El Paleolítico y el Neolítico en la Península Ibérica
El Paleolítico (piedra vieja) se extiende desde la aparición del primer homínido hasta la invención de la agricultura en el llamado Creciente Fértil, hace unos 10.000 años. Tradicionalmente, se divide en tres períodos: Inferior (hasta hace 200.000 años), Medio (hasta hace 35.000 años) y Superior (hasta alrededor de 10.000 a. C.). A estos se añade un período terminal llamado Epipaleolítico (la etapa de transición entre el Paleolítico y el Neolítico se conoce como Mesolítico).
Este periodo se caracteriza porque la población era nómada, vivía de la caza y la recolección (depredadores) y tenía una tecnología basada en la talla de la piedra. Es en esta etapa cuando se produjo el proceso de hominización:
- Paleolítico Inferior: Se desarrollaron diferentes tipos de homínidos, de los que se han encontrado restos principalmente en África. La población era muy reducida y dependía del medio natural. Los más antiguos son los Australopithecus, Homo habilis, Homo ergaster y Homo erectus (que se expandió fuera de África).
- Paleolítico Medio: Aparecen los primeros Homo desarrollados. Dominan el fuego y perfeccionan los útiles de caza. Los grupos son más numerosos y migran tras los animales y la maduración de los frutos. El Homo más importante del Paleolítico Medio es el Homo neanderthalensis (o Neandertal). Se cree que evolucionaron a partir del Homo erectus en Europa y Asia occidental. Practicaban una industria lítica de lascas muy evolucionada (industrias de lascas, raederas, puntas de azagaya). Enterraban a sus muertos. Eran robustos, adaptados al clima frío de las glaciaciones, y su capacidad craneal era similar a la nuestra. No fueron nuestros antepasados, ya que se extinguieron hace 35.000 años.
Atapuerca: Un Yacimiento Clave
Hasta hace poco, se consideraba que el hombre de Neandertal había sido el primero en llegar a Europa desde África, hace unos 40.000 años. Sin embargo, las excavaciones en Atapuerca (Burgos) han cambiado esta perspectiva. En la Gran Dolina se han encontrado restos de Homo antecessor con una antigüedad de más de un millón de años, con una industria lítica (cantos trabajados, pebble culture), conocedores del fuego, que practicaban el canibalismo y con una capacidad craneal similar al hombre de Neandertal, pero más antiguos.
En la Sima de los Huesos, se han encontrado restos de un Homo más reciente y evolucionado, el Homo heidelbergensis, con una antigüedad de 300.000 años. Se cree que desciende del Homo antecessor, evolucionando a partir de este en Europa. Practicaba una industria de bifaces, y es posible que comenzara a enterrar a sus muertos (Sima de los Huesos de Atapuerca). También practicaba la caza mayor (cazaderos de elefantes de Torralba y Ambrona). Probablemente no fue nuestro antepasado.
Estos hallazgos han convertido a Atapuerca en el yacimiento paleolítico más importante de Europa. Otros restos del Paleolítico Medio se encuentran en las terrazas del Manzanares (Madrid), en Morín (Cantabria), en Orce (Granada), Gibraltar, en la costa valenciana y en el interior de Cataluña.
El Paleolítico Superior y la Llegada del Homo Sapiens
El Paleolítico Superior se inicia con la última glaciación, alrededor del 35.000 a. C. En él aparece el Homo sapiens sapiens, el hombre de Cro-Magnon, con características muy similares al hombre actual. Vivían en cuevas y poseían una tecnología más desarrollada, que les permitía una cierta división del trabajo. Eran grupos más numerosos y han dejado restos por casi toda la Península Ibérica.
El Neolítico: Una Revolución en la Forma de Vida
El Neolítico (piedra nueva) se inició hace 10.000 años en el Próximo Oriente con la llamada Revolución Neolítica, que significó la aparición de la agricultura y la ganadería (productores), el sedentarismo y una nueva tecnología basada en la piedra pulida, así como en la producción de tejidos y cerámica.
Arte Rupestre: Comparación entre el Cantábrico y el Levantino
La pintura de Altamira, datada alrededor del 12.000 a. C., pertenece al Paleolítico Superior, mientras que la pintura levantina (6000-1500 a. C.) se asocia al Neolítico. Existen diferencias significativas entre ambas:
- Ubicación: La pintura cantábrica se encuentra en las paredes y formas rocosas de las cuevas, mientras que la levantina se sitúa en abrigos rocosos al aire libre.
- Temática: La pintura cantábrica representa principalmente animales (bisontes, caballos, toros, etc.) de gran volumen. La levantina muestra escenas de caza, combate, vida cotidiana, etc., con figuras humanas esquemáticas y de tamaño reducido.
- Estilo: La pintura cantábrica se caracteriza por el naturalismo, la perspectiva torcida, el volumen y la ausencia de profundidad. La levantina, en cambio, presenta un estilo esquemático, con figuras estilizadas, pinturas monocromáticas y composiciones dinámicas con figuras que interactúan entre sí.
Transformaciones en Al-Ándalus: Economía, Sociedad y Cultura
Organización Política y Administrativa
La organización política del Estado musulmán en Al-Ándalus era autocrática. El gobierno estaba centralizado en el palacio, donde emires, califas o sultanes ejercían un poder absoluto. La administración pública estaba en manos de los diwanes (ministerios), dirigidos por un visir y supervisados por un primer ministro o hachib. La administración de justicia estaba a cargo de los cadíes. Cada provincia o ciudad importante tenía un gobernador o walí. Los territorios fronterizos con los cristianos se dividían en marcas, con gobernadores con poderes militares.
Esta organización se sostenía gracias a los impuestos y a un poderoso ejército. Todos los ciudadanos pagaban impuestos: los musulmanes, la zakat (una especie de limosna obligatoria); los no musulmanes (mozárabes y judíos), la yizia (un impuesto personal según los bienes). También existían impuestos extraordinarios según las necesidades del Estado, como el mantenimiento de un ejército permanente con mercenarios (bereberes, francos, eslavos).
Economía Urbana y de Mercado
En Al-Ándalus se desarrolló una economía urbana y de mercado, a diferencia del resto de Europa, donde predominaba una economía cerrada y rural. Los musulmanes desarrollaron una amplia red de ciudades, revitalizando antiguas urbes romanas y creando otras nuevas.
Los grandes latifundios de origen romano o visigodo continuaron existiendo, dedicados principalmente a la producción de cereales, olivo y vid para el mercado urbano. Se desarrolló una agricultura irrigada muy eficaz, introduciendo cultivos como la naranja, el arroz, el algodón, la caña de azúcar y especias como el azafrán.
En las ciudades surgió una potente artesanía textil (seda, bordados, lino, algodón) y de productos de lujo (orfebrería, cueros, taraceas, papel, pergamino, armas) para el consumo interno y la exportación.
Comercio y Moneda
El comercio interior aprovechaba las antiguas calzadas romanas. El comercio exterior se realizaba por rutas marítimas mediterráneas, gracias a una potente marina mercante y militar. Los puertos del sur (Almería, Algeciras, Cádiz) se convirtieron en zonas de contacto entre Oriente, África y Europa, importando productos de lujo, especias, marfil, oro, esclavos y pieles, y reexportándolos a Europa.
La economía se benefició de una economía monetaria sólida. Los califas centralizaron la emisión de moneda en las cecas, vigilando la ley de sus monedas: el dinar de oro y el dirhem de plata.
Legado Cultural
Al-Ándalus tuvo una importancia fundamental en la cultura española y europea. Los musulmanes tradujeron al árabe obras de autores griegos y romanos, preservándolas. Destacaron en medicina, matemáticas (álgebra), astronomía y perfeccionaron técnicas agrarias, artesanales y comerciales. Numerosos términos árabes se incorporaron al castellano (acequia, albañil, azahar, alfombra, etc.).
Origen y Características del Régimen Señorial
Entre los siglos VIII y XIII, se produjo una feudalización de la sociedad hispánica, similar al resto de Europa. Sin embargo, la repoblación de zonas fronterizas mediante el asentamiento de pequeños propietarios libres en la Península Ibérica, diferenció el modelo del francés, excepto en la Marca Hispánica, con mayor influencia franca.
En el siglo XIII, la sociedad cristiana peninsular estaba regida por relaciones señoriales. Los nobles obtenían rentas de sus propiedades y ejercían derechos jurisdiccionales, mientras que los campesinos tenían el dominio útil de la tierra, pero estaban sometidos a la jurisdicción señorial.
Sociedad Feudo-Vasallática
La sociedad feudo-vasallática se basaba en vínculos de dependencia hacia un señor a cambio de un beneficio. La debilidad económica de los reyes los llevó a conceder a nobles y eclesiásticos señoríos territoriales (feudos) para su explotación económica, que podían incluir derechos jurisdiccionales sobre la población (señorío jurisdiccional). Con el avance de la Reconquista, los campesinos libres se pusieron bajo la protección de los señores, entregándoles sus tierras y convirtiéndose en siervos.
Estructura Social Jerarquizada
La sociedad feudal era jerárquica, dividida en estamentos y con una estructura piramidal. En la cúspide estaba el rey, seguido por los estamentos privilegiados (nobleza y clero), propietarios de la mayor parte de las tierras, exentos de impuestos y con leyes especiales. En la base se encontraba el estado llano (campesinos y la incipiente burguesía), que pagaban impuestos (pecheros) y estaban sometidos al rey o a los señores.