El Revisionismo Político en la España de Principios del Siglo XX
El revisionismo político surgió en España durante la decadencia del país como potencia imperial, tras el desastre de 1898. Aunque Alfonso XIII asumió el trono en 1902 a los 16 años, el sistema de la Restauración, aunque frágil, persistió. El regeneracionismo, una corriente ideológica que buscaba diagnosticar los problemas de España y proponer soluciones, fue la respuesta a esta crisis. Joaquín Costa, su principal exponente, consideraba la Restauración un obstáculo para el progreso del país.
El revisionismo, por tanto, representó un intento de reforma desde dentro del sistema canovista, sin modificar sus fundamentos. Antonio Maura, líder conservador, resumió esta intención con la frase: “Hagamos la revolución desde arriba o nos la harán desde abajo”.
El “Gobierno Largo” de Maura (1907-1909)
Ante el estancamiento de los gobiernos del turno, el “gobierno largo” de Maura (1907-1909) impulsó una reforma para atraer a las “masas neutras” y obtener apoyo electoral más allá del caciquismo. Se modificó la ley electoral en 1907, instaurando el voto obligatorio, y en 1909 se legalizó el derecho a la huelga.
En el ámbito económico, se promulgó la Ley de Protección de la Industria Nacional. En el social, se creó en 1908 el Instituto Nacional de Previsión y se regularon el descanso dominical y la jornada laboral de mujeres y niños. La Ley de Administración Local, que permitía las mancomunidades, no llegó a aprobarse debido a la dimisión de Maura tras la Semana Trágica de Barcelona (1909).
El Gobierno de Canalejas (1910-1912)
El gobierno liberal de José Canalejas (1910-1912) continuó la senda revisionista. Redujo los impuestos de consumos, reformó la Ley de Reclutamiento y Reemplazo, y reguló los derechos laborales. También aprobó la Ley del Candado (1910), que limitaba la creación de nuevas órdenes religiosas. Finalmente, se promovió un acercamiento al nacionalismo periférico con una nueva Ley de Mancomunidades; la catalana fue la primera en 1914.
El asesinato de Canalejas por un anarquista el 12 de noviembre de 1912 puso fin a su gobierno y, debido a la creciente inestabilidad política y fragmentación, marcó el fin del revisionismo.
La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)
La dictadura de Miguel Primo de Rivera se inició con un golpe de Estado militar el 13 de septiembre de 1923. Primo de Rivera instauró el Directorio Militar (1923-1925), inicialmente provisional, con la aprobación del rey Alfonso XIII.
El Directorio Militar (1923-1925)
El Directorio Militar, órgano de gobierno, estaba compuesto por Primo de Rivera, como presidente y ministro único concentrando todos los poderes, y por ocho generales y un contralmirante.
Las medidas del Directorio Militar se centraron en:
- Restablecimiento del orden público: Se instauró un estado de excepción permanente, suspendiendo derechos y libertades, declarando el estado de guerra hasta 1925, suprimiendo la Constitución de 1876, prohibiendo partidos políticos y sindicatos, ampliando la jurisdicción militar, censurando la prensa y persiguiendo a comunistas y anarquistas.
- “Descuaje del caciquismo”: Militarización del Estado, reemplazando a los cargos municipales por vocales “asociados”.
- Defensa de la Iglesia Católica: Proclamación de la defensa de sus intereses morales y materiales.
- Nacionalismo español y lucha contra el separatismo: Supresión de la Mancomunidad catalana.
- Fin de la guerra de Marruecos: Desembarco de Alhucemas (septiembre de 1925).
- Creación de un partido único: En abril de 1924, se fundó la Unión Patriótica, basada en organizaciones políticas católicas y con el lema «Religión, Patria y Monarquía».
El Directorio Civil (1925-1930)
En diciembre de 1925, se instauró el Directorio Civil (1925-1930), evidenciando la intención de perpetuar el régimen. Se intensificó la política económica desarrollista, promoviendo obras públicas e interviniendo en materia laboral. En 1927, Primo de Rivera creó la Asamblea Nacional como intento de normalizar el régimen.
Desde 1926, la oposición a la dictadura creció. En junio de ese año, se produjo el primer intento de golpe de Estado militar, la “Sanjuanada”. El ejército se mostró descontento por el sistema de ascensos. Surgieron nuevos partidos republicanos y movimientos intelectuales y estudiantiles contra la dictadura. El anarquismo se radicalizó con la creación de la FAI en 1927.
La crisis mundial de 1929 debilitó aún más al régimen. Primo de Rivera, sin el apoyo de sus generales, dimitió. Falleció seis semanas después.
Nietzsche y el “Mundo Aparente”
Nietzsche critica lo que él denomina “platonismo”, la teoría que divide la realidad en dos mundos: un mundo verdadero, accesible a la razón, inmutable y objetivo, y un mundo aparente, percibido por los sentidos, cambiante y subjetivo. Para Platón, el mundo verdadero se asocia con la eternidad, el bien y el alma, mientras que el mundo aparente se vincula con el nacimiento, la muerte, el mal y el cuerpo.
Nietzsche considera el platonismo una filosofía influenciada negativamente por el lenguaje, que busca sustancias donde solo hay devenir, y una manifestación de una vida decadente. Solo aquellos con una vitalidad disminuida, argumenta, pueden creer en la ilusión de un mundo trascendente. La cultura occidental, según Nietzsche, inventa un mundo verdadero (objetivado en Dios a través del cristianismo) como consuelo ante la realidad del único mundo existente, el mundo dionisíaco.
El hecho de que el artista prefiera la apariencia no implica una adhesión a la metafísica o al cristianismo. El artista trágico, según Nietzsche, ama la apariencia en el sentido de que afirma lo terrible de la vida, es dionisíaco. En la apariencia del arte, la vida se transfigura. El artista es aquel que busca abrir nuevas posibilidades en el mundo, que intenta hacer de la vida una obra de arte.
Nietzsche, en su breve historia de la metafísica en el capítulo “Cómo el mundo verdadero acabó convirtiéndose en una fábula”, afirma que una vez que se pierde el mundo verdadero, también desaparece el mundo aparente. Es necesario, por tanto, un nuevo comienzo.