Capilla de los Scrovegni o del Arena
Los frescos de la capilla decoran todo el interior de este edificio, distribuyéndose entre sus muros y la bóveda de cañón, que hace de techo. En esta, se puede contemplar un cielo azul con estrellas y una serie de medallones colocados en cuatro franjas separadas por arcos. El fresco cuenta con un rico programa pictórico de 37 escenas, destinadas todas ellas a **Enrico Scrovegni**, mecenas de la obra, y a su padre Reginaldo. El estilo del conjunto es homogéneo, aunque **Giotto** fue ayudado por sus discípulos, ya que estos fueron fieles a sus directrices. A efectos formales, no se utiliza la perspectiva jerárquica, aunque sí se utiliza el pan de oro para las aureolas como los góticos acostumbraban. El estudio anatómico de las figuras es delicado, y el perfil está delimitado por una línea. En todas las escenas, la luz juega un importante papel, iluminando suavemente la superficie y creando sombras, dotando a la imagen de profundidad. Los colores buscan la armonía cromática.
La obra representa los primeros episodios de la vida de Cristo dividiéndola en cuatro ciclos:
- Antecedentes a Navidad: las historias de San Joaquín, Santa Ana y la Virgen María.
- El nacimiento y la infancia de Jesús.
- Su vida pública y los milagros.
- La Pasión, Muerte y Resurrección.
Cada compartimento se halla enmarcado por unas franjas pintadas, ornamentadas con flores y figuras geométricas. En la franja superior se enfrentan las siete virtudes a la derecha y los siete vicios a la izquierda. Sobre la puerta de entrada de la capilla, hay un fresco que ocupa todo el muro, representando el **Juicio Final**, estructurado alrededor de la figura central de Cristo dentro de la *mandorla*, que cubre a los ángeles, que hace de juez. A su lado, se disponen los doce apóstoles. En la parte inferior, separado por una cruz, los escogidos a la derecha, y los condenados a la izquierda. A la derecha destaca Enrico ofreciendo la capilla a la Virgen. Sin embargo, la donación de esta capilla sería probablemente la forma de Enrico de ganarse el perdón por el pecado de la usura, debido a que la fuente de su fortuna fue mediante robos.
Giotto era un italiano que era tanto arquitecto como pintor. Se le consideró fundador de la pintura italogótica del *Trecento* porque fue quien introdujo los ideales naturalistas. Los dos grandes ciclos murales son los frescos de la Basílica de San Francisco de Asís y la Capilla degli Scrovegni o dell’Arena.
Giotto estaba influenciado por **Cimabue**, debido a la simetría y rigidez, así como el uso del pan de oro en las *mandorlas*. No obstante, Giotto impulsó un nuevo estilo que sentó las bases del arte renacentista y sustituyó los fondos dorados por paisajes naturales y arquitectónicos. Además, dotó a los personajes de una mayor corporeidad, fruto del estudio anatómico.
Lonja de Valencia o de la Seda
En 1481, los arquitectos **Pere Comte** y **Joan Ivarra** fueron elegidos maestros de obra de la nueva Lonja de Valencia o de la Seda, cuyos trabajos se iniciaron en 1482. En 1506 murió Pere Comte y su cargo de director lo ocupó Joan Corbera, quien realizó los trabajos de finalización de la tercera planta y, junto a Domingo Urtiaga, acabó el edificio y añadió los elementos decorativos complementarios.
La Lonja está dividida en cuatro espacios: la sala de contratación, la sala del Consulado del Mar, el patio de los naranjos y la torre. A la derecha, la sala de contratación presenta una fachada con puerta monumental de arco apuntado, flanqueada por relieves escultóricos y grandes ventanales decorados con tracerías. A la izquierda, el edificio del Consulado del Mar lo componen tres pisos: planta baja, con ventanas cuadrangulares sencillas; planta noble, con grandes ventanales tripartitos mediante finas columnas coronadas por ricas tracerías; y un tercer piso formado por una galería de ventanas de arco flamígero separadas por contrafuertes pináculos, entre los cuales hay ocho parejas de medallones con figuras de héroes, reyes y dioses. La decoración exterior se complementa con merletes y 28 gárgolas que representan animales fantásticos y personas en actitudes indecorosas. En planta se distinguen los cuatro espacios, de superficie cuadrangular.
La sala de contratación se divide en tres naves a partir de ocho columnas helicoidales sin capitel que, junto con las 16 columnas adosadas a los muros, sostienen la bóveda de crucería y dejan un espacio amplio y diáfano. En el interior del Consulado del Mar destacan los artesonados de madera poligonales y cuadrados que decoran los techos de la planta baja y noble. La torre acoge una capilla en la planta baja y una prisión, a la cual se accede por una espectacular escalera de caracol sin eje central. En el patio de los naranjos destacan una fuente central y los trabajos de filigrana en los ventanales ojivales.
La Lonja de Valencia está situada en el centro de la ciudad, ante el Mercado Central y la Iglesia de los Santos Juanes, cerca de la Catedral. La integración urbanística del edificio en el entorno gótico de la ciudad es perfecta y constituye un magnífico ejemplo del esplendor cultural vivido en la ciudad durante la Edad Media.
Las lonjas acogían las actividades comerciales. En la casa de contrataciones se llevaban a cabo las transacciones, y en el Consulado del Mar se resolvían los litigios entre mercaderes. En los pisos superiores de la torre había una prisión para los comerciantes que incumplían sus obligaciones. La Lonja de la Seda fue un símbolo económico de la ciudad de Valencia, ya que representaba su gran potencial marítimo y comercial en un momento en el que la Corona Catalano-Aragonesa gozaba de grandes riquezas y prestigio.
La Lonja de Valencia es una de las arquitecturas más singulares y destacadas de la Península Ibérica. La Lonja de Palma fue la referencia para construir tanto la fachada como las columnas del interior de la sala de contratación. Igualmente cabe señalar la influencia de la cultura árabe, que es evidente en el patio del edificio con fuentes y naranjos para refrescar el ambiente. Por otra parte, en el edificio del Consulado del Mar hay elementos decorativos renacentistas, como el artesonado interior o los medallones que ornamentan la fachada.