Transformaciones Demográficas, Económicas y Urbanas en la España del Siglo XIX

En el siglo XIX, España experimentó importantes transformaciones sociales relacionadas con el desarrollo del nuevo régimen liberal y los cambios económicos. La evolución demográfica estuvo marcada por un crecimiento moderado de la población, lento en comparación con otros países europeos.

Evolución Demográfica y Movimientos Migratorios

Las causas del escaso crecimiento demográfico residían en la continuidad de un régimen demográfico antiguo (excepto en Cataluña): altas tasas de natalidad y mortalidad, lo que resultaba en un crecimiento vegetativo bajo. La esperanza de vida no llegaba a los 35 años, y la alta mortalidad se debía a la pobreza generada por un reparto desigual de las riquezas y a las malas condiciones de higiene y sanidad, que producían numerosas enfermedades y epidemias.

Los movimientos migratorios se aceleraron con el deseo de mejorar la economía. Las migraciones interiores consistieron en desplazamientos del norte al sur peninsular y del centro a la periferia. También comenzó el éxodo rural, incrementando la población urbana. Con respecto a la migración exterior, a principios de siglo, españoles procedentes de Almería, Murcia o Alicante emigraban a Argelia, una colonia francesa. Posteriormente, el mayor movimiento se produjo hacia Latinoamérica, donde emigraron asturianos y gallegos.

Desarrollo Urbano

Durante este periodo, el desarrollo urbano fue importante, aunque menor al de los países industrializados europeos. El crecimiento urbano estuvo ligado a las transformaciones impulsadas por el liberalismo, la industrialización y las desamortizaciones, que favorecían el éxodo rural. La expansión urbana requirió el desarrollo de infraestructuras: abastecimiento de agua y alcantarillado, empedrado de calles, iluminación y transporte. En la evolución de las ciudades, los ensanches tuvieron gran trascendencia, pues impulsaron el negocio inmobiliario, empleando mano de obra procedente del mundo rural.

La Revolución Industrial en la España del Siglo XIX

La economía del siglo XIX se caracterizó por un crecimiento lento y un atraso respecto a otros países europeos. La Revolución Industrial requería previamente una revolución agrícola, que en España no se produjo. La debilidad del mercado español fue causada por las destrucciones tras la Guerra de la Independencia, la carencia energética y de capitales, y la inestabilidad política.

Sistema de Comunicación: El Ferrocarril

Los principales núcleos industriales fueron Cataluña y el País Vasco. Destacó la siderurgia, que contaba con una baja demanda, falta de carbón y competitividad. Se desarrolló principalmente en Andalucía (Málaga), Asturias y Vizcaya. Comenzó un proceso de modernización que sirvió como palanca a otras industrias, como la textil catalana, que se vio sometida a medidas librecambistas durante los gobiernos liberales. Otras industrias, como la agroalimentaria o minera, no sobresalieron, al igual que las fuentes energéticas (principalmente carbón).

Respecto a los sistemas de comunicación, existían problemas como su alto precio, la compleja orografía española y los escasos cauces fluviales. Todo ello produjo que el transporte marítimo se viese reducido a siete puertos, además de la fragmentación del mercado español. En 1840 se firmó la Ley de Carreteras, que impulsó la construcción de nuevas calzadas con trazado radial y centro en Madrid, reduciendo el coste y el tiempo de los viajes. De esta manera, llegó desde Inglaterra la idea del ferrocarril, construido en España entre 1844 y 1900. Tras varias etapas, se construyeron vías más estrechas que en el resto de Europa, quedando aislados económicamente. Las empresas ferroviarias rentaban poco por la escasa demanda. En 1855, con la Ley General de Ferrocarriles, aumentó la demanda de empleo y se creó el mercado nacional. Sin embargo, esto conllevó la exclusión europea y la marginación de algunos territorios españoles, así como el excesivo precio del carbón. Otros avances en el sector fueron la extensión de la navegación a vapor y la modernización de correos y telégrafos.

Proteccionismo y Librecambismo

Los sistemas económicos predominantes fueron el librecambismo y el proteccionismo. Ambos cambiaban según el gobierno, aunque el segundo se aplicó con mayor frecuencia. El librecambismo defiende aranceles bajos e intercambios comerciales, apoyado por progresistas y grandes empresas. Mientras que el proteccionismo proponía aranceles altos y la pervivencia del producto nacional, sistema deseado por moderados y el sector textil y siderúrgico. Todo esto condicionó al sistema financiero.

La Aparición de la Banca Moderna

La banca moderna surgió hacia 1856, cuando se creó el Banco de España y la Banca Privada, que establecieron un monopolio monetario con un sistema bimetalista de oro y plata. Previamente, Figueroa implantó en 1848 la peseta como moneda nacional. En el comercio interior, hasta mediados de siglo, se enfrentaban obstáculos geográficos y trabas legales. Su abolición y la mejora en los transportes facilitaron la unificación del mercado nacional. El comercio exterior, a pesar de la pérdida de la América continental, aumentó, pero la balanza comercial fue deficitaria.