Crisis de la Restauración Española: Regeneracionismo, Conflictividad y Colapso (1902-1923)

La Crisis del Sistema de la Restauración (Principios del Siglo XX)

A principios del siglo XX se acentuó la crisis del sistema político de la Restauración, que no respondía a las demandas de la sociedad debido a los profundos cambios derivados de la industrialización y urbanización del país.

Intentos de Modernización: El Regeneracionismo

El carácter oligárquico y las prácticas caciquiles del sistema fueron cuestionados por el Regeneracionismo. Su principal ideólogo fue Joaquín Costa, quien propuso una serie de reformas económicas y educativas que se resumían en el lema: «Despensa, escuela y siete llaves al sepulcro del Cid». Propugnaba la necesidad de dejar atrás los mitos de un pasado glorioso, modernizar la economía y la sociedad, y alfabetizar a la población. También defendía desmantelar el sistema caciquil y buscar la transparencia electoral.

El Regeneracionismo Conservador de Antonio Maura (1907-1909)

Bajo el gobierno conservador de Antonio Maura se puso en marcha su proyecto de «revolución desde arriba». Se trataba de implementar reformas políticas que renovaran el sistema sin socavar sus fundamentos. Su programa se basaba en:

  • Crear un Estado fuerte.
  • Reformar la administración local para erradicar el caciquismo.
  • Defender la influencia social de la Iglesia Católica.
  • Incorporar otras fuerzas políticas al sistema, como el catalanismo conservador de la Lliga Regionalista.
  • Llevar a cabo una política exterior nacionalista y expansionista en Marruecos para olvidar la derrota de 1898 y dar un nuevo impulso a los militares.

La cuestión de Marruecos provocó un gran descontento popular, especialmente por los reclutamientos forzosos de tropas para una guerra que solo interesaba directamente a dos grupos sociales minoritarios:

  • Un sector del ejército: Veía en Marruecos la oportunidad de recuperar el prestigio profesional perdido tras el desastre de 1898, así como un medio de ascenso en el escalafón y de protagonismo político.
  • Capitalistas: Interesados en la explotación de las minas de hierro del Rif.

La Semana Trágica de Barcelona (1909)

La causa inmediata de la Semana Trágica fue el desastre militar del Barranco del Lobo (julio de 1909), que originó más de 1200 bajas en el ejército español en África. Previamente, algunas compañías españolas se habían instalado en el protectorado para su explotación económica. El 9 de julio, miembros de tribus rifeñas atacaron una línea de ferrocarril próxima a Melilla y mataron a cuatro trabajadores españoles, lo que llevó a Maura a decidir reforzar militarmente la zona. Cometió el error de movilizar no a soldados de reemplazo, sino a reservistas de Madrid y Barcelona, muchos de ellos casados y con hijos. La medida provocó numerosas protestas, especialmente en Cataluña, y la resistencia de estos a embarcarse. Se propagó la huelga general convocada por la izquierda (socialistas y anarquistas) y el gobierno respondió deteniendo a los cabecillas. Las dramáticas noticias que llegaron de África hicieron que el comité de huelga perdiera el control de la situación, iniciándose en Barcelona el asalto e incendio de numerosos edificios religiosos (considerados símbolos del poder) y el levantamiento de barricadas por toda la ciudad. La autoridad militar proclamó el estado de guerra, lo que desató una oleada de violencia callejera durante casi una semana (Semana Trágica, del 26 al 31 de julio). El motín terminó con un balance desolador y se emprendió una dura represión: más de mil quinientas detenciones, con diecisiete penas de muerte, de las cuales se ejecutaron cinco. Entre ellas destacó la de Francesc Ferrer i Guàrdia, pedagogo anarquista y fundador de la Escuela Moderna. Su ejecución, percibida como un intento de escarmiento, levantó una oleada de protesta en toda Europa y en España bajo el lema «¡Maura, no!», lo que forzó su cese inmediato por parte del rey.

La Crisis General de 1917

La neutralidad española en la Primera Guerra Mundial (1914-1918) favoreció un notable enriquecimiento de la burguesía industrial y financiera, gracias a las exportaciones a los países beligerantes. Sin embargo, las clases trabajadoras sufrieron un drástico descenso de su nivel de vida por la escasez y la fuerte subida de precios de productos de primera necesidad (inflación). Además, el eco de la Revolución Rusa de 1917 alimentó la agitación social y las demandas de una mayor participación en la vida política. En este contexto, en el verano de 1917, se produjo una triple crisis (militar, política y social) que incidió decisivamente en la descomposición del sistema de la Restauración.

Crisis Militar: Las Juntas de Defensa

La crisis militar se manifestó con la intervención abierta del ejército en la política a través de la creación de las Juntas Militares de Defensa. Estas eran asociaciones de oficiales de media y baja graduación que reclamaban mejoras salariales (afectadas por la inflación) y protestaban contra los ascensos por méritos de guerra, que beneficiaban a los militares africanistas, defendiendo en su lugar la antigüedad como único criterio. El Gobierno intentó disolver las Juntas y detener a sus dirigentes por rebeldía, pero estos se negaron a desaparecer y contaron con el apoyo implícito del rey Alfonso XIII. Finalmente, el Gobierno tuvo que ceder y admitir sus peticiones.

Crisis Política: La Asamblea de Parlamentarios

La crisis política estalló cuando el gobierno conservador de Eduardo Dato decretó la suspensión de las garantías constitucionales y clausuró las Cortes ante las protestas de la oposición. Ante esta actitud autoritaria, Francesc Cambó, dirigente de la Lliga Regionalista, convocó en Barcelona (julio de 1917) una Asamblea de Parlamentarios catalanes, a la que se sumaron otros diputados y senadores de la oposición (republicanos, socialistas y algunos liberales). La Asamblea exigió la convocatoria de Cortes Constituyentes para reformar el sistema político, la autonomía para Cataluña y un programa reformista general. Sin embargo, el movimiento careció de apoyo suficiente; las Juntas de Defensa se posicionaron junto al gobierno y facilitaron su disolución sin que lograra sus objetivos.

Crisis Social: La Huelga General Revolucionaria

En cuanto a la crisis social, las principales organizaciones obreras, la CNT (anarcosindicalista) y la UGT (socialista), crearon un comité de acción conjunto para convocar una huelga general revolucionaria el 13 de agosto de 1917. El objetivo iba más allá de las reivindicaciones laborales: se buscaba un cambio político profundo que derrocara al régimen de la Restauración. La movilización tuvo un seguimiento importante y se extendió por las principales ciudades industriales y mineras españolas, pero el gobierno respondió decretando el estado de guerra y el ejército reprimió duramente la huelga, causando numerosos muertos, heridos y detenidos.

Agitación Social y Conflictividad Creciente (1918-1923)

Tras la crisis de 1917, la conflictividad social no dejó de aumentar, agravada por la crisis económica de posguerra y el impacto de la Revolución Rusa.

El Trienio Bolchevique Andaluz (1918-1920)

En Andalucía, entre 1918 y 1920, se vivió una etapa de intensa agitación revolucionaria conocida como el Trienio Bolchevique. Esta fue provocada por la situación de miseria extrema de los jornaleros agrícolas, la carestía de la vida y la influencia ideológica de la Revolución Rusa. Bajo la dirección de los sindicatos (principalmente anarquistas), se sucedieron las huelgas, se invadieron campos, se repartieron tierras y se ocuparon ayuntamientos, generando un clima de gran tensión social.

Conflictividad en Cataluña: Pistolerismo y Lock-out

En Cataluña, principal núcleo industrial del país, las huelgas, los sabotajes y los atentados anarquistas (acción directa) se sucedieron continuamente. La respuesta de la patronal catalana fue de extrema dureza: frente a la huelga obrera, aplicaron el lock-out (cierre patronal de las empresas); frente a la acción directa o terrorismo anarquista, recurrieron al llamado terrorismo blanco, contratando pistoleros y bandas armadas para asesinar a destacados dirigentes obreros y sindicales (pistolerismo). Las autoridades civiles y militares de Barcelona, especialmente bajo el mando del General Martínez Anido, practicaron también un auténtico terrorismo de Estado al servicio de la patronal, con la aplicación frecuente de la llamada «ley de fugas», que permitía disparar a los detenidos bajo el pretexto de un intento de fuga, convirtiéndose en una forma de ejecución extrajudicial.

El Desastre de Annual y el Fin del Régimen Parlamentario (1921-1923)

En 1921, en el contexto de la Guerra de Marruecos, el general Manuel Fernández Silvestre emprendió una ofensiva mal planificada para alcanzar Alhucemas y someter a las tribus rifeñas lideradas por Abd el-Krim. Su imprudencia y graves errores tácticos condujeron al Desastre de Annual (julio-agosto de 1921), donde las tropas españolas sufrieron una catastrófica derrota con cerca de 13.000 bajas, incluido el propio general Silvestre. El desastre produjo una enorme conmoción e indignación en la opinión pública española. Para determinar las responsabilidades políticas y militares, se abrió una investigación parlamentaria que concluyó en el llamado Expediente Picasso. Este informe señalaba negligencias graves a altos niveles del ejército e incluso insinuaba la posible implicación del propio rey Alfonso XIII. Días antes de que el informe fuera debatido en las Cortes y se tomaran decisiones, el general Miguel Primo de Rivera, Capitán General de Cataluña, dio un golpe de Estado el 13 de septiembre de 1923. El rey Alfonso XIII, en lugar de oponerse al golpe y defender la legalidad constitucional, aceptó la dimisión del gobierno y nombró a Primo de Rivera presidente del gobierno, instaurando una dictadura militar y poniendo fin al régimen parlamentario de la Restauración.