Regencia de María Cristina (1833-1843)
Isabel II accedió al trono a los 13 años, pero hasta entonces España fue gobernada por su madre, la Regente María Cristina, quien, para asegurar el trono de su hija, buscó apoyo en los liberales para hacer frente a los carlistas. Poco a poco se fue instaurando un régimen liberal en España, en contra del absolutismo de Fernando VII y los anteriores Borbones.
Partidos Liberales
Dos grandes partidos liberales surgieron durante este periodo:
Moderados: Burgueses y capas superiores de la clase media. Defendían la propiedad privada, el sufragio restringido a las clases adineradas, la religión católica a ultranza y el orden moral. Negaban derechos a los trabajadores. Su ideología se basaba en el Liberalismo doctrinario, donde la soberanía no pertenece al pueblo, sino a la Corona y las Cortes conjuntamente. No solían perder elecciones, ya que se basaban en el sufragio censitario: sólo votaban quienes tenían rentas procedentes de propiedades, o quienes pagaban una cantidad determinada de impuestos.
Progresistas: Estratos inferiores de las clases medias, pueblo llano. Defendían los derechos de los trabajadores, la autonomía local y la soberanía nacional, representada solamente en las Cortes; para ellos, la Corona no tenía un papel moderador ni decisorio. Desde 1848 darían lugar al Partido Demócrata. Abogaban por la libertad religiosa y no querían un estado confesional.
Implantación del Liberalismo
Se destituyó al absolutista Cea Bermúdez y Martínez de la Rosa llegó al poder.
Estatuto Real (1834)
Intento de la Regente de conciliar intereses sin perder su poder. Estableció un sistema bicameral con Cortes divididas en estamentos: los próceres y los procuradores. Los ciudadanos corrientes apenas tenían representación, satisfaciendo solo a las clases pudientes y a los nobles, que veían asegurado su poder.
Gobierno de Mendizábal
Mendizábal, un liberal más radical, impulsó la Desamortización de Mendizábal (1837), que incautó y vendió en subasta pública bienes de la Iglesia o de particulares que estaban en manos muertas. La Iglesia se quejó amargamente.
Constitución de 1837
Fue una reforma liberal de La Pepa (Constitución de 1812), estableciendo la soberanía nacional, un sistema bicameral en forma de Congreso y Senado, elegidos por sufragio censitario, y el derecho de veto para la Corona.
Por entonces, el General Espartero había logrado algunas victorias sobre los carlistas. La Regente le llamó para sofocar revueltas populares, como la de 1840 provocada por la Ley de Ayuntamientos. Espartero se enfrentó a María Cristina por el poder y al final ésta le cedió el puesto de Regente.
Reinado de Isabel II (1843-1868)
La política de este período se caracterizó por el centralismo.
- Creación de la Guardia Civil en 1844.
- Reforma del sistema fiscal por Alejandro Mon, simplificando el método de tributación y eliminando privilegios locales.
- Creación del Nuevo Banco de San Fernando.
Constitución de 1845
Basada en el Liberalismo Doctrinarío:
- Grandes atribuciones para la Corona, como nombrar y deponer ministros.
- Soberanía compartida por las Cortes y la Corona.
- La Corona podía disolver las Cortes o convocarlas, y elegir miembros del Senado.
- El Senado adquirió más importancia que el Congreso.
- Escasa participación popular.
- Sufragio restringido.
- Recortes en la libertad de expresión.
- Estado Confesional Católico: la religión de la nación española era la religión católica.
- Ley Electoral de 1846: los nombramientos de alcaldes los hacía directamente el Gobierno, sin elecciones.
Concordato de 1851
Firmado con la Santa Sede, estuvo vigente hasta la II República. El clero sería mantenido por el Estado; a cambio, el Papa reconocía a Isabel II como reina legítima y la Iglesia aceptaba las pérdidas sufridas con la Desamortización. Además, la enseñanza en España pasó a estar controlada por la Iglesia, así como la censura de libros.
La reina volvió a llamar al progresista Espartero para sofocar las revueltas populares. Espartero estableció un gobierno de coalición con O’Donnell. Entre ambas facciones se creó la Constitución de 1856.
Constitución de 1856 (Non Nata)
Llamada *non nata* porque no llegó a entrar en vigor:
- La soberanía residía en la nación (no en la Corona y las Cortes).
- Vuelta al sistema bicameral, pero el Senado sería de elección popular y no por la Corona.
- Se dejaba a la Corona el poder ejecutivo junto con el Gobierno; para las Cortes, el poder legislativo.
- Libertad de imprenta.
Por su parte, O’Donnell creó el partido de la Unión Liberal, que agrupaba a moderados poco radicales y a progresistas con tendencia moderada.
El bienio progresista fue una época de cierto bienestar económico, favorecido por las exportaciones industriales que España hizo gracias a la Guerra de Crimea.
Nueva Ley de Desamortización, de Pascual Madoz, que no llegó a entrar en vigor.
Espartero dejó el poder y lo asumió O’Donnell.
Guerras Carlistas
1ª Guerra Carlista (1833-1840)
- Bandos:
- Cristinos o Isabelinos: Defendían a la heredera Isabel, hija de Fernando VII. Apoyados por conservadores y progresistas, es decir, los liberales. Recibieron la ayuda de la Cuádruple Alianza para instaurar un régimen liberal al estilo de los modernos reinos europeos.
- Carlistas: Partidarios del infante don Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII. Defendidos por comunidades del Norte, como Navarra, País Vasco y parte de Aragón. Eran absolutistas y retrógrados, y recibieron ayuda de países absolutistas. Su lema era “Dios, patria, rey y fueros”, ya que abogaban por reponer los fueros medievales de estas zonas de España.
Los carlistas se afianzaron en el Norte de España. Usaron el sistema de guerra de guerrillas, bajo el mando organizado del general Zumalacárregui, que venció a varios generales isabelinos, pero falleció en el sitio de Bilbao. Espartero, el espadón progresista, venció a los carlistas en la batalla de Luchana.
2ª Guerra Carlista (1846-1849)
Se desarrolló sobre todo en Cataluña. El infante don Carlos había abdicado en su hijo Carlos, conde de Montemolín, al que trataron de casar con Isabel II sin éxito. En esta guerra los carlistas perdieron varias plazas fuertes, pero se reagruparon en Navarra, País Vasco y Cataluña, apoyados por campesinos, que identificaban el carlismo con derechos adquiridos y perdidos desde la Edad Media.
3ª Guerra Carlista (1872-1876)
Al llegar al trono español Amadeo de Saboya, después de ser derrocada Isabel II, los carlistas se indignaron y atacaron al ejército liberal, pero éste les venció en diversas localidades carlistas.
Consecuencias de las Guerras Carlistas
- Numerosas pérdidas humanas y económicas.
- Favorecieron la política liberal e isabelina, sin pretenderlo. La mayor parte del pueblo español identificaba el carlismo con el absolutismo y la pérdida de derechos populares.
- El carlismo, que representa a una monarquía ranciamente absolutista, quedó como una fuerza revolucionaria indeseable y pasada de moda.
- Sin embargo, el carlismo como ideología perduró hasta la Guerra Civil española (1936-1939), donde se unió al bando fascista y representó a facciones monárquicas tradicionalistas y retrógradas, en contraposición a otros monárquicos menos anticuados.
Constitución de 1837
Doña Isabel II, por la gracia de Dios y la Constitución de la Monarquía Española, Reina de las Españas, y en su Real nombre, y durante su menor edad, la Reina Viuda su Madre Doña María Cristina de Borbón, Gobernador del Reino; a todos los que las presentes vieren y entendieren, sabed: Que las Cortes generales han decretado y sancionado, y Nos de conformidad aceptado, lo siguiente:
Siendo la voluntad de la Nación revisar, en uso de su soberanía, la Constitución política promulgada en Cádiz el 19 de Marzo de 1812, las Cortes generales, congregadas a este fin, decretan y sancionan