Literatura del Siglo XVIII: Poesía, Prosa y Teatro Neoclásico

Literatura del Siglo XVIII

Poesía del Siglo XVIII

Las distintas tendencias deben señalarse como pasos de evolución, no como conjuntos cerrados, ya que se aprecian muestras de varias corrientes en un único poeta.

  • Poesía barroca: Continuó los aspectos más formales de la lírica del siglo XVII, pero sin la ideología exaltada del barroco. Ejemplos: Diego de Torres o Gerardo Lobo.
  • Poesía rococó: Tenía carácter cortesano. Se caracterizaba por la sencillez expresiva, el sensualismo y un cariz festivo en los temas. El género más usual es la anacreóntica, de estrofa breve, verso corto, y los temas más usuales son la coquetería femenina, el vino, los bailes y el amor. Destacan José Cadalso y Juan Meléndez Valdés.
  • Poesía neoclásica: Se caracteriza por la acentuación del carácter clásico que aborda temas profundos buscando la sobriedad y la armonía de estilo. Cultivaron poesía amorosa, mitológica, épica y bucólica.
  • Poesía ilustrada: Es una poesía racional con un fin didáctico, con estilo claro y de contenido filosófico, político y social. Destacan Tomás de Iriarte, Samaniego, Cadalso y Meléndez Valdés.
  • Poesía prerromántica: A finales del siglo XVIII, el fracaso de las ideas ilustradas, la consolidación de la sensibilidad individual como tema principal y la influencia del romanticismo condujeron a poemas de tono triste con escenarios naturales sensuales y en los que el yo poético padecía dolor por la soledad e incomprensión del mundo. Destacó Meléndez Valdés, y su obra está dividida en dos etapas atendiendo a sus influencias literarias: una primera etapa de juventud cuyo modelo fue Cadalso, donde predominan las anacreónticas, y una segunda de madurez influida por Melchor Gaspar de Jovellanos, de tono más reflexivo. Sus rasgos más reseñables son la imitación a la naturaleza, la influencia de los modelos clásicos y españoles, la adecuación entre forma y contenido y la variedad de temas, géneros y estrofas.

Prosa del Siglo XVIII – Novela

El fenómeno que condicionó la novela dieciochesca fue la difusión de novelas extranjeras traducidas de autores como Defoe, Swift…

Imitadores y Continuadores

  • Narración moralizadora: Siguen el modelo de narración corta moralizadora del siglo XVII.
  • Obras de referencia: Toman como modelo las Novelas Ejemplares y el Quijote, por su esencia satírica.
  • Estilo depurado: Lenguaje claro con fin moralizador.

Destaca Fernando Gutiérrez con Los enredos de un lugar.

Renovadores

Surgen obras bajo la influencia del pensamiento ilustrado y el fin moralizador con matices sentimentales.

  • Novelas sobre la educación: Ofrecen una idea de formación a través de la experiencia. Ejemplo: Eusebio de Pedro Montengón.
  • Novela utópica: Presenta una sociedad utópica en la que reina la paz y la felicidad, y se critican las relaciones sociales, siguiendo la huella de Voltaire o Swift.
  • Novela anticlerical: Critica la religión y el poder social de la iglesia.

La renovación narrativa del siglo XVIII se aprecia en las obras de Francisco de Isla y Diego Torres Villarroel.

Prosa – Periodismo

La prensa del siglo XVIII no solo fue un medio de información de la realidad, sino también una vía de divulgación cultural e ideológica.

Características del Periodismo

  • Prosa cuidada: Prosa sobria y clara de fácil comprensión, debido al afán divulgador y al hecho de ser leídos en público.
  • Influencia extranjera: A través de las traducciones se conocen grandes obras, ejerciendo una gran influencia en los escritores españoles.
  • Evolución de la crítica literaria.
  • Consolidación de nuevos géneros prosísticos que ayudó al afianzamiento de géneros como el ensayo, cartas…
  • Publicación de novelas por entregas que fomentaron el crecimiento del número de lectores de relatos e influyó en la estructura.

Prosa – El Ensayo

El ensayo fue la vía por la que los intelectuales del siglo XVIII intentaron difundir las nuevas ideas y conocimientos de la época, mediante un estilo ameno y claro, con tono doctrinal. Destacan Benito Jerónimo Feijoo, que emplea un estilo claro y que mostró su erudición; Gaspar Melchor de Jovellanos, con obras de tono didáctico y cuya preocupación por España y por su progreso se refleja en su obra; e Ignacio de Luzán, que defendía el empleo de normas racionales que facilitasen la creación artística.

Prosa – José Cadalso

Recoge en su obra los rasgos propios del movimiento, como la intención moralizante, la importancia de la educación o la crítica a las costumbres de la época. Destacan:

  • Noches lúgubres: Novela dialogada que narra la desesperación por el fallecimiento de María Ignacia, actriz de la cual estaba enamorado. En tres partes:
    1. Afirmación del yo poético: Tediato se enfrenta a su destino adverso y a la injusticia.
    2. Empleo de elementos de la naturaleza: Tediato se retira a este lugar para subrayar su estado de ánimo.
    3. Escenarios tétricos: Sepulcros, enterradores, cipreses…
  • Cartas marruecas: Cadalso redacta 90 cartas que narran viajes y la reflexión ensayística sobre la realidad de España, pasando por sus costumbres, la educación, las clases altas, la amistad… Son tres corresponsales, redactados con un lenguaje natural y afectivo, con un toque de humor:
    1. Nuño: Español de religión cristiana, exponente del pensamiento de Cadalso.
    2. Gazel: Marroquí musulmán que recorre España. Entusiasta y curioso, busca conocer la verdad.
    3. Ben-Beley: Maestro de Gazel, retirado del mundo, ofrece una visión reposada y filosófica.

Teatro del Siglo XVIII

Los primeros años están caracterizados por la influencia de Lope, pero más tarde, el ilustrado, convencido del papel educador y reformador de las costumbres que el teatro podía ejercer, lo cambió.

Teatro en la Primera Mitad del Siglo

Las representaciones eran vespertinas y el público se encontraba dividido según su clase y sexo, y el teatro estaba concebido como un espectáculo para el entretenimiento. En los entreactos se intercalaban bailes y piezas cómicas. Los géneros más demandados eran:

  • Comedias de magia: Con apariciones, transformaciones o trucos.
  • Comedias heroico-militares: Evocan glorias nacionales y ambientes exóticos, llevando a escena desfiles, batallas y muertes.
  • Comedias de santos: Reúnen características de los dos anteriores.
  • Comedias de figurón: Proceden de las de capa y espada y se centran en un tipo de situación caricaturesca que da lugar a un nudo. Se exageran los rasgos de un personaje de manera cómica.

Destacan Antonio de Zamora, con No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague; y José de Cañizares, con El picarillo de España.

La Política Teatral de Mediados de Siglo

Eran piezas con una clara separación entre tragedia y comedia, que respetaban las tres unidades, así como la unidad didáctica.

  • Tragedias: Agustín de Montiano lo inició con las Tragedias de Virginia y Athaúflo.
  • Comedias: Tomás de Iriarte con El señorito mimado, con personajes víctimas de la mala educación. Otros son El sí de las niñas de Moratín.

El Teatro de Finales de Siglo

A finales del siglo XVIII, hubo un acercamiento al neoclásico debido a que surgió la comedia sentimental, que tiene su origen en la sentimentalidad de obras de autores como Richardson, Rousseau… En ella se apela al sentimiento para hacer que el espectador se identifique. Los ilustradores apoyaron este género ya que tenía un fin moral y empleaba personajes de la vida cotidiana (El delincuente honrado, de Gaspar Melchor de Jovellanos).

Teatro del Siglo XVIII – Leandro Fernández de Moratín

Es el mayor representante del teatro ilustrado español, ya que concibió este género como instrumento para eliminar costumbres inadecuadas.

Obra de Moratín

Integró en su obra la sátira de vicios y errores, con un desenlace de corte sentimental en el que triunfan la verdad y la virtud. El tema fundamental es la autenticidad como forma de vida, expresada en tres asuntos: matrimonios concertados (El sí de las niñas); la educación de las jóvenes (La mojigata); y el teatro de la época (La comedia nueva).