El Reinado de Isabel II: Un Periodo de Transformación en España
El reinado de Isabel II, tras alcanzar la mayoría de edad, se divide en tres etapas fundamentales: la Década Moderada (1844-1854), el Bienio Progresista (1854-1856) y el Final del Reinado (1856-1868).
Adelanto de la Mayoría de Edad y Primeros Gobiernos
En 1843, el gobierno del General Narváez y las Cortes decidieron adelantar la mayoría de edad de Isabel II a los 13 años. A finales de ese mismo año, Isabel II se convirtió en reina de España, siendo su primer gobierno liderado por los moderados, con el General Narváez al frente.
La Década Moderada (1844-1854)
La figura política central de este periodo fue el General Narváez, líder del partido liberal moderado. Los moderados dominaron el escenario político durante esta década.
Construcción del Estado Liberal Moderado
La construcción del Estado liberal moderado se basó en la aprobación de la siguiente legislación:
- Constitución de 1845: Basada en el liberalismo doctrinario, estuvo vigente hasta 1869. Sus principios básicos fueron:
- Soberanía compartida entre el Rey y las Cortes.
- Confesionalidad del Estado, con la exclusividad de la religión católica.
- Cortes bicamerales: un Senado de designación real con funciones judiciales y un Congreso de los Diputados elegido por sufragio censatario, que podía ser disuelto por la Corona.
- Sometimiento de ayuntamientos y diputaciones a la administración central.
- Supresión de la Milicia Nacional, sustituida por la creación de la Guardia Civil en 1844.
También se aprobaron leyes de administración pública provincial y municipal, centralizando el gobierno y controlando a los gobernadores civiles provinciales, las diputaciones provinciales y los ayuntamientos. Esta división territorial y organización administrativa perduró durante muchos años.
Los moderados también aprobaron una reforma del sistema fiscal (Ley Mon-Santillán, 1845), que establecía la contribución directa sobre la propiedad y creaba impuestos sobre el consumo de artículos de primera necesidad.
La década terminó en crisis debido a la Segunda Guerra Carlista, la inestabilidad de los gobiernos, la manipulación de las elecciones, la marginación de las Cortes en favor de camarillas y la oposición a la ley electoral restrictiva del gobierno de Bravo Murillo.
El Bienio Progresista (1854-1856)
El Bienio Progresista comenzó con la revolución de 1854, que incluyó el levantamiento de progresistas, demócratas y republicanos, quienes formaron juntas revolucionarias en las ciudades, y el pronunciamiento del General O’Donnell, cuyos motivos se hicieron públicos en el Manifiesto de Manzanares contra el gobierno moderado.
Isabel II aceptó formar gobierno con Espartero y O’Donnell, quienes convocaron elecciones para las Cortes Constituyentes. Estas redactaron la Constitución de 1856, que no llegó a publicarse. Durante este periodo, surgió el partido de la Unión Liberal, formado por moderados y progresistas no radicales dirigidos por O’Donnell.
Legislación Destacada del Bienio Progresista
De la acción de los gobiernos progresistas de este periodo, destacan dos leyes:
- Aprobación de la nueva Ley de Desamortización Civil y Eclesiástica (Ley Madoz), que afectó los bienes del Estado, la Iglesia, las instituciones benéficas y los ayuntamientos.
- Aprobación de la Ley General de Ferrocarriles para la construcción de vías férreas y su explotación en manos privadas.
El Final del Reinado de Isabel II (1856-1868)
O’Donnell fue pronto sustituido por Narváez y los moderados en el gobierno, quienes restablecieron la Constitución de 1845. Estos años fueron un periodo de alternancia de gobiernos moderados con gobiernos de la Unión Liberal. En 1857, se aprobó la Ley de Instrucción Pública (Ley Moyano), que estableció la gratuidad y obligatoriedad de la educación primaria.
El gobierno de la Unión Liberal de O’Donnell fue el más largo, durando cuatro años y medio, y se le llamó el “Gobierno Largo”. Liberalizó la Constitución de 1845 y participó en campañas militares en el exterior (Conchinchina, Marruecos).
Crisis Final del Reinado
Los años finales del reinado de Isabel II estuvieron marcados por la inestabilidad de los gobiernos, causada por el autoritarismo de los gobiernos moderados y la creciente intervención de la reina en asuntos políticos, lo que se tradujo en la represión de la oposición política y su retraimiento de cualquier tipo de actividad política.
Los partidos de oposición optaron por el pronunciamiento para derrocar a la reina y a los moderados del gobierno.
La situación del gobierno empeoró con la profunda crisis económica de 1866, que afectó a los sectores financiero, industrial, ferroviario y de subsistencia, provocando un gran malestar popular. La reacción de los moderados ante el malestar fue la represión de toda conflictividad social o política, lo que aumentó el rencor hacia la monarquía y los moderados.
Los progresistas y los demócratas firmaron el Pacto de Ostende en 1866 para acabar con la monarquía de Isabel II, formar un gobierno provisional y convocar Cortes Constituyentes con sufragio universal masculino.
La Revolución Gloriosa
La Revolución Gloriosa del 18 de septiembre de 1868 fue la conjunción de un pronunciamiento militar y un movimiento revolucionario. Marcó el principio del fin del reinado de Isabel II, culminando en 10 días con la derrota de las tropas leales a la reina, la dimisión del gobierno moderado y el exilio de Isabel II.