Transformación de España: Consolidación del Régimen Franquista, Desarrollo Económico y Cambios Sociales (1957-1975)

La Consolidación del Régimen Franquista y las Transformaciones Económicas y Sociales (1957-1969)

A finales de los años 50, España estaba al borde del colapso económico debido a los fuertes desequilibrios acumulados. Se suavizó el intervencionismo, pero el crecimiento de las importaciones amenazaba con agotar las divisas. Además, la presión obrera logró subidas de salarios que favorecieron la inflación. Los organismos internacionales presionaron para que se cambiara la política económica, y en ello coincidieron los nuevos ministros tecnócratas. Todo ello se plasmó en el Plan de Estabilización de 1959, que redujo el intervencionismo y facilitó la inversión exterior, así como las importaciones y exportaciones.

Este Plan originó una grave crisis inicial, pero al poco propició un fuerte crecimiento económico que se manifestó en una modernización gracias a la incorporación de nuevas tecnologías, y que se apreció especialmente en la agricultura. Se produjo un fuerte desarrollo industrial, un crecimiento de los servicios modernos, así como los vinculados al turismo, y el crecimiento de la renta per cápita. El desarrollo fue dirigido por el Estado, estableciendo unos planes de desarrollo y favoreciendo la distribución territorial mediante los polos de desarrollo. Sin embargo, este desarrollo tuvo elementos negativos como los fuertes desequilibrios territoriales, los bajos salarios y la dependencia de la financiación exterior, ya fuera de las inversiones extranjeras, las remesas de los emigrantes o las divisas de los turistas europeos.

Este desarrollo se reflejó en los cambios de la sociedad. En la postguerra, la sociedad estaba polarizada y marcada por la pobreza, impregnada de una moral católica y ultraconservadora y basada en los principios de autoridad, supremacía masculina y exaltación imperial. Pero el desarrollo económico dio paso a una sociedad más moderna y abierta. En primer lugar, se produjeron intensos movimientos migratorios. El éxodo rural vació pueblos y favoreció el crecimiento de los barrios obreros y las ciudades dormitorio de las grandes ciudades, aunque no se solucionaron los problemas del chabolismo o de la ausencia de servicios. Al mismo tiempo, se produjo una fuerte corriente migratoria hacia Europa Occidental, lo que evitó que el régimen tuviera que enfrentarse al problema del paro.

Paralelamente, se modernizó la sociedad. El sector primario se redujo y creció el empleo en el secundario y terciario. Crecieron las clases medias urbanas, sobre todo los trabajadores de cuello blanco. La emigración solucionó el histórico problema de los jornaleros, mientras que en la oligarquía perdieron peso los terratenientes frente a los intereses financieros e industriales vinculados al capital extranjero. Además, se pusieron las bases de una incipiente sociedad de consumo.

Desde el punto de vista político, el periodo está marcado por los nuevos ministros tecnócratas vinculados al Opus Dei y más preocupados por la economía. Estos ministros son conscientes de la necesidad de abordar una modernización política que se plasmó en una aparente liberalización y que tuvo su manifestación en diferentes leyes, como la Ley de Prensa, que sustituía la censura previa por sanciones, la Ley de Libertad Religiosa o la Ley Orgánica del Estado que, a modo de Constitución, establecía las relaciones entre los órganos del Estado. Este proceso culminó en 1969 con la designación de Juan Carlos de Borbón como sucesor del Caudillo.

Pero el carácter aparente de esta liberalización se plasmó en la dura reacción del régimen frente al llamado Contubernio de Múnich, con duras sanciones hacia sus participantes, la ejecución del dirigente comunista Julián Grimau, o la creación del Tribunal de Orden Público encargado de la represión política.

Elementos de Cambio en la Etapa Final del Franquismo y la Oposición al Régimen (1969-1975)

A partir de los años 60, la Dictadura franquista, que había surgido en la década de los 30, se vio afectada por una serie de cambios que convirtieron a este régimen en un gran anacronismo. En el contexto internacional, la caída de la dictadura griega y el fin de la dictadura portuguesa con la Revolución de los Claveles hacían del franquismo la única dictadura de Occidente. A esto se sumó el estallido de la crisis del petróleo y el fin de los años de crecimiento económico con que se había intentado justificar el régimen. La dependencia exterior de la economía española provocó un gran impacto al interrumpirse la inversión extranjera, disminuir la llegada de divisas y producirse el retorno de los emigrantes.

Pero, además, la oposición al régimen creció y se diversificó. En el ámbito laboral se sucedieron las huelgas y los conflictos, y apareció un nuevo sindicato, Comisiones Obreras, alejado de planteamientos revolucionarios y que defendía la negociación y la libertad sindical. La universidad, masificada con la llegada de los hijos de las clases medias, se convirtió en otro núcleo de contestación al régimen. Paralelamente, se produjo un distanciamiento de ciertos sectores de la Iglesia, impulsados por los aires renovadores del Papa Juan XXIII y del Concilio Vaticano II. El símbolo principal fue el cardenal Enrique y Tarancón, que se fue distanciando del régimen. También aparecieron los curas obreros, solidarios con los problemas de los trabajadores, o los curas nacionalistas en Cataluña y el País Vasco. Por último, en los nuevos barrios surgió un poderoso movimiento vecinal que denunciaba la falta de servicios y las carencias.

Pero, sobre todo, destacó la actividad de los partidos políticos. El PCE con Santiago Carrillo siguió siendo el más organizado y apostó por la reconciliación nacional y la democracia. El PSOE, aún siendo minoritario, encontró en Felipe González un líder joven que intentaría renovar el partido. La moderación de estas dos fuerzas políticas provocó la aparición de nuevos partidos de extrema izquierda seducidos por iconos como el Che Guevara o Mao Tse Tung. Surgió también una oposición moderada que fue el núcleo de una oposición de derechas y, en el ámbito nacionalista, frente a históricos como PNV o ERC, apareció Convergencia Democrática de Jordi Pujol o el grupo terrorista ETA.

En este contexto, el régimen se vio afectado por la incertidumbre política, acentuada por la edad del dictador y por el asesinato por ETA del presidente del gobierno, Carrero Blanco, en 1973. Esta incertidumbre provocó una división en la clase política franquista entre los continuistas (conocidos como el búnker), opuestos a cualquier modificación del régimen, y los aperturistas, que creían necesario propiciar reformas hacia una democracia controlada. El nuevo presidente del gobierno, Arias Navarro, ensayó un tímido aperturismo conocido como Espíritu del 12 de febrero, que se tradujo en una Ley de Asociaciones Políticas y una cierta tolerancia hacia la oposición moderada. Pero este proyecto fracasó por la timidez de las reformas y la presión del búnker.

Mientras tanto, la oposición se acrecentó y el régimen acentuó la represión con una dura Ley Antiterrorista. La oposición vio la necesidad de unirse y surgieron dos plataformas: la Junta Democrática, en torno al PCE, y la Plataforma Democrática, en torno al PSOE. La ejecución en 1975 de cinco miembros de ETA y el FRAP provocó una dura condena internacional y Franco entró en una larga agonía. La situación se complicó con la Marcha Verde organizada por el rey de Marruecos para controlar el Sáhara y que terminó con los Acuerdos de Madrid, por los que España cedía la administración de estos territorios a Marruecos y Mauritania. Poco después, el 20 de noviembre de 1975 falleció el dictador.

Paralelamente, la mentalidad de la sociedad fue cambiando. La sociedad se secularizó y se hizo más individualista y consumista, preocupada por el bienestar material y el entretenimiento. Entre las nuevas generaciones apareció una cultura joven contestataria, que reaccionó contra los valores autoritarios del régimen, se identificó con las causas mundiales y manifestó su protesta con una estética peculiar. Al mismo tiempo, fue cambiando el papel de la mujer, que se incorporó al mundo universitario y laboral.