Gabriel García Márquez nació en Aracataca, Colombia, el 6 de marzo de 1928. Perteneció a lo que se llamó el “Boom”, o la nueva narrativa latinoamericana. Este es un término que se utiliza para representar la explosión editorial que se dio en la década del 60 en América latina.
La nueva narrativa tiene como características fundamentales el abandono de la estructura lógica. Responde a un cambio en la visión del mundo. Otra característica es que rompe con la linealidad cronológica de la narrativa tradicional. Se observa gran preocupación por el tiempo. También hay una mayor utilización de elementos simbólicos, se destacan aspectos misteriosos e irracionales de la realidad. Hay un cambio de narrador. Por otra parte, hay una ruptura con viejos tabúes, surge el personaje como antihéroe. Otra característica es que los temas que obsesionan a los escritores son en buena parte: la soledad, incomunicación, sexo y la muerte. Y una característica que está muy presente en García Márquez y se la puede observar en el mundo creado por Márquez, Macondo, es que se dejan de lado los espacios realistas y se remplazan por espacios míticos e imaginarios.
Análisis de “La Siesta del Martes” de Gabriel García Márquez
En “La siesta del martes” se pueden observar numerosas de estas características, como la presencia de elementos simbólicos, el narrador y las técnicas de narración. Rompe con la linealidad cronológica. También se observan dos de los grandes temas que obsesionan a los escritores pertenecientes a la nueva narrativa latinoamericana: la muerte y la soledad. Otros temas que aparecen en el texto que a su vez son característicos en las obras de Garcia Marquez son: la injusticia social, la dignidad del pobre.
En el texto aparecen símbolos e imágenes tales como las flores que lleva la hija, y las que hay en la casa del cura, que son muy diferentes porque las de la hija ya se estaban muriendo porque tuvo que viajar en el tren caliente. Las del padre olían bien y estaban vivas porque estaban adentro donde ventilador eléctrico les prolongó la vida.
Por otro lado, el narrador —omnisciente— está en tercera persona, y se limita a contar lo exterior. Sus observaciones captan lo que aparece a la vista. El narrador omnisciente se caracteriza en el cuento por exponer y relatar los acontecimientos con una brevedad y exactitud sorprendente a fin de que el lector participe con su interpretación. También rompe con la linealidad cronológica y se puede observar cuando la madre de Carlos Centeno y su hija llegan a la casa del cura y preguntan por su tumba, y le explica quién es su hijo. En este momento el narrador comienza a contar lo que pasó “…el lunes de la semana anterior, a las tres de la madrugada y a pocas cuadras de allí…”. Vuelve el tiempo atrás y nos cuenta una historia dentro de otra, y al finalizar la misma vuelve a la narración del comienzo del cuento.
El título del cuento se puede decir que es emblemático y simbólico, y puede relacionarse con uno de los temas del mismo. Por un lado se puede opinar que “la siesta del martes” refiere a un día cualquiera (martes) y que debido al calor mencionado en el texto la gente se toma una siesta, por lo tanto podría ser la siesta diaria, o podría tratarse de la siesta del cura, y se da el día martes (en el texto se menciona que es martes). Otra interpretación es que se da en el dia martes intencionalmente, ya que para muchas personas este dia es de mala suerte. Sin embargo, hay una interpretación que opina que en la historia el autor nos narra que cuando llega la madre de Carlos Centeno toda la gente del pueblo está durmiendo la siesta, pero después la gente de alguna forma se entera que la madre del fallecido hijo está en el pueblo; toda la gente sale a juzgar la madre del ladrón, ladrón que robo por necesidad. Por un lado el narrador relata que no se encontraba nadie por las calles, pero al enterarse de una noticia salen todos de sus casas y están pendientes de la madre del ladrón. Y es aquí donde se presenta uno de los temas principales del texto. Por un lado Garcia Marquez plantea la discusión sobre si está bien robar si es por necesidad, y el otro tema que se refleja en este momento es el juicio de las personas, como la gente juzga a otros sin saber de su situación. Es en este momento que el autor nos presenta el tema de la dignidad de los pobres y de la injusticia social.
El autor remarca la situación socioeconómica de la mujer con su hija, y lo hace de varias formas en distintos momentos. En primer lugar, la madre del ladrón y su hija viajan en un tren de tres clases, y lo hacen en la tercera, en la más barata. Quiere recalcar que el vagón en el que se encontraban no era bueno y lo hace cuando la madre le dice a la niña que suba el vidrio y la niña “trato de hacerlo pero la persiana estaba bloqueada por oxido.”. También habla de la situación económica de su familia cuando describe a Carlos Centeno, y este en lugar de cinturón contaba con una soga y estaba descalzo. Por la otra parte, Rebeca, la mujer que asesinó a Carlos Centeno Ayala representa la otra clase social, burguesa, antisocial, con delirios de persecución, que vive en una buena casa, “llena de cachivaches”.
En el momento que Rebeca dispara y mata al ladrón, este pronuncia “ay mi madre”. Esta frase es clave en el texto, debido a que muestra el amor incondicional reciproco entre la madre y el hijo. La madre, como mencioné anteriormente, de nivel socioeconómico pobre, atravesando todas las dificultades que se le presentan, va a visitar la tumba de su hijo, y eso muestra el amor que le tiene. Aparte, está orgullosa de ser su madre, y no siente vergüenza al pronunciar su nombre, por eso cuando le preguntan el nombre dice “Centeno Ayala”, remarcando el segundo apellido, que es el de ella misma. Ella, un personaje innominado representa a todas las mujeres de estas características.
Notamos que lo que prima a lo largo del cuento es la crítica social. Macondo, pueblo ficticio inventado por García Marquez esta desierto y las tiendas están cerradas a la llegada de la madre al igual que el vagón de tercera clase en la cuál viajaban. Esto simboliza también la soledad de los pobres, tema tratado recurrentemente por el autor. El escritor nos quiere transmitir que la sociedad aísla a este sector de la población. Este aislamiento está también simbolizado por el hecho de que se encuentren solas en el vagón de tercera clase y que el pueblo este vacío. La siesta del martes es los beneficios que gran parte de la población tiene pero que algunos no pueden disfrutar.
También es posible notar una reflexión sobre la justicia, que se ve simbolizada en el diálogo entre la madre y el cura. Cuando este pregunta a la madre si no trato de llevar a su hijo por el buen camino, la madre le responde que su hijo era una buena persona, explica la historia de su hijo, que solía boxear para ganarse la vida. De este diálogo podemos sustraer dos conclusiones. La primera, es la diferencia entre la escala de valores de los dos personajes. El “buen camino” del que habla el cura no es el mismo que ve la mujer. La justicia, por lo tanto, es subjetiva a la posición social de los individuos. El hecho de que la autoridad moral resida en el cura y no en la mujer, es para GGM una injusticia.
Está claro que hay un elemento que se reitera numerosas veces a lo largo del texto, y este es el calor. Ya desde el comienzo se habla de que “…el aire se hizo húmedo y no se volvió a sentir la brisa del mar.” E inmediatamente se menciona que “Eran las once de la mañana y aún no había empezado el calor.” Las mujeres se encuentran en el mundo ficticio de Macondo, y este fue inspirado en la ciudad donde nació Gabriel Garcia Marquez, Aracataca, siendo esta una región en que el clima es muy soleado y hay altas temperaturas. Pero el calor esta tan enfatizado para que el lector imagine la situación que vive tanto la madre como la chica, y que a pesar de esa gran dificultad, la supieron afrontar y continuaron su viaje para lograr su objetivo.
Si comparamos La siesta del martes con el Aleph, notamos que se trata de temas diametralmente opuestos. Mientras Borges se centra en lo metafísico, reflexionando sobre temas de enorme abstracción, García Marquez se centra en tópicos más terrenales, siendo el eje de sus historias la crítica social y el retrato de la sociedad colombiana y latinoamericana.
Análisis de “Funes el Memorioso” de Jorge Luis Borges
Jorge Luis Borges nació en Buenos Aires, Argentina, el 24 de agosto de 1899. Perteneció a lo que se llamó el “Boom”, o la nueva narrativa latinoamericana. Este es un término que se utiliza para representar la explosión editorial que se dio en la década del 60 en América latina.
La nueva narrativa tiene como características fundamentales el abandono de la estructura lógica. Responde a un cambio en la visión del mundo. Otra característica es que rompe con la linealidad cronológica de la narrativa tradicional. Se observa gran preocupación por el tiempo. También hay una mayor utilización de elementos simbólicos, se destacan aspectos misteriosos e irracionales de la realidad. Hay un cambio de narrador. Por otra parte, hay una ruptura con viejos tabúes, surge el personaje como antihéroe. Otra característica es que los temas que obsesionan a los escritores son en buena parte: la soledad, incomunicación, sexo y la muerte. Y una característica que está muy presente en Borges es que se dejan de lado los espacios realistas y se remplazan por espacios míticos e imaginarios.
Al analizar el título, lo podemos clasificar en epónimo y emblemático, debido a que el mismo hace referencia al apellido del personaje y también describe y adelanta una característica del protagonista, y es una característica que no es real, la de acordarse de todos los recuerdos, reconstruir todos los sueños, todos los entresueños, “Sabía las formas de las nubes australes del amanecer del treinta de abril de mil ochocientos ochenta y dos y podía compararlas en el recuerdo con las vetas de un libro en pasta española que solo había mirado una vez y con las líneas de la espuma que un remo levantó en el Rio Negro la víspera de la acción del Quebracho.”
Y es en esta característica que tiene el personaje que podemos darnos cuenta de la narrativa fantástica que está presente en el cuento, ya que esta consiste en presentar un contexto realista en el que aparece un hecho insólito e inexplicable racionalmente (que Funes pueda recordar todos los momentos). Este hecho genera a través de un proceso de identificación, extrañeza e inquietud en el lector, quien se verá interpelado respecto a su modelo de realidad.
El contexto realista es el de un estudiante argentino que se encuentra con un hombre en la ciudad de Fray Bentos, Uruguay. Pero el hecho fantástico nos hace cuestionarnos lo que podría ser el tema principal del texto: ¿es la memoria siempre beneficiosa?
Y este tema es planteado y resumido por el autor en una frase que aparece en el texto: “Sospecho, sin embargo, que no era muy capaz de pensar. Pensar es olvidar diferencias, es generalizar, abstraer. En el abarrotado mundo de Funes no había sino detalles, casi inmediatos.”
La memoria de Funes es tan prodigiosa que es capaz de distinguir la diferencia entre una hoja y otra de un mismo árbol y no olvidar ninguna, por más tiempo que haya pasado desde entonces. Recuerda con exactitud lo que percibe y pasa en cada momento.
Es decir que para Funes sería posible, basándose en esa capacidad, poner un nombre distinto a cada hoja, a cada piedra que ha visto, a cada perro, y después reconocer a cada uno. Pero justamente por eso no puede elevarse a los conceptos abstractos que le permitirían pensar. No puede hacerse la idea, por ejemplo, de “flor” a partir de lo que todas las flores tienen en común. Para él cada flor es absolutamente distinta de la otra. Su memoria es un depósito sin límites. Por eso no puede pensar.
Por consiguiente, Borges no responde la pregunta planteada, pero, en mi opinión, propone que es más importante tener la capacidad de pensar que la de tener memoria infinita, porque cree, al igual que Platón, que definió los conceptos de materia y forma.
Otro posible tema podría ser el tema del empirismo, o sea del conocimiento que adquirimos mediante la experiencia de los sentidos. Podemos entonces relacionar a Funes como un personaje que solo ha adquirido conocimiento a partir de sus recuerdos que son su propia experiencia, y no conoce más de los que estos exceda.
Para comenzar a hablar de Ireneo Funes, al comienzo del texto se hace una descripción del personaje, y se dice que este tiene “la cara taciturna y aindiada y singularmente remota…” y “…sus manos afiladas de trenzador.”. Por otro lado, Funes es su apellido materno, ya que no se sabe quién es su padre “algunos decían que era un médico del saladero, un inglés O’Connor, y otros un domador o rastreador del departamento de Salto”. Es curioso como Funes, antes de haber tenido el accidente que conllevó a tener la habilidad de recordar todo lo vivido, ya tenía una destreza sobrenatural, y esta es la de saber la hora exacta sin tener un reloj. Y es en el primer encuentro que tiene el narrador con Ireneo que ocurre que el primo de Funes, Bernardo Haedo, le pregunta la hora y este le responde: “faltan cuatro minutos para las ocho, joven Bernardo Juan Francisco” y el texto relata que lo hace “sin consultar al cielo, sin detenerse.” Otro dato curioso es el nombre del primo del narrador. No es casualidad que tenga ese apellido. Bernardo Haedo es un apellido de la familia de Borges: el primo de su madre se llamaba Francisco Haedo. Cuando niño Borges y su familia pasaban las vacaciones de verano en el rancho Haedo, cercano a Fray Bentos.
También es interesante que cuando comienza el texto dice: “Lo recuerdo (yo no tengo derecho a pronunciar ese verbo sagrado, solo un hombre en la tierra tuvo derecho y ese hombre ha muerto)…”. Al pronunciar esas palabras se está refiriendo a Ireneo Funes, que el lector, sin antes haber leído el cuento no tiene idea que se refiere a él. Se refiere a él porque recordar era su característica principal, y como se afirma en el texto, él sólo ha tenido más recuerdos que los que habrán tenido todos los hombres desde que el mundo es mundo, y porque el texto finaliza mencionando la muerte del mismo. Borges dice que no tiene derecho a pronunciar ese verbo, sin embargo lo hace repetidamente, en forma de anáfora en las siguientes oraciones.
Otro gran recurso que aparece en el cuento y que es una marca clara del estilo borgiano es el juego entre realidad y ficción. El yo lirico nos introduce el tema de lo narrado a través de una serie de rodeos en donde se nos dice que esta pequeña biografía de Funes va a aparecer inserta en un volumen mayor, dedicado también a esta figura, lo que nos da una mayor noción de verosimilitud. Todos los datos y fechas colaboran en esta intención de hacer real lo ficticio. Hasta tal punto llega este compromiso con la verosimilitud que en un momento el narrador nos dice que abandonará el estilo directo porque no posee la prodigiosa memoria de Funes y recrear lo escuchado hace tantos años no es creíble. El propio tema narrado, obliga a modificar ciertas marcas de estilo en la escritura. Otro momento que genera confusión sobre la realidad y la ficción es cuando Borges relata que el poeta uruguayo Pedro Ipuche escribió sobre Funes, cuando sabemos que en realidad eso nunca sucedió. Vuelve a confundir la realidad y la ficción cuando habla de las vacaciones en Fray Bentos, porque es cierto que Borges veraneo en esa región. También sucede lo mismo cuando se mencionan los libros que el narrador le presta a El memorioso. Estos son libros existentes en la realidad.
Podemos comparar Funes el memorioso con el texto dado en clase, una obra del género dramático, Tebas Land, de Sergio Blanco. Ambas mezclan los planos de realidad y la ficción, queriendo confundir al lector/espectador. También en los dos textos se nota la intertextualidad, agregando fragmentos de otros textos como los del libro en latín (en Funes el memorioso) y Los hermanos Karamazov (en Tebas Land)