Modernismo y Poesía Española: Orígenes, Evolución y Autores Clave

El Modernismo

1. Introducción

La historia moderna de España cuenta con dos fechas clave:

  • 1492: Inicio del Imperio a partir de la unión de Castilla y Aragón con Carlos I, heredero de los Reyes Católicos. Es esta una época de grandes descubrimientos geográficos y de expansión política.
  • 1898: Ocaso del Imperio con la guerra hispano-estadounidense y con la pérdida de las últimas colonias con el Tratado de París (Cuba, Puerto Rico, isla de Guam y Filipinas).

Con el Tratado de París en 1898, España toca fondo en sus relaciones internacionales; para Europa y EEUU, España es un gigante con pies de barro y cuerpo de esqueleto. De la conciencia interior de esta decadencia, surge la identificación del denominado “problema de España” entre intelectuales, escritores y políticos en nuestro país.

2. Modernismo

A finales del siglo XIX y principios del XX confluyen en España dos enfoques artísticos de variada índole: el modernismo y la generación del 98.

El modernismo es una actitud estética, una búsqueda hacia la belleza. La generación del 98 muestra una actitud preocupada por el problema de España, por lo que se busca regenerar la situación política, cultural y social del país. Es una técnica estética, producto de la crisis de final de siglo. Surge como réplica a la mentalidad burguesa expresada en la novela realista y la poesía prosificada, en un registro casi cotidiano, de la segunda mitad del siglo XIX.

El modernismo procede de Hispanoamérica; su nombre tiene un origen despectivo: modernos > modernistas. El promotor del modernismo y su máximo artífice es Rubén Darío, un diplomático nicaragüense que cultiva la poesía. Los rasgos literarios de la corriente modernista se pueden personalizar en su obra.

2.1 Rubén Darío

Darío se definía a sí mismo como “español de América y americano de España”. Su obra evoluciona de la brillante superficialidad modernista a la profunda voz de mayor compromiso y calado humano; por ello, podemos distinguir dos etapas en él, aunque sus características no siempre aparezcan disyuntadas:

  1. Etapa modernista: hasta Prosas Profanas (1896). Los poemas más modernistas son “Primaveral”, “Estival”, “Autumnal” e “Invernal”. El amor es tratado con dos tonos diferenciados:
    • Sublimación idealizada del amor y de la mujer, aunque el drama por no encontrar una amada concreta subyace en sus composiciones.
    • Erotismo como motor de una poesía entregada a una sensualidad absoluta, de frecuente evocación de disfrute erótico, pero no real.

    Otra obra importante de esta etapa modernista es Azul (1888), donde Darío rinde culto de nuevo a la belleza.

  2. Etapa de compromiso y de sensibilidad política de signo hispánico y americanista: desde Cantos de vida y esperanza (1905). Darío defiende España y clama por el resurgimiento de los países hispánicos; reacciona contra el imperialismo norteamericano cantando a la solidaridad necesaria entre los pueblos hispanos y previene de la posibilidad de perder incluso el idioma español como símbolo de unidad histórica y cultural a consecuencia de la expansión estadounidense. Cantos emblemáticos son: “Oda a Roosevelt” y “Salutación al optimista”; sin olvidarnos del extenso poema “Canto a la Argentina” (1910), creado para conmemorar el primer centenario de la independencia de Argentina.

2.2 Características del modernismo

La poesía de Rubén Darío y sus seguidores, según Pedro Salinas, levanta una hermosa muralla de irrealidades y placeres de la imaginación que aísla al escritor de las aflicciones inmediatas que lo rodeaban. Las características del modernismo son:

  • El arte por el arte. La poesía como arte no útil: búsqueda de la belleza basada en un aspecto esteticista y aristocratizante. Arte contra el espíritu utilitarista de la época y contra la vulgaridad.
  • No se imita la realidad.
  • Protagonismo de lo irracional: pasiones, misterios, fantasía, onirismo…
  • Renuncia a la tradición española, salvo al romanticismo de Bécquer.
  • Sentimientos de melancolía y tristeza heredados del romanticismo (Bécquer y el francés Víctor Hugo): menciones de otoño, crepúsculo, noche… como circunstancias y medios de inspiración; la desazón por la vida y el desarraigo de la sociedad responden a un leit motiv artístico, asociado al intimismo tomado de Bécquer: elementos pasionales, presencia del yo poético y personificación de la naturaleza como expresión del estado de ánimo.
  • Belleza sensorial de la vista y el oído: palabra selecta, extraña y culta (cromatismo, luminosidad) y expresión rítmica (musicalidad, repeticiones, alternancias, paralelismos, anáforas); influjos parnasianos y simbolistas franceses: Baudelaire, Verlaine… Formas sinuosas en la arquitectura.
  • Uso de sinestesias y símbolos con sugerencias irracionales e intuitivas. Más imágenes visionarias que metáforas.
  • Tendencia elitista y, en cierto modo, escapista o alienada:
    1. Evocación de épocas pasadas: Antigüedad, Edad Media y el pasado ancestral americano (mitos y leyendas); admiración por lo misterioso, irracional, oculto… que tiene éxito heroico.
    2. Lugares mejores: atmósferas exóticas, orientales…
    3. Dandismo propio del cosmopolitismo: ambiente aristocrático y bohemio de París.
En cuanto a la métrica modernista:
  • Los versos son amplios: eneasílabos (9 sílabas), dodecasílabos (12 sílabas) y alejandrinos (14 sílabas).
  • Rimas aceptando con frecuencia las terminaciones no llanas: agudas y esdrújulas.
  • Innovación del verso libre y del versículo (y de la prosa poética), pero también de estrofas tradicionales.
  • Variaciones y rupturas en los modelos métricos tradicionales.
  • Ritmo acentual muy acusado (musicalidad).

3. El Modernismo en España

Rubén Darío visitó España dos veces y en ambas visitas conoció escritores que muy pronto se convirtieron en seguidores de la nueva estética modernista.

3.1 La poesía modernista

Los precursores del movimiento en nuestro país fueron:

  • Ricardo Gil, que estuvo vinculado a Murcia toda su vida y escribió La caja de música.
  • Manuel Reina Montilla, con obras como Poemas paganos, Rayo de sol y otras composiciones, El jardín de los…

El iniciador del movimiento fue Francisco Villaespesa con obras como Intimidades: Flores de almendro, Tristae rerum o El patio de los arrayanes.

Entre los jóvenes poetas que admiraron a Rubén Darío destacaron los hermanos Manuel y Antonio Machado. Manuel Machado publica Alma (1902) y Alma. Museo. Los Cantares (1907), obras que fueron fundamentales en la renovación de la poesía española.

Eduardo Marquina fue otro poeta de la nueva tendencia. Escribió Las vendimias, Églogas, Elegías o Tierras de España.

3.2 El teatro modernista

El teatro modernista fue reconocido por la crítica. Habitualmente estaba escrito en verso.

Encontramos diversos dramaturgos que se ajustaron a este corte modernista, entre los que destacan:

  • Hermanos Machado, con obras como La Lola se va a los puertos o Las adelfas.
  • Eduardo Marquina, que escribió Las hijas del Cid y En Flandes no se ha puesto el sol.
  • Francisco Villaespesa, con obras como Aben-Humeya y El alcázar de las perlas.

4. Conclusión

Aunque el modernismo en España entró tardíamente (llevaba ya diez años en Hispanoamérica) y duró poco, es indudable que esta tendencia caló hondo no solo en los autores españoles de la época, también en los de etapas posteriores, que dejaron en sus obras el reflejo de rasgos modernistas.

La Poesía Española a partir de 1936 (hasta 1975)

Tras la Guerra Civil, España quedó aislada internacionalmente. Además, la penuria, la violencia institucional, la censura y el exilio de numerosos escritores dieron lugar a un frenazo poético que afectó, sobre todo, a la publicación de revistas y libros.

En líneas generales, como se verá, los vencedores de la guerra apoyaron la denominada “poesía arraigada”; mientras que los vencidos mostraron su apoyo a la “poesía desarraigada”.

Para situarnos en la poesía inmediata de posguerra tenemos que hacer una división: la poesía arraigada y la poesía desarraigada.

Poesía arraigada. Es una poesía escapista, se omite cualquier referencia al drama de la posguerra, temática de sentimiento religioso, estética procedente del Renacimiento y uso de estrofas clásicas. Los principales autores son Luis Rosales, con obras como Retablo de Navidad, Abril o La casa encendida; Leopoldo Panero. Obras: Escrito a cada instante, Canto personal; Dionisio Ridruejo. Escribe Sonetos a la piedra, Primer libro de amor; Luis Felipe Vivanco, con obras como Continuación de la vida o Cantos primavera; José María Valverde. Obras: Versos del domingo, Poesías reunidas.

Poesía desarraigada. Refleja un mundo caótico y sin sentido, una sociedad peculiar y la reacción contra el esteticismo anterior. Los principales autores: Dámaso Alonso, que publica Hijos de la ira, donde trata los temas más inmediatos de la realidad española. Otra obra es Oscura noticia; Eugenio García de Nora. Escribe Cantos al destino y Siempre; José Hierro. Su obra es amplia: Con las piedras, con el viento, Quinta del 43, Libro de las alucinaciones, Cuaderno de Nueva York; Blas de Otero. Con obras como Que trata de España, Pido la paz y la palabra; Gabriel Celaya. Obras: Las cartas boca arriba, Paz y concierto; Victoriano Crémer, con la obra Nuevos cantos de vida y esperanza.

En torno a los últimos años de los cuarenta surge la poesía social, poesía que revela la actitud de los poetas que incorporan la realidad a su sentir colectivo y protagonizan las inquietudes sociales de su tiempo. Pretendían estos poetas que el lector tomara conciencia de las situaciones reflejadas y actuara en consecuencia. El lazo de unión de los poetas es su compromiso ideológico. El poeta adopta un lenguaje sencillo, abandonando el exceso de retórica.

Los temas son: la solidaridad, con la injusticia, con la libertad, el tema de España y la guerra civil estarán siempre presentes. Dos poetas destacan: Blas de Otero y Gabriel Celaya.

A comienzos de los años sesenta, la música impuso un nuevo medio cultural en un ambiente de compromiso y denuncia social que, cada vez más, se politizaba en España; se llega así al mayor logro social de la poesía: la popularización de la poesía, la canción protesta. Los temas son los existenciales y eternos del destino del hombre, que se comunica a través de la utilización simbólica del paisaje o de otros temas tradicionales. El humor y la ironía son frecuentes en sus poemas. Algunos de los poetas de esta generación son: Claudio Rodríguez, con obras como Conjuros o Alianza y condena; Ángel González. Obra: Tratado de urbanismo; Jaime Gil de Biedma, que escribe Compañeros de viaje o Moralidades; José Agustín Goytisolo. Obras: El retorno, Claridad o Algo sucede.

Los cambios sociales en la España de los sesenta siguieron intensificándose. Todos estos cambios provocaron el rechazo de las doctrinas previas de la escritura realista y el concepto de poesía social. La novedad de estos nuevos poetas pronto fue difundida en una antología titulada Nueve novísimos poetas españoles. Algunos poetas que forman parte de los Novísimos son: Pere Gimferrer, con la obra Arde al mar; Guillermo Carnero, con Libre de horas; Leopoldo Panero, con la obra Canto personal; Luis A. de Cuenca, con Poesía.

Se considera esta la primera generación totalmente independiente de los fenómenos de la guerra. Todos los poetas de esta época, se diferencian bastante entre sí en muchos temas y nunca formaron un grupo o establecieron contactos estrechos. Todos coincidían en la necesidad de trascender la expresión directa, el uso exclusivo del lenguaje coloquial y reorientar la poesía hacia la creatividad, la novedad y el arte.

Los rasgos que caracterizan a esta poesía de los 70 son: exhibicionismo cultural (llegan a la poesía conocimientos que llenan al poema de nombres propios y de títulos), incorporación de la sensibilidad camp, recuperación del vanguardismo (entendido como ruptura contra los movimientos de posguerra) y acercamiento a la poesía de la experiencia.

El final del franquismo supone una cierta frustración para los que creen que con la muerte del dictador la literatura conocerá un florecimiento súbito. En 1975 hay una cierta desorientación por parte de los escritores, parece que todos los poetas de la época buscan algo diferente sin saber muy bien qué.

Las principales tendencias que se advierten en ellos coinciden con las líneas trazadas por los novísimos, aunque depuradas por una mayor reflexión y madurez. La palabra clave de esta época es el desencanto, se desconfía de las utopías. Todo ello, se ejemplifica en el interés por lo íntimo y por lo individual. El poeta renuncia a los grandes temas se limita a comunicar experiencias personales.

Poetas actuales son: Blanca Andreu, con De una niña de provincias que se vino a vivir; Ana Rosetti, con Los devaneos de Erato; Amalia Iglesias, con Un lugar para el fuego; Luis García Montero, con obras como El jardín extranjero o Completamente viernes; Francisco Castaño, con El libro de las maldades; Juan Borja, con El fuego y la ceniza; Luis A. de Villena, con 10 menos 30; Basilio Rodríguez, con Ultimísima poesía española, antología.