Represión y Oposición Política al Régimen Franquista
La Represión Franquista (1939-1975)
La represión ejercida por los sublevados durante la Guerra Civil llevó a numerosos republicanos al exilio. Al finalizar la guerra, aproximadamente 500.000 personas abandonaron el país. Durante el franquismo, la represión continuó, amparada por diversas leyes que permitían una total arbitrariedad al juzgar y condenar a los vencidos. Se estima que unas 30.000 personas fueron ejecutadas y un gran número fueron encarceladas. Los sospechosos que permanecieron en libertad fueron expulsados de cualquier cargo de responsabilidad pública y quedaron estigmatizados.
La Oposición Política al Régimen Franquista
Tras la guerra, la mayor parte de la sociedad quedó desmovilizada políticamente, debido al estricto control policial y militar, y al miedo generalizado. No obstante, la oposición subsistió, aunque fue en los años 60 y 70 cuando experimentó un mayor auge. Sus formas fueron diversas:
- Resistencia armada: Tras la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial, los exiliados republicanos esperaban derrocar al régimen con ayuda de las potencias vencedoras. Sin embargo, los aliados se desentendieron de la situación española, lo que provocó la práctica desaparición del maquis. Esta resistencia armada, paradójicamente, favoreció al régimen, que se presentaba como garante de la paz frente a una posible nueva guerra civil.
- Oposición dentro del régimen: Juan de Borbón denunció la ilegalidad del régimen en el Manifiesto de Lausana (1945). Como respuesta, el régimen reconoció a España como reino, pero la restauración monárquica solo se produciría tras la muerte de Franco y en la persona del hijo de Juan de Borbón, Juan Carlos. Estas medidas neutralizaron la oposición monárquica.
- Oposición política clandestina: En la posguerra, los partidos en el exilio crearon redes que se infiltraron progresivamente en los ámbitos universitario, sindical y laboral. El Partido Comunista fue el más activo, llegando a convocar una huelga general que fracasó. En 1962, se celebró en Múnich el IV Congreso del Movimiento Europeo, con asistencia de políticos españoles del interior y del exilio. El Congreso concluyó con una declaración en contra del régimen. En cuanto a los movimientos nacionalistas, en Cataluña la oposición fue principalmente política, mientras que en el País Vasco la aparición de ETA condujo al nacionalismo por la vía terrorista.
- Movimiento obrero: A partir de 1945 se reanudaron las huelgas obreras. Las primeras organizaciones obreras surgieron vinculadas a la Iglesia católica y plantearon la mejora de las condiciones laborales. De estas surgieron otras más reivindicativas. Las protestas aumentaron y sus miembros fueron juzgados.
- Protesta estudiantil: Las protestas universitarias comenzaron a partir de 1950. Especialmente graves fueron los sucesos de 1956 en la Universidad Complutense de Madrid. A partir de entonces, las protestas fueron constantes y surgieron sindicatos ilegales. Aunque algunos ministros eran partidarios de reformas para reducir la tensión, la respuesta habitual fue la represión.
- Distanciamiento de un sector de la Iglesia católica: Tras el Concilio Vaticano II (1962-65), la Iglesia española se dividió entre los tradicionalistas y los que defendían una aproximación al mundo moderno. Estos últimos se distanciaron del régimen y participaron en organizaciones de oposición, siendo a menudo calificados de “curas comunistas”.
El Papel de la Cultura
Tras la Guerra Civil, la cultura fue sometida a un proceso de depuración y censura para asegurar el control ideológico de la población. El resultado fue un empobrecimiento cultural general, ya que solo los defensores del régimen podían desarrollar su actividad. El régimen intentó desarrollar una nueva cultura, basada en la moral católica y el nacionalismo español. La cultura popular (radio, cine, teatro, revistas) también fue sometida a una estricta censura.
La Transición Democrática Española (1975-1982)
Inicios del Reinado de Juan Carlos I
Tras la muerte de Franco (20 de noviembre de 1975), Juan Carlos de Borbón asumió la Jefatura del Estado como rey. Tanto la oposición democrática como los franquistas radicales mostraron desconfianza hacia él. Sin embargo, durante la Transición, la monarquía se convirtió en la garantía de un cambio irreversible hacia la democracia.
Gobierno de Carlos Arias Navarro (1975-1976)
El Rey confirmó en su puesto a Arias Navarro, último Presidente de Gobierno con Franco, lo que fue criticado por la oposición, ya que implicaba una continuidad con el pasado. Arias Navarro propuso un ambiguo programa de reformas que no incluía la legalización de los partidos políticos, lo que incrementó las críticas y manifestaciones. Tras un viaje a EE. UU., el Rey forzó la dimisión de Arias Navarro.
Gobierno de Adolfo Suárez (1976-1979)
El Rey nombró Presidente a Adolfo Suárez. Suárez inició una serie de cambios legales aprovechando las instituciones franquistas, lo que le enfrentó al “búnker” y a los militares radicales, que prepararon un golpe de Estado (Operación Galaxia, 1978), descubierto a tiempo. A este ambiente hostil se sumaron los efectos de la crisis económica iniciada en 1973 y el terrorismo. A pesar de ello, Suárez continuó con la aprobación de nuevas medidas:
- Ley para la Reforma Política (4 de enero de 1977): Esta ley supuso la ruptura con el franquismo.
- Primeras elecciones democráticas a Cortes (15 de junio de 1977): Entre febrero y abril de 1977, Suárez legalizó todos los partidos políticos. En las elecciones venció la UCD de Adolfo Suárez, con 166 escaños, seguida del PSOE, de Felipe González, con 118. Los resultados mostraron un bipartidismo imperfecto inclinado hacia el centro, representado por UCD y PSOE.
- Pactos de la Moncloa (25 de octubre de 1977): Conjunto de acuerdos entre Gobierno, partidos políticos y sindicatos para afrontar los problemas económicos y sociales.
- Aprobación de la Constitución (6 de diciembre de 1978): Las Cortes crearon una Comisión de Asuntos Constitucionales y una Ponencia de siete miembros, de la que solo se excluyó a los nacionalistas vascos.
Gobiernos de la UCD (1979-1982)
Gobierno de Adolfo Suárez
Tras la aprobación de la Constitución, se celebraron nuevas elecciones generales en 1979. La UCD volvió a ganar, pero sin mayoría absoluta. Se inició un periodo de inestabilidad interna en los principales partidos. En el PSOE y en el PCE se produjeron debates entre radicales y moderados. La crisis más grave fue la de UCD. A esto se sumó la agudización de la crisis económica mundial de 1973, el problema autonómico y el terrorismo de ETA.
Gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo
El gobierno de Calvo Sotelo fue muy difícil, debido a las divisiones internas de UCD, la crisis económica y social, y el miedo a un nuevo intento golpista, tras el fallido golpe de Estado del 23-F. El tema más polémico fue la integración de España en la OTAN, aprobada el 10 de diciembre de 1981. La UCD continuó su desintegración. Calvo Sotelo, sin el apoyo de un partido sólido, disolvió las Cortes y convocó elecciones para el 28 de octubre de 1982.
La Constitución de 1978 y el Sistema Democrático Español
Principios e Instituciones
La Constitución recoge los principales caracteres de las democracias occidentales. El artículo 1 afirma que España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político. El artículo 2 establece la indisoluble unidad de la Nación española y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran. De estos artículos se derivan cuatro principios constitucionales básicos:
- Estado social
- Estado democrático: La soberanía reside en el pueblo.
- Estado de derecho: Las leyes son iguales para todos y todos están sometidos a las mismas.
- Estado descentralizado: Se compatibiliza la unidad de la nación con el reconocimiento del derecho de autonomía de las regiones.
Las instituciones del Estado son:
- La Corona: El Rey es el Jefe del Estado, un cargo vitalicio y hereditario. Es una monarquía arbitral y moderadora.
- Los poderes del Estado, separados e independientes:
- Legislativo: Reside en las Cortes Generales, formadas por el Congreso de los Diputados y el Senado. Elabora y aprueba las leyes, controla al Gobierno y aprueba los Presupuestos Generales del Estado.
- Ejecutivo: Lo ejerce el Gobierno, compuesto por el Presidente, los Vicepresidentes y los Ministros.
- Judicial: Compuesto por Jueces y Magistrados, independientes e inamovibles. Existe un Tribunal Supremo, órgano superior con jurisdicción en toda España. El Consejo General del Poder Judicial es el órgano de control y gobierno de jueces y magistrados.
- El Defensor del Pueblo: Elegido por las Cortes, supervisa la actividad de la Administración y las Comunidades Autónomas.
El Estado Autonómico
Frente al Estado centralizado liberal y franquista, se adoptó un modelo descentralizado. Las Comunidades Autónomas son unidades territoriales y administrativas formadas por una o varias provincias, con autogobierno. Se establecieron dos vías para acceder a la autonomía: una vía rápida, con mayor nivel de competencias, seguida por las comunidades históricas (País Vasco, Cataluña, Galicia y Andalucía), y una vía lenta para el resto. Finalmente, todas las Comunidades Autónomas alcanzaron prácticamente el mismo nivel competencial. El Estado central mantiene las competencias sobre relaciones internacionales. La financiación de las Comunidades Autónomas proviene de los impuestos cedidos por el Estado.
Ejemplo de la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha
En Castilla-La Mancha no existía un sentimiento regionalista histórico ni un pasado común a todas las provincias. El proceso autonómico fue impulsado “desde arriba” por los partidos políticos. Los principales acontecimientos fueron:
- Constitución de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha (11 de diciembre de 1978).
- Aprobación del Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha por las Cortes (10 de agosto de 1982).
- Celebración de las primeras elecciones autonómicas (1983) y constitución de las primeras Cortes de Castilla-La Mancha.
Las instituciones autonómicas son: Presidencia de la Junta, Consejo de Gobierno y Cortes.
Los Gobiernos Democráticos (1982-2004)
Gobiernos de Felipe González (1982-1996)
Las elecciones de 1982 supusieron un cambio radical, con la victoria del PSOE por mayoría absoluta (202 escaños). La UCD prácticamente desapareció (12 escaños). Felipe González se mantuvo con mayoría absoluta hasta 1993 y con mayoría relativa entre 1993 y 1996. Se realizaron reformas en el Ejército, el sistema educativo, se aprobó la Ley del Aborto (1985) y se generalizaron las prestaciones sanitarias y las pensiones. En economía, se llevó a cabo la reconversión industrial, se privatizaron parcialmente empresas públicas y aumentó la recaudación fiscal. Se redujo la inflación y aumentó el crecimiento económico, pero el paro se mantuvo alto y hubo protestas laborales, incluyendo tres huelgas generales. El terrorismo de ETA continuó, combinándose medidas policiales con intentos de negociación. A partir de 1993, la actividad de ETA comenzó a reducirse. En política exterior, España se integró en la OTAN (tras un referéndum en 1986) y en la CEE (actual UE). La entrada en la CEE tuvo efectos negativos iniciales, pero los Fondos de Cohesión y las ayudas al desarrollo permitieron la modernización del país. España aprobó el Tratado de Maastricht (1992). Los gobiernos de González consolidaron la democracia, pero las mayorías absolutas del PSOE llevaron a abusos y corrupción, como los casos Guerra, Filesa y la “guerra sucia” contra ETA. El apoyo al PSOE descendió, mientras que el PP creció, logrando un amplio triunfo en las elecciones municipales y autonómicas de 1995.
Gobiernos de José María Aznar (1996-2004)
El PP ganó las elecciones generales de 1996, dando paso a dos legislaturas presididas por José María Aznar: la primera (1996-2000) con mayoría relativa y la segunda (2000-2004) con mayoría absoluta.
Política exterior: En la primera legislatura, se mantuvo la línea de la etapa anterior, buscando aumentar la influencia de España. Se produjo la integración en la estructura militar de la OTAN (1999), aumentaron las misiones militares en el exterior y mejoraron las relaciones con Iberoamérica. En la segunda legislatura, aumentaron las tensiones con Marruecos y se estrechó la relación con EE. UU., apoyando la invasión de Irak (2003).
Política interior: En la primera legislatura, la falta de mayoría absoluta obligó al PP a pactar. Aznar se mostró como un líder moderado. Se alcanzaron pactos con partidos nacionalistas y sindicatos. Se continuaron las políticas económicas previas, lo que, unido al boom económico mundial, permitió un crecimiento económico y la reducción del paro. España adoptó el euro como moneda común. Se reguló la inmigración con la Ley de Extranjería (2000), pero no se solucionó el problema de la inmigración ilegal. ETA continuó siendo un problema, aunque se logró una mayor colaboración europea. El número de asesinatos se redujo, pero tuvieron mayor repercusión social. En 1998, ETA declaró una tregua, que luego rompió.
En la segunda legislatura, la mayoría absoluta del PP generó conflictos con sindicatos y partidos nacionalistas. Se produjeron acontecimientos como el hundimiento del petrolero Prestige (2002). El final del gobierno de Aznar estuvo marcado por las elecciones generales de 2004, celebradas tras el atentado del 11-M. El gobierno atribuyó el atentado a ETA, lo que generó manifestaciones en su contra. El PSOE, liderado por José Luis Rodríguez Zapatero, ganó las elecciones.