Crisis de la Restauración, Dictadura de Primo de Rivera y Advenimiento de la II República (1909-1931)

La Crisis de la Restauración y el Camino hacia la Dictadura (1909-1923)

La Semana Trágica de Barcelona (1909)

En julio de 1909, un ataque de rifeños a trabajadores de empresas españolas en Marruecos desencadenó una serie de protestas en España. La movilización de reservistas provocó la convocatoria de una huelga general el 26 de julio, especialmente significativa en Barcelona.

El enfrentamiento en el Barranco del Lobo, con la muerte de 1200 soldados españoles, exacerbó la situación, transformando la protesta en una sublevación violenta. Se produjeron 1700 detenciones, incluyendo a anarquistas, y la ejecución de Francisco Ferrer y Guardia, fundador de la Escuela Moderna, generó protestas internacionales, especialmente en Inglaterra.

La crisis resultante llevó a la dimisión de Antonio Maura. En 1912, anarquistas asesinaron a José Canalejas, sucesor de Maura.

La Crisis de 1917

Entre 1914 y 1917, España experimentó una relativa tranquilidad al no participar en la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, la inflación se disparó. Aunque en 1910 se propuso el plan “Alba” de reformas económicas, este no se implementó.

En 1917, la inflación provocó protestas sociales. Ortega y Gasset publicó un influyente ensayo reflejando el descontento. El jefe de gobierno, el Conde de Romanones, cerró las Cortes en febrero, y los sindicatos convocaron huelgas. En marzo, Romanones encarceló a líderes sindicales y dirigentes del PSOE, y se emitió un decreto prohibiendo las huelgas.

En junio, estalló un conflicto entre el gobierno y los militares, divididos entre africanistas y peninsulares. Un grupo de militares creó las Juntas de Defensa, organizaciones políticas que el gobierno prohibió. Los militares desafiaron a Romanones, quien dimitió.

Eduardo Dato, el nuevo presidente, legalizó las Juntas. En julio, el partido nacionalista catalán convocó en Barcelona a todos los partidarios antimonárquicos para pedir una reforma del sistema político, solicitando Cortes Constituyentes. Las huelgas, impulsadas por la subida de precios, se extendieron, siendo especialmente violentas en Cataluña.

El Pistolerismo y la Guerra de Marruecos

Entre 1917 y 1923, el conflicto entre militares y obreros fue constante. En Cataluña, el pistolerismo causó 150 muertes entre 1919 y 1921. En 1921, el gobierno implementó la “ley de fugas”, que permitía a la policía disparar a cualquier detenido que intentara huir. En marzo de 1921, anarquistas asesinaron a Eduardo Dato.

  • La Guerra de Marruecos: Los rifeños, liderados por Abd-el-Krim, se organizaron en guerrillas. El ejército español estaba formado por regulares (tropas marroquíes), el ejército y la Legión (creada por Francisco Franco y José Millán Astray en 1920).

En 1921, el ataque de Abd-el-Krim en Annual provocó una terrible derrota, con 13.000 muertos. El general Dámaso Berenguer, al mando en África, dimitió. Las responsabilidades recayeron sobre el rey. Una investigación acusó al rey y a Berenguer. Los partidos antimonárquicos cobraron importancia, y en 1923 se preparó un golpe militar dirigido por Miguel Primo de Rivera, Capitán General de Cataluña. El golpe de Estado se produjo el 12 de septiembre de 1923. La sublevación de Primo de Rivera el 14 de septiembre puso fin al reinado de Alfonso XIII y dio inicio a la dictadura.

La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)

El 12 de septiembre de 1923, se produjo el golpe de Estado, consentido por Alfonso XIII. El 14 de septiembre se formó gobierno. La dictadura tuvo dos etapas:

Directorio Militar (septiembre 1923 – diciembre 1925)

Primo de Rivera declaró el estado de guerra, prohibió los partidos políticos y suspendió la Constitución. En 1924, se creó CAMPSA. A nivel político, se creó la “Unión Patriótica”.

El gran éxito fue la resolución del problema marroquí. En abril, Abd-el-Krim atacó a los franceses. España y Francia organizaron el desembarco de Alhucemas (18 de septiembre). El líder marroquí huyó y se entregó a los franceses, poniendo fin a la guerra. El 25 de diciembre, Primo de Rivera creó un nuevo gobierno con ministros civiles y militares.

Directorio Civil (diciembre 1925 – enero 1930)

Se creó un pseudo parlamento, la Asamblea Consultiva, formada por altos cargos del ejército. Se continuaron las reformas económicas y laborales, con la publicación de un Código del Trabajo, que afectó principalmente a los funcionarios. Se construyeron obras hidráulicas.

A partir de 1926, los partidos republicanos, incluyendo la Alianza Republicana, presionaron para acabar con el régimen. Intelectuales como Ortega y Gasset, Miguel de Unamuno y Gregorio Marañón se opusieron a la dictadura. Las divisiones en el ejército (1928-1929), con enfrentamientos entre nuevos mandos y conservadores, debilitaron la dictadura. En febrero de 1929, hubo un intento de sublevación militar. Primo de Rivera dimitió en enero de 1930 y se exilió en París, donde murió tres semanas después.

La Transición y el Advenimiento de la II República (1930-1931)

Tras la dimisión de Primo de Rivera, Alfonso XIII nombró al general Berenguer, encargándole restaurar la Constitución de 1876. Solo Romanones y Juan de la Cierva lo apoyaron. Surgieron figuras como Manuel Azaña (izquierda) y Niceto Alcalá-Zamora (derecha). En agosto de 1930, nacionalistas, republicanos y otros grupos firmaron el Pacto de San Sebastián, comprometiéndose a derrocar la monarquía y proclamar la República.

El 12 de diciembre de 1930, se produjo la sublevación de Jaca, liderada por Fermín Galán y Ángel García Hernández, a favor de la República. Fracasaron y fueron fusilados. El 15 de diciembre, Ramón Franco (hermano de Francisco Franco) protagonizó otra sublevación republicana en Cuatro Vientos, que también fracasó.

El 14 de febrero de 1931, Berenguer dimitió. Alfonso XIII nombró jefe de gobierno al almirante Juan Bautista Aznar, quien preparó elecciones municipales, que se convirtieron en un plebiscito sobre la monarquía. Los antimonárquicos, cumpliendo el Pacto de San Sebastián, participaron unidos. Las elecciones se celebraron con sufragio universal masculino, y los republicanos ganaron en casi todas las capitales de provincia.

El 14 de abril, tras conocerse los resultados, los ayuntamientos republicanos proclamaron la República, comenzando por Éibar y Salamanca. En Madrid, los firmantes del Pacto de San Sebastián proclamaron la República en la Puerta del Sol. Alfonso XIII, tras reunirse con sus ministros, dimitió y se exilió en Roma.