rey. Su principal valedor, el general Prim, fue asesinado en 1870. Hubo movimientos de oposición: carlistas, republicanos, anarquistas y el rechazo de la Iglesia. Amadeo I abdicó.

La Primera República (1873-1874)

En febrero de 1873, las Cortes votaron la constitución de una República. La desconfianza de los políticos, la agitación, la Tercera Guerra Carlista y la Guerra de Cuba dificultaron este período. Hubo cuatro presidentes:

  1. Estanislao Figueras: Intentos de golpes de Estado y elecciones ganadas por los republicanos federalistas.
  2. Pi y Margall: Su propósito de instaurar la República federal no fue posible por el movimiento cantonalista.
  3. Salmerón: Su objetivo era sofocar el movimiento cantonalista.
  4. Castelar: Representaba la República conservadora.

Se produjo el golpe de Estado de Manuel Pavía. Pavía entregó el poder al general Francisco Serrano, quien gobernó hasta el pronunciamiento militar del general Martínez Campos en diciembre de 1874 (a favor de Alfonso XII, hijo de Isabel II), que supuso la restauración de la monarquía borbónica.

El Sistema Canovista y la Restauración (1874-1902)

La Constitución de 1876 y el Turno de Partidos

Tras la Revolución de 1868, el golpe de Estado del General Martínez Campos en diciembre de 1874 restauró la monarquía borbónica. Cánovas del Castillo fue el artífice de la Restauración, e hizo firmar a Alfonso XII el Manifiesto de Sandhurst. El sistema canovista era un régimen bipartidista con:

  • Partido Conservador: Liderado por Cánovas.
  • Partido Liberal: Liderado por Sagasta.

Buscaba la estabilidad política, pero con prácticas de corrupción electoral: encasillamiento, caciquismo y pucherazo.

En 1876, se proclamó una nueva Constitución moderada y flexible, basada en la soberanía compartida entre el Rey y las Cortes. Contenía una declaración de derechos, establecía al Rey como jefe de Estado y declaraba el catolicismo como religión oficial. Favorecía el centralismo y establecía la separación de poderes.

En 1885 fallece Alfonso XII, y María Cristina de Habsburgo-Lorena es nombrada regente tras el Pacto de El Pardo. El primer turno político de la regencia fue liberal (1885-1890), con reformas como la Ley de Jurado, el Código Civil, la abolición de la esclavitud y la Ley de Sufragio Universal. En 1897, Cánovas del Castillo fue asesinado, y Sagasta volvió al poder. En 1898, se perdieron las últimas colonias. Alfonso XIII llegó al trono en 1902.

La Oposición al Sistema

Varios grupos se opusieron al sistema:

  • Carlismo: Dividido en colaboracionistas (Vázquez de la Mella) e intransigentes (Cándido Nocedal y Ramón Nocedal, que fundó el Partido Integrista).
  • Republicanismo: Emilio Castelar fundó el Partido Posibilista, Ruiz Zorrilla lideró el Partido Republicano Progresista, y en 1893 se creó la Unión Republicana.
  • Nacionalismo catalán: Surgió el movimiento de la Renaixença y Valentí Almirall fundó el Centre Catalá (1882). Se creó la Unió Catalanista (1891), cuyo programa quedó fijado en las Bases de Manresa, y en 1901 se fundó la Liga Regionalista, destacando Francesc Cambó.
  • Nacionalismo vasco: Sabino Arana fundó el Partido Nacionalista Vasco (1894).
  • En Galicia se creó la Liga Regionalista Gallega y en Valencia destaca Blasco Ibáñez.
  • Movimiento obrero: Legalizado con la Ley de Asociaciones. Se dividió en:
    • Socialismo: Pablo Iglesias fundó el PSOE (1879) y el sindicato UGT (1888).
    • Anarquismo: Kropotkin y atentados como los crímenes de la Mano Negra. Se fundó la Confederación Nacional de Trabajadores (1910).

La vida del campesinado era miserable: los jornaleros sufrían paro estacional. A finales de siglo comenzaría la legislación laboral en España.

Las Guerras de Cuba y la Crisis de 1898

El final del imperio colonial español se produjo en 1898 como consecuencia de la guerra entre España y Estados Unidos, en Cuba y Filipinas.

La Guerra de Cuba (1895-1898)

En 1895, con el Grito de Baire, se produjo un levantamiento en Cuba dirigido por José Martí, dirigente del Partido Revolucionario Cubano. Proclamó la libertad de Cuba a través del Manifiesto de Montecristi. Los 130.000 soldados bajo las órdenes del general Martínez Campos no pudieron reprimir el levantamiento. Cánovas y Sagasta estaban dispuestos a otorgar concesiones, pero no a ceder la soberanía. El general Valeriano Weyler llevó a cabo una feroz guerra de desgaste. Tras el asesinato de Cánovas en 1897, un nuevo gobierno liberal probó una estrategia de conciliación: relevó a Weyler y concedió autonomía a Cuba, pero los independentistas (apoyados por Estados Unidos) rechazaron estas medidas.

La Guerra Hispano-Estadounidense (1898)

En abril de 1898, el Congreso de los EE.UU. declaró la guerra a España tras la explosión del acorazado Maine. La guerra comenzó en Filipinas, donde también había un movimiento independentista impulsado por José Rizal. En junio, los estadounidenses desembarcaron en Guantánamo. El hundimiento de la flota del almirante Cervera decidió la batalla. Santiago capituló y las fuerzas de EE.UU. ocuparon Puerto Rico. En el Pacífico, la guarnición de Manila capituló en agosto de 1898.

El Tratado de París (1898) y sus Consecuencias

En diciembre de 1898, se firmó la Paz de París, por la cual España reconocía la independencia de Cuba y cedía a EE.UU. Puerto Rico, Filipinas y Guam. Al año siguiente, por el Tratado Hispano-alemán, España vendió al Imperio alemán sus últimas islas del Pacífico: Carolinas y Marianas.

La derrota de 1898 supuso la frustración de la sociedad y la clase política española. Surgió el regeneracionismo (movimiento intelectual y político que criticaba el sistema de la Restauración). Las guerras coloniales se saldaron con 120.000 muertos. La crisis del 98 fue fundamentalmente una crisis moral e ideológica, dando lugar a la Generación del 98.

Prehistoria en la Península Ibérica

El Paleolítico y el Neolítico

Durante el Paleolítico (hasta el 10.000 a.C.) tuvo lugar la aparición del Homo sapiens en África, especie que se extendió por la Península Ibérica. La base económica fue la caza, la pesca y la recolección, tratándose de sociedades nómadas. Estas culturas desarrollaron útiles de piedra, dominaron el fuego y practicaron ritos funerarios.

El Neolítico (10.000-3.000 a.C.) se inicia con la aparición de la agricultura y la ganadería, provocando la aparición de sociedades sedentarias y el paso de comunidades depredadoras a otras productivas, lo que propicia las primeras diferencias sociales debido a la división del trabajo. Surgieron los objetos cerámicos y la confección de tejidos.

Desde finales del Paleolítico aparecen las primeras manifestaciones artísticas: arte mobiliar (pequeñas tallas en piedra) y pinturas rupestres, destacando las existentes en la Cueva de Altamira (Cantabria) del Paleolítico o las de Valltorta (Castellón) del Neolítico.

Los Pueblos Prerromanos y las Colonizaciones del Mediterráneo

Los pueblos prerromanos (destacando íberos y celtas) poblaron la Península en el primer milenio a.C. Los íberos descendían de los peninsulares prehistóricos, se asentaron en el tercio este peninsular y tenían economía agropecuaria y minera, comerciando con griegos y fenicios. Desarrollaron manifestaciones artísticas como la Dama de Elche. Los celtas, procedían de Centroeuropa, se asentaron en el interior peninsular y tenían una organización social y política más rudimentaria. Destacaron en la metalurgia del hierro.

En este milenio tuvieron lugar las colonizaciones de los pueblos del Mediterráneo oriental (fenicios y griegos) con el fin de comerciar con los metales existentes en la Península. Los fenicios procedían de Próximo Oriente y se asentaron en factorías costeras con colonias en la costa andaluza. Los griegos, llegaron más tarde y se asentaron en factorías en la costa mediterránea. Los fenicios fueron sustituidos por los cartagineses, procedentes de la colonia fenicia de Cartago (norte de África), que se asentaron inicialmente en la costa sureste, destacando Cartago Nova, y pasaron a ocupar el interior peninsular hasta ser derrotados por Roma en la segunda guerra púnica.

La Hispania Romana

Hispania es el término utilizado por los romanos para referirse a la Península Ibérica. El dominio romano de la Península se inició en el 218 a.C. con la segunda guerra púnica entre Roma y Cartago (218-201 a.C.), dominando entonces los alrededores de la costa mediterránea española. El emperador Augusto concluyó la conquista al dominar el norte peninsular en el siglo I a.C. y la presencia romana perduró hasta el siglo V d.C., con la llegada de los pueblos germánicos. Hispania fue un territorio con elevado grado de romanización dentro del Imperio romano, aunque no fue homogénea, pues era más evidente en el sur y en el este peninsular. Se convierte en proveedor de materias primas con destino a Roma (productos agrícolas, ganaderos y mineros). Las bases de la romanización fueron el latín como lengua común, la religión cristiana, la extensa red de calzadas, el derecho romano y la división territorial, aspectos perceptibles en la cultura y organización actual de España.