La Implantación de la Segunda República. La Constitución de 1931
Contexto Socioeconómico
La depresión económica mundial de 1929 acabó con el buen ciclo económico que vivió España con la dictadura de Primo de Rivera. Las exportaciones españolas a Europa sufrieron una brutal caída. También las importaciones descendieron. Como consecuencia, se frenó el ritmo de mecanización del país. En 1931, España seguía siendo un país subdesarrollado en el que el débil sector industrial solo daba trabajo a la cuarta parte de los obreros. Las ciudades se fueron llenando de gente que acudía desde el campo con la esperanza de mejorar su vida (éxodo rural). Madrid y Barcelona duplicaron su población, alcanzando el millón de habitantes. Sin embargo, el 60% de la población continuaba viviendo y trabajando en el campo, donde la pobreza alcanzaba límites extremos. Esto sucedía, sobre todo, en la mitad sur del país, donde un puñado de propietarios poseía la casi totalidad de las tierras, mientras que el trabajo era duro, escaso y estaba mal pagado.
La Proclamación de la Segunda República. La Constitución de 1931
En enero de 1930, con el prestigio de la Monarquía profundamente deteriorado a causa de su complicidad con la Dictadura, Alfonso XIII designó al general Berenguer para regresar a la senda constitucional. Paralelamente, las fuerzas antimonárquicas (republicanos, socialistas y regionalistas), apoyadas por los intelectuales, firmaron un pacto (Pacto de San Sebastián) contra la Monarquía, dificultando la transición a Berenguer. Además, la sublevación militar a favor de la república que se alzó en los cuarteles de Jaca y Cuatro Vientos, terminó con el fusilamiento de sus capitanes, Fermín Galán y Ángel Hernández, lo que aumentó aún más la impopularidad del gobierno y provocó la dimisión de Berenguer.
En febrero de 1931, el almirante Aznar fue designado por el rey para tomar el relevo. Aznar convocó elecciones municipales para el 14 de abril. Las elecciones se convirtieron en un plebiscito sobre la monarquía. Aunque los resultados electorales confirmaron una mayoría monárquica, el rey consideró el triunfo de los republicanos en las principales ciudades (donde la influencia de los caciques era menor) y renunció a la corona. El nuevo presidente, Niceto Alcalá-Zamora, proclamó oficialmente la Segunda República el 15 de abril de 1931. En Barcelona, Francesc Macià se adelantó y proclamó la República catalana, mientras los madrileños tomaron las calles para celebrar la llegada de la República. En la Puerta del Sol, el nuevo presidente, Niceto Alcalá-Zamora, proclamó oficialmente la Segunda República. Alfonso XIII, después de renunciar a la Corona, partió para el exilio.
Proclamada la República, se formó un gobierno provisional (el Gobierno Provisional) presidido por Niceto Alcalá-Zamora (Derecha Liberal Republicana), quien anunció medidas para la transformación de España en un Estado moderno, laico y democrático. Como reacción, en Madrid, un grupo de exaltados saqueó e incendió iglesias y conventos. El anticlericalismo se hizo presente en la calle. El Gobierno, desbordado por los acontecimientos, no puso los medios para detenerlo. Los disturbios se extendieron a otras ciudades. Después de tres días de violencia, más de un centenar de edificios religiosos fueron incendiados en todo el país. Las relaciones entre la Iglesia católica y la República empeoraron a partir de entonces.
Controlada la reacción anticlerical, el gobierno provisional convocó elecciones a Cortes Constituyentes para el mes de junio. Los partidos de la coalición republicano-socialista salieron vencedores. La derecha quedó reducida a una minoría. En diciembre de 1931, las Cortes aprobaron, sin consenso, la Constitución de la República. El nuevo texto constitucional reconocía la democracia parlamentaria, el modelo autonómico destinado a resolver el problema regional, la separación de la Iglesia y el Estado, el derecho al voto para las mujeres y el reconocimiento de importantes derechos sociales para las clases trabajadoras. Después de aprobar la Constitución, Niceto Alcalá-Zamora es proclamado presidente de la República. El gobierno será presidido por Manuel Azaña.
La Dictadura de Primo de Rivera
El auge del nacionalismo en Cataluña, el descontento de los militares, más intenso tras el desastre de Annual (1921), el terrorismo anarquista y la agitación social promovida por el movimiento obrero devinieron en un golpe de estado comandado por el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, el 13 de septiembre de 1923.
El pronunciamiento triunfó ante la indiferencia de la mayoría de los españoles y el aplauso de la burguesía catalana, harta de la violencia sindical y el pistolerismo anarquista. Por su parte, Alfonso XIII también lo aceptó, permitiendo el cambio de una monarquía constitucional a una dictadura.
El nuevo gobierno, formado por militares (Directorio militar), presidido por Primo de Rivera, suspendió las garantías constitucionales, disolvió las Cortes, prohibió los partidos políticos, estableció la censura de prensa, puso en manos militares el gobierno de las provincias y extendió a toda España una milicia armada formada por voluntarios de origen catalán con la misión de velar por la ley y el orden, conocida como el Somatén Nacional. Además, Primo de Rivera fundó un partido propio con el fin de ampliar la base social de la dictadura y crear una plataforma política para el futuro: la Unión Patriótica, fundada en 1924, aspiró a convertirse en la columna vertebral del régimen.
Con un programa regeneracionista, el dictador declaró la guerra al caciquismo y, en esta línea, emprendió una reforma de la administración, disolviendo ayuntamientos y diputaciones que pasaron a depender de la autoridad militar correspondiente.
Las fuerzas políticas sociales se presentaron divididas ante el nuevo régimen. Los sindicalistas, liderados por Largo Caballero, estuvieron dispuestos a colaborar. Sin embargo, los anarquistas y comunistas fueron perseguidos. En la clandestinidad, la facción revolucionaria anarquista fundó la FAI (Federación Anarquista Ibérica).
En septiembre de 1925, en coalición con el ejército francés, Primo de Rivera venció al líder rifeño Abd-el-Krim, consiguiendo pacificar la zona (desembarco en la bahía de Alhucemas). A finales del mismo año, aprovechó su popularidad para hacer un cambio de gobierno, sustituyendo a los militares por civiles (Directorio Civil). Con esta decisión, el general confirmó su propósito de permanecer en el poder, sin renunciar a la dictadura.