Este texto es un fragmento narrativo insertado dentro del conjunto de esta novela corta, una novela en la que advertimos el influjo periodístico desde el título.
Influencia Periodística y Distinción Literaria
La influencia de la crónica periodística se observa, entre otros aspectos, en la recreación de las entrevistas con los distintos personajes de la historia, el empleo de palabras textuales en la reconstrucción de los hechos.
Ahora bien, se diferencia de la crónica histórica en que el autor no expone los hechos en riguroso orden cronológico, no adopta una actitud impersonal y, por el contrario, sí da gran importancia a elementos no verificables como cuando Ángela comenta que la despertó la certidumbre de que estaba desnudo en su cama.
Estilo y Diálogos
En cuanto al lenguaje, es interesante destacar que los diálogos son escasísimos en este pasaje, como también sucede a lo largo de la novela y como, de hecho, se corresponde con el estilo de la crónica. Márquez hace que los personajes hablen de forma indirecta o bien de manera directa, con guiones, pero con el narrador por medio, como sucede en este fragmento, en el que la voz de los personajes sólo aparece en la confesión de Ángela Vicario al comentarle al narrador: “Se me revolvían las tripas de sólo verla -me dijo-”.
La expresión es sencilla, directa, hecho que observamos en este fragmento, lleno de oraciones concisas, simples en muchos casos, en las que podemos destacar algunos recursos retóricos, propios de la función poética. Abundan también las descripciones impresionistas y los diálogos en estilo directo.
Elementos Literarios Notables
Otros elementos que certifican la notoriedad literaria del fragmento son: cierto perspectivismo en el tratamiento de la realidad gracias a las múltiples voces que intervienen en la configuración del relato, como ya hemos visto cuando hemos hablado del narrador. El empleo del registro coloquial (“muerta de risa, escribiendo sin cuartel”) que contrasta con la elevada retórica y el sentido metafórico de ciertos fragmentos: “Dueña por primera vez de su destino, Ángela Vicario descubrió entonces que el odio y el amor son pasiones recíprocas”.
Asimismo, encontramos detallismo en las descripciones (“Llevaba la maleta de la ropa para quedarse, y otra maleta igual con casi dos mil cartas que ella le había escrito.”). La presencia de un estilo denso y a la vez poético que en ocasiones contrasta con un lenguaje tremendista y violento evidencia una vez más la notoriedad literaria. Este tratamiento peculiar de la lengua se observa a través del empleo de las antítesis (“el odio y el amor son pasiones recíprocas”), del oxímoron (“rencor feliz”), de las metáforas (“más encendía las brasas de su fiebre”); las sinestesias (“más calentaba también el rencor”); las enumeraciones (“Se volvió lúcida, imperiosa, maestra de su albedrío…”); paralelismos (“Seis veces cambiaron la empleada del correo, y seis veces consiguió su complicidad”) y los polisíndetos (“y volvió a ser virgen solo para él, y no reconoció otra autoridad que la suya”). En definitiva, se trata de una prosa cuidada y especialmente rica en matices e ideas que convierten un hecho cotidiano sin más en un auténtico canto a la recreación literaria.
Nivel Léxico-Semántico
En el nivel léxico semántico, encontramos como ya hemos apuntado anteriormente el empleo de un léxico coloquial junto con algunas pinceladas de elevado retoricismo. Asimismo, encontramos campos semánticos relacionados con la labor de escribir que desvela Ángela: “papelitos”, “billetes”, “memoriales”, “documentos”, “cartas”, la presencia de términos relacionados con la vestimenta (“camisa”, “correa”, “alforjas”, “maleta”, “ropa”) que nos descubren el aspecto y las acciones de los personajes, o los ligados a la pasión amorosa (“odio”, “amor”, “brasas de su fiebre”). Hay que destacar también la presencia de términos que aluden a la cronología, pero no de forma objetiva, sino con un carácter impreciso: “una noche de buen humor”, “una madrugada de vientos”. También aparecen antónimos, formas intrínsecas a la expresión del amor (“casada”/”soltera”; “novia”/”esposa”) y sinónimos como “locura”/”delirio”.
Nivel Morfosintáctico
En el nivel morfosintáctico, se observan adjetivos especificativos: “pasiones recíprocas”, “rencor feliz”, “billetes perfumados”, “cartas indignas”, que literariamente matizan y restringen el significado del sustantivo al que acompañan. Abundan los sustantivos abstractos puesto que se trata de retratarnos el mundo interior de Ángela Vicario y el cambio radical que experimenta su carácter: “destino”, “rencor”, “obsesión”, que contrastan con algunos concretos como “carta” o “maleta”.
Análisis de los Verbos
Por lo que se refiere a los verbos, existen formas verbales en pretérito perfecto simple: “descubrió”, “volvió”, “despertó”, que utiliza el narrador para relatar los hechos finalizados y localizados en el pasado, así como el pretérito imperfecto que indica acción inacabada, tiempo que emplea el narrador para referirse a acciones con cierta continuidad en el tiempo: “bastaba”, “inventaba”, “parecía”, tiempo que también usa para referirse a acciones habituales y durativas. Solo la acción acometida por la llegada de San Román con la maleta llena de cartas está en presente (“-Bueno- dijo, aquí estoy”), de manera que la acción se percibe como si se estuviera produciendo.