Conflictos Mundiales del Siglo XX: Orígenes, Fases y Legado

La Primera Guerra Mundial: Antecedentes y Causas

1.1 La Etapa de la Paz Armada

Tras la unificación alemana, el Imperio alemán se convirtió en la principal potencia europea. Bajo el liderazgo del káiser Guillermo I y su canciller Bismarck, su política exterior se centró en aislar a Francia para evitar una revancha por la pérdida de Alsacia y Lorena en la guerra franco-prusiana. Para ello, estableció alianzas con Austria-Hungría y Rusia, mientras mantenía una política colonial moderada para evitar conflictos con Reino Unido.

Sin embargo, los Balcanes se convirtieron en un foco de tensión entre Austria-Hungría, que buscaba expandirse, y Rusia, que apoyaba la independencia de nuevos Estados. Además, en el norte de África, Alemania competía con Francia y Reino Unido por el reparto colonial.

En 1890, con la llegada de Guillermo II, Alemania adoptó una política más agresiva: reforzó su alianza con Austria-Hungría, impulsó su poder naval para rivalizar con Reino Unido y apoyó al Imperio otomano contra Rusia. Esto llevó a un reajuste de alianzas en Europa.

El periodo entre 1890 y 1914 es conocido como la Paz Armada, caracterizado por el desarrollo de alianzas militares y una creciente tensión que desembocaría en la Primera Guerra Mundial.

1.2 La Triple Entente y las Crisis Prebélicas

El temor al poder alemán llevó a la formación de la Triple Entente entre Francia, Rusia y Reino Unido. Francia y Rusia firmaron una alianza en 1891, y en 1904 Francia y Reino Unido establecieron la Entente Cordiale, resolviendo sus disputas coloniales. Tras la derrota rusa en la guerra contra Japón (1905), Rusia también se acercó a Reino Unido, consolidándose la Triple Entente en 1907.

Alemania respondió reforzando su alianza con Austria-Hungría e intentando mantener a Italia en su bando, aunque con menos éxito. Además, trató de debilitar a la Triple Entente provocando varias crisis internacionales:

  • Primera crisis marroquí (1905): Alemania apoyó la independencia de Marruecos para frenar el protectorado franco-español.
  • Crisis bosnia (1908): Alemania respaldó la anexión de Bosnia-Herzegovina por Austria-Hungría, mientras Rusia aceptaba la independencia de Bulgaria.
  • Segunda crisis marroquí (1911): Alemania protestó por la ocupación francesa de Marruecos, pero terminó negociando compensaciones coloniales en África.
  • Crisis balcánicas (1912-1913): Grecia, Serbia, Montenegro y Bulgaria vencieron al Imperio otomano, pero una nueva guerra en 1913 enfrentó a los vencedores, obligando a Bulgaria a ceder territorios.

Estas crisis intensificaron las tensiones internacionales y fueron el preludio de la Primera Guerra Mundial.

Las Causas de la Guerra

En un contexto de crecientes tensiones, cinco factores principales llevaron al estallido del conflicto:

  1. Rivalidad franco-alemana: La enemistad entre Francia y Alemania, originada en la guerra de 1870, fomentó el nacionalismo y llevó a Francia a aliarse con Rusia (1891) y Reino Unido (1904).
  2. Conflicto austro-ruso en los Balcanes: Austria-Hungría, con apoyo alemán, expandió su influencia en los Balcanes, lo que chocaba con los intereses de Rusia, Francia y Reino Unido. La anexión de Bosnia-Herzegovina por Austria-Hungría aumentó la tensión.
  3. Enfrentamiento entre Reino Unido y Alemania: Su rivalidad económica e industrial, junto con la competencia colonial en África, llevó a Reino Unido a abandonar su “espléndido aislamiento” y unirse a la Triple Entente.
  4. Carrera imperialista: Alemania, incorporada tardíamente a la expansión colonial, estaba insatisfecha con su reparto y desafió el dominio franco-británico en el norte de África (crisis marroquíes de 1905 y 1911), lo que fortaleció aún más la Triple Entente.
  5. Carrera armamentística: Todas las potencias se preparaban para una guerra que consideraban inevitable, desarrollando nuevas armas, mejorando infraestructuras militares y modernizando sus ejércitos y flotas.

Desarrollo de la Primera Guerra Mundial

3.1 Dos Bandos Enfrentados

La Primera Guerra Mundial dividió a las potencias en dos bloques principales, a los que se fueron sumando más países a lo largo del conflicto.

  1. La Triple Entente (Aliados)

    Formada inicialmente por Francia, Reino Unido y Rusia, sus miembros se unieron por el temor al expansionismo alemán. A medida que la guerra avanzó, más países se incorporaron a su causa:

    • 1914-1915: Serbia, Bélgica, Montenegro, Italia, Grecia, Rumanía y Portugal.
    • Fuera de Europa: Japón (1914), buscando expandir su influencia en Asia, y Estados Unidos (1917), tras los ataques alemanes a barcos con ciudadanos estadounidenses.

    La Triple Entente tenía ventaja en número de aliados y acceso a recursos coloniales, lo que le permitió resistir y reabastecerse con mayor facilidad.

  2. Los Imperios Centrales

    Liderados por Alemania y Austria-Hungría, buscaban consolidar su poder en Europa y frenar la influencia de la Entente. Más tarde se sumaron:

    • 1915: El Imperio otomano, debilitado tras las guerras balcánicas pero aún controlando vastos territorios en Oriente Próximo.
    • 1915-1916: Bulgaria, que se unió para recuperar territorios perdidos tras la guerra balcánica de 1913.

    A pesar de su menor número de aliados, los Imperios Centrales contaban con ejércitos bien entrenados y una fuerte estrategia militar liderada por Alemania.

  3. Países neutrales

    Algunos países europeos optaron por la neutralidad durante toda la guerra, ya sea por su posición geográfica, por su política exterior o por no estar en condiciones de participar. Entre ellos estaban:

    • Escandinavia: Suecia, Noruega y Dinamarca.
    • Centroeuropa: Holanda, Luxemburgo y Suiza.
    • Sur de Europa: España y Albania.

    Estos países intentaron mantenerse al margen del conflicto, aunque en algunos casos comerciaban con ambos bandos o acogían refugiados.

La entrada de nuevos países en la guerra fue un factor clave en el desarrollo del conflicto, inclinando finalmente la balanza a favor de la Triple Entente.

3.2 La Chispa que Inició el Conflicto

El detonante de la Primera Guerra Mundial ocurrió el 28 de junio de 1914, cuando Gavrilo Princip, un joven nacionalista serbio-bosnio, asesinó en Sarajevo al archiduque Francisco Fernando de Austria y a su esposa Sofía. Como heredero del trono austrohúngaro, el archiduque representaba la continuidad del Imperio, y su muerte exacerbó las tensiones en los Balcanes.

Austria-Hungría, con el respaldo de Alemania, culpó a Serbia del atentado y le envió un ultimátum con exigencias extremas, dirigidas a eliminar la influencia del movimiento paneslavista en la región. Serbia rechazó algunas de estas condiciones, contando con el apoyo de Rusia, Francia y, más tarde, Reino Unido. Esto desató una escalada diplomática que desembocó en una serie de declaraciones de guerra:

  • 28 de julio de 1914: Austria-Hungría declara la guerra a Serbia.
  • 1 de agosto: Alemania declara la guerra a Rusia.
  • 3 de agosto: Alemania declara la guerra a Francia e invade Bélgica, un país neutral.
  • 4 de agosto: Reino Unido declara la guerra a Alemania en respuesta a la invasión belga.

En cuestión de días, el conflicto se extendió rápidamente, involucrando a las grandes potencias en una guerra a escala mundial.

El fervor inicial y la movilización masiva

El inicio de la guerra fue recibido con entusiasmo popular, marcado por el nacionalismo exaltado y el apoyo suprapartidista. Los partidos socialistas, que antes abogaban por la paz a través de la Segunda Internacional Socialista, finalmente apoyaron a sus respectivos gobiernos. Todos los países movilizaron a los hombres en edad de combatir. Sin embargo, los obreros industriales fueron en gran medida eximidos del servicio militar, ya que su trabajo era esencial para mantener la producción bélica. Esto generó resentimiento entre otros sectores de la población, como los campesinos y la pequeña burguesía, que fueron reclutados en masa para luchar en el frente.

La doctrina del fascismo, desarrollada por Mussolini entre 1919 y 1922, proponía reemplazar los sistemas parlamentarios y liberal-democráticos por un Estado totalitario y dictatorial, liderado por un jefe carismático con poder absoluto. Su objetivo era frenar las amenazas revolucionarias comunistas, socialistas y anarquistas mediante la militarización de la sociedad, exaltando la obediencia, la jerarquía y la disciplina. Inspirado en la antigua Roma, el fascismo aspiraba a reconstruir un imperio en el Mediterráneo y África del norte. Defendía un partido único que controlaba la vida social a través de sindicatos corporativos y diversas organizaciones. Justificaba el uso de la violencia para alcanzar y conservar el poder, considerando enemigos internos a quienes se oponían al régimen, y promovía la autarquía económica como preparación para una guerra total que se veía como inevitable.

4.1 La Guerra Rápida y de Movimientos: 1914

Al inicio del conflicto, ambos bandos creían que la guerra sería breve. Alemania invadió Bélgica (país neutral) para atacar Francia desde el norte, buscando una victoria rápida en el oeste antes de enfrentarse a Rusia en el este (Plan Schlieffen). Sin embargo, la resistencia franco-británica detuvo el avance alemán. Mientras tanto, Rusia atacó Alemania y Austria-Hungría, logrando avances iniciales, pero fue derrotada en la contraofensiva alemana de agosto. Francia también intentó recuperar Alsacia y Lorena, sin éxito. En los Balcanes, Serbia resistió la ofensiva austrohúngara.

A finales de 1914, la guerra de movimientos fracasó en todos los frentes y dio paso a la guerra de posiciones. El conflicto se estancó con la construcción de trincheras, que convirtieron el frente occidental en una línea inmóvil y fortificada. La guerra se transformó en un conflicto de desgaste, donde la movilización de recursos y la resistencia fueron clave.

La vida en las trincheras

Las trincheras se convirtieron en el escenario principal de la guerra. Eran redes de zanjas fortificadas, protegidas con alambradas y minas. Entre las trincheras enemigas se encontraba la “tierra de nadie”, un terreno peligroso donde las bajas eran muy altas. Los soldados enfrentaban condiciones extremas:

  • Enfermedades: El mal de trinchera (infección por permanecer en agua estancada) era común.
  • Plagas: Las ratas infestaban las trincheras y se alimentaban de los cadáveres.
  • Ataques constantes: Bombardeos, ataques con gases tóxicos y asaltos enemigos eran frecuentes.
  • Estrés extremo: Los soldados vivían con miedo constante a la muerte, el hambre y la fatiga.

Un soldado francés describió su experiencia: “Tres días sin comer ni beber, entre los quejidos de los heridos y los bombardeos constantes. La máscara y las gafas nos cubren el rostro mientras escupimos sangre.”

Con el fracaso de la guerra relámpago, la contienda se convirtió en una guerra de desgaste, donde la resistencia y los recursos jugarían un papel crucial.

En octubre de 1922, la Marcha sobre Roma marcó el ascenso del fascismo en Italia, cuando unos 40 000 fascistas se movilizaron hacia la capital para respaldar a Mussolini. Temiendo una revolución socialista y ante la creciente inestabilidad, el rey Víctor Manuel III y las élites liberales decidieron confiar en Mussolini, quien fue designado jefe de un gobierno de coalición. En ese momento, el Partido Fascista ya contaba con más de 300 000 militantes, las llamadas “camisas negras”, y se había consolidado como la fuerza política dominante en un país afectado por la posguerra, la crisis económica y la violencia callejera. Aunque el partido respetaba la propiedad privada y el libre mercado, su proyecto político no era conservador, sino profundamente autoritario y orientado a instaurar un nuevo orden basado en la fuerza y la disciplina.

4.2 La Guerra de Posiciones y su Extensión Mundial: 1915 y 1916

Entre 1915 y 1916, la guerra se convirtió en un conflicto de desgaste y agotamiento mutuo. Se amplió el ámbito geográfico de la contienda con frentes en gran parte de Europa y otras regiones del mundo.

Ambos bandos buscaron nuevos aliados:

  • Los Aliados sumaron a Italia.
  • Los Imperios Centrales incorporaron al Imperio otomano y Bulgaria.

Frente Oriental: Alemania contra Rusia

Alemania y Austria-Hungría atacaron el frente oriental, considerado el eslabón débil de los Aliados. Rusia, aunque tenía un ejército numeroso, sufría problemas de abastecimiento, transporte y comunicación. Como resultado, los alemanes ocuparon Polonia y los países bálticos, mientras que Austria-Hungría tomó Serbia.

Frente del Imperio otomano

Los Aliados intentaron debilitar al Imperio otomano atacando diferentes puntos estratégicos:

  • Galípoli (1915): Las fuerzas británicas y francesas intentaron desembarcar para llegar a Estambul, pero la resistencia otomana los derrotó.
  • Palestina e Irak: Los británicos avanzaron desde Egipto y Kuwait, logrando victorias.
  • Cáucaso: Rusia atacó el este de Anatolia, obteniendo algunas conquistas.
  • Colonias alemanas: Los Aliados lograron ocupar territorios de Alemania en África y el Pacífico.

Frente Occidental: Verdún y el Somme (1916)

En 1916 se libraron dos de las batallas más sangrientas de la guerra, sin lograr avances significativos:

  • Batalla de Verdún: Alemania atacó para desgastar a Francia, pero la resistencia liderada por el general Pétain evitó la derrota. Hubo 542 000 bajas francesas y 434 000 alemanas.
  • Batalla del Somme: En respuesta, los británicos lanzaron una ofensiva contra los alemanes. Las bajas fueron 660 000 alemanas y 630 000 aliadas.

A pesar del enorme número de muertos, las trincheras se mantuvieron prácticamente sin cambios.

Este período vio la introducción de nuevas armas y estrategias bélicas, anticipando un cambio en la forma de combatir.

4.3 El Año Crítico: 1917

En 1917, la guerra se encontraba en un punto muerto, con millones de muertos, prisioneros y una grave crisis de abastecimiento en las ciudades europeas. Durante este año, dos acontecimientos clave marcaron el rumbo del conflicto:

  1. La Revolución Rusa y la retirada de Rusia de la guerra

    En febrero de 1917, el Imperio ruso colapsó debido a las derrotas militares y la crisis interna. Se instauró un Gobierno provisional liberal, pero la guerra continuó, lo que generó descontento entre la población y los soldados. En octubre de 1917, los bolcheviques (comunistas), liderados por Lenin, tomaron el poder y decidieron negociar la paz con Alemania. En marzo de 1918, Rusia firmó el Tratado de Brest-Litovsk, cediendo Polonia, las provincias bálticas y gran parte de Ucrania a Alemania, a cambio de mantener el control sobre el núcleo central de Rusia. La retirada rusa permitió a Alemania concentrar sus fuerzas en el frente occidental.

  2. La entrada de Estados Unidos en la guerra

    En abril de 1917, Estados Unidos entró en la guerra bajo el liderazgo del presidente Woodrow Wilson. Justificó su intervención con principios como la defensa de la democracia, la autodeterminación de los pueblos y la libertad de los mares. Un motivo clave fue la guerra submarina alemana, que atacaba los barcos de suministros estadounidenses con destino a los Aliados. En abril de 1917, los submarinos alemanes habían hundido 881 000 toneladas de barcos mercantes. Los Aliados desarrollaron nuevas tecnologías para contrarrestar la amenaza submarina, como el hidrófono (para detectar submarinos) y las cargas de profundidad. También establecieron convoyes protegidos para transportar suministros.

    Consecuencias de la intervención estadounidense

    La llegada de tropas y recursos de EE. UU. permitió a los Aliados recuperar la iniciativa en el frente occidental. En julio-noviembre de 1917, en la ofensiva de Passchendaele (Bélgica), los británicos sufrieron 240 000 bajas, mientras que Alemania perdió 200 000 soldados. EE. UU. también ayudó a contener la crisis en el frente alpino, donde una ofensiva austro-germana había causado 40 000 muertos y 275 000 prisioneros italianos.

    Con la salida de Rusia y la entrada de EE. UU., el equilibrio de fuerzas cambió. Aunque Alemania pudo concentrar sus tropas en el oeste, la superioridad industrial y logística de los Aliados comenzó a inclinar la balanza a su favor.

El ascenso de Stalin consolidó un régimen totalitario en la URSS, donde el Partido Comunista controlaba todos los aspectos de la vida y el líder acumulaba un poder absoluto, siendo conocido como el “zar rojo”. Stalin eliminó sistemáticamente a sus opositores mediante purgas internas, como los famosos “Procesos de Moscú” (1936–1938), y mediante la represión ejercida por la policía política NKVD, que operaba el sistema de campos de trabajo forzado conocido como Gulag. Durante su gobierno, el número de afiliados al partido creció notablemente, y el terror se convirtió en un instrumento clave para imponer su voluntad, con más de 780 000 ejecuciones y 1,3 millones de prisioneros en 1939. El estalinismo impuso así un modelo de gobierno autoritario basado en el miedo, la represión y el culto a la personalidad

4.4 El Año Decisivo: 1918

El último año de la Primera Guerra Mundial estuvo marcado por la última ofensiva alemana, la entrada masiva de tropas estadounidenses y el colapso de los Imperios Centrales.

  1. La última ofensiva alemana en el frente occidental

    Tras la salida de Rusia del conflicto con el Tratado de Brest-Litovsk (marzo de 1918), Alemania intentó aprovechar la ventaja estratégica en el frente occidental. En marzo-abril de 1918, lanzó su gran ofensiva en Flandes, alrededor de Amiens, con 750 000 soldados y 6 600 cañones contra solo 300 000 soldados aliados con menos artillería. Al principio, la ofensiva tuvo éxito: capturaron 100 000 prisioneros y rompieron las líneas enemigas. Sin embargo, en la batalla de Lys, los Aliados frenaron su avance con 150 000 bajas aliadas y 110 000 alemanas.

    A partir del verano de 1918, la situación cambió: llegaron cientos de miles de soldados estadounidenses. En julio, los 3,5 millones de soldados alemanes ya estaban en minoría frente a 4 millones de aliados, con 786 000 estadounidenses recién incorporados.

  2. La ofensiva aliada y el colapso alemán

    La superioridad numérica y material de los Aliados comenzó a afectar la moral del ejército alemán. En septiembre de 1918, con Austria-Hungría en crisis y su ejército en retirada, el nuevo emperador Carlos de Habsburgo solicitó un armisticio a Estados Unidos. Bulgaria pidió la paz poco después, seguida por el Imperio otomano en octubre.

    El alto mando alemán, viendo que no podían contener la próxima ofensiva aliada, recomendó la rendición el 28 de septiembre, aunque el káiser Guillermo II se resistía.

  3. La abdicación del káiser y el fin de la guerra

    En noviembre de 1918, estallaron motines en la marina alemana, que se extendieron a ciudades y cuarteles. Se crearon consejos de soldados, marineros y obreros, al estilo de los soviets rusos, exigiendo la paz. El 9 de noviembre, el káiser Guillermo II abdicó y huyó a Holanda. En Berlín, se proclamó la República de Weimar con apoyo de los socialdemócratas y conservadores.

    El 11 de noviembre de 1918, Alemania firmó el armisticio, que puso fin a la Primera Guerra Mundial.

Consecuencias de la Primera Guerra Mundial

5.1 Efectos en la Política y en la Economía

La Primera Guerra Mundial no solo causó devastación en los campos de batalla, sino que también transformó profundamente la política, la economía y la estructura social de los países involucrados.

  1. Expansión del poder del Estado

    El conflicto llevó a un aumento sin precedentes del control estatal sobre la sociedad y la economía. Los gobiernos intervinieron en la producción y distribución de bienes, nacionalizando fábricas de armamento, regulando el transporte y racionando alimentos y materias primas. Se establecieron sistemas de cupos para importaciones y exportaciones, además de la prolongación obligatoria de la jornada laboral para aumentar la producción bélica.

  2. Crecimiento de la burocracia y cambios sociales

    La necesidad de organizar la guerra provocó un aumento masivo de la administración pública, tanto en el ámbito civil como militar. La guerra alteró las relaciones sociales:

    • Las mujeres ocuparon puestos de trabajo tradicionalmente reservados a los hombres, lo que impulsó los movimientos feministas y su papel en la sociedad.
    • Los sindicatos ganaron prestigio como organismos de gestión laboral, ya que negociaban mejores condiciones en sectores clave para la economía de guerra.
    • La ausencia de los padres combatientes modificó la dinámica familiar, con hijos que crecieron sin la presencia paterna y sociedades marcadas por el trauma de la guerra.
  3. Destrucción económica y endeudamiento

    La guerra consumió una cantidad de recursos equivalente a ocho años de crecimiento económico. La inflación se disparó:

    • Duplicó los precios en Estados Unidos, Reino Unido y Alemania.
    • Triplicó los precios en Francia.
    • Cuadruplicó los precios en Italia.

    Estados Unidos se convirtió en la mayor potencia económica y financiera del mundo, debido a que Europa quedó gravemente endeudada con el país norteamericano, con una deuda total de 11 000 millones de dólares. Los países derrotados (especialmente Alemania) fueron obligados a pagar altísimas indemnizaciones a los Aliados, lo que dificultó su recuperación y sembró las bases para futuras tensiones.

  4. Transformaciones políticas
    • Reino Unido y Francia: La autoridad civil salió fortalecida. La guerra fue dirigida por jefes de Gobierno electos: David Lloyd George (Reino Unido) encabezó un Gobierno de coalición nacional. Georges Clemenceau (Francia) lideró un Gobierno de unión nacional.
    • Alemania: La autoridad del káiser Guillermo II se debilitó frente al poder de los militares, como los mariscales Paul von Hindenburg y Erich Ludendorff, que gobernaron de facto el país. Esta crisis culminó en la abdicación del káiser en noviembre de 1918 y la proclamación de la República de Weimar.

5.4 El Mundo de la Posguerra y la Sociedad de Naciones (SDN)

  1. La posguerra: una paz inestable

    El final de la Primera Guerra Mundial no trajo una paz duradera, sino una etapa de incertidumbre marcada por la reconstrucción económica, la inestabilidad política y el declive de Europa como centro de poder mundial.

    • Europa debilitada: La guerra dejó una economía devastada y una sociedad profundamente afectada. Los imperios europeos (británico y francés) mantuvieron su dominio colonial, pero con mayores dificultades para controlarlo. Estados Unidos emergió como la nueva potencia hegemónica, desplazando la influencia europea en asuntos globales.
    • Problemas sociales y políticos: La guerra cambió las relaciones laborales y sociales: la participación de las mujeres en la industria creció, y los sindicatos adquirieron mayor peso. Surgieron movimientos políticos radicales en ambos extremos: el comunismo (triunfante en Rusia) y el fascismo (en crecimiento en Italia y Alemania). La paz impuesta por los tratados de 1919 generó resentimientos en Alemania, Austria y Hungría, lo que facilitaría futuros conflictos.
  2. La Sociedad de Naciones: el primer intento de paz global

    En abril de 1919, la Conferencia de Paz de París aprobó la creación de la Sociedad de Naciones (SDN), una iniciativa impulsada por el presidente estadounidense Woodrow Wilson.

    Objetivos y estructura

    La SDN se estableció con sede en Ginebra (Suiza) y tenía como misión:

    • Mantener la paz mundial mediante la seguridad colectiva.
    • Fomentar la cooperación internacional para prevenir conflictos.
    • Promover el desarme y la solución pacífica de disputas.
    • Imponer sanciones (diplomáticas, económicas e incluso militares) contra países agresores.

    Fracaso de la SDN

    A pesar de su ambición, la SDN se encontró con grandes limitaciones que redujeron su efectividad:

    • Estados Unidos no se unió, ya que el Senado rechazó la participación, reflejando el deseo de aislarse de los problemas europeos.
    • Alemania y la URSS estuvieron ausentes en sus primeros años: Alemania solo ingresó en 1926 y la URSS en 1934.
    • Países clave la abandonaron: Antes de 1939, 14 países dejaron la organización.
    • No pudo evitar conflictos clave, como la invasión de Manchuria por Japón (1931), la guerra entre Italia y Etiopía (1935) o la expansión nazi en Europa.

    El legado de la SDN

    El estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939 demostró el fracaso de la SDN en su objetivo de mantener la paz. Sin embargo, su experiencia sirvió de base para la creación en 1945 de la ONU, que heredó muchas de sus ideas y principios, pero con una estructura más fuerte y con la participación de las grandes potencias.

La Revolución Rusa: Causas y Desarrollo

1.1. Demografía, sociedad y economía de Rusia antes de la Revolución

En vísperas de la Primera Guerra Mundial, Rusia contaba con una población de 175 millones de habitantes, de los cuales el 80 % vivía en el campo. Este vasto imperio era étnica, lingüística y religiosamente diverso. Casi la mitad de la población era rusa, base de la burocracia y de las élites gobernantes, mientras que un 20 % era ucraniana, ambas etnias eslavas y de religión ortodoxa. También habitaban el territorio otros pueblos como turcos musulmanes, polacos católicos, judíos, bielorrusos, lituanos, letones, estonios, alemanes, georgianos y armenios, entre otros.

El zar ejercía un poder casi absoluto a través de una extensa y todopoderosa burocracia civil y militar, con el apoyo de la nobleza y el clero ortodoxo. Estos dos grupos, junto con la Corona, eran los principales propietarios de las tierras fértiles, explotadas mediante grandes latifundios. La mayor parte de la población era campesina y vivía en condiciones de extrema pobreza. Los mujiks trabajaban la tierra como jornaleros y arrendatarios, mientras que los kulaks, pequeños o medianos propietarios, representaban un sector minoritario pero más acomodado.

La economía rusa dependía principalmente de una agricultura poco productiva, donde el campesinado seguía sometido a los grandes terratenientes, a pesar de la abolición de la servidumbre feudal en 1861. No obstante, el país experimentaba un proceso de industrialización impulsado por el Estado, con el respaldo del capital británico y francés. Este desarrollo se concentraba en ciertas ciudades y regiones como Moscú, San Petersburgo, Ucrania y la cuenca del Donetz, donde más de tres millones de obreros trabajaban en el sector industrial. En torno a estas grandes urbes, emergió una pequeña y mediana burguesía comercial, profesional e industrial que tomaba como referencia a Europa Occidental, tanto en sus ideales como en sus modas.

1.2 Las Tensiones Políticas

El proceso de modernización social y económica en Rusia generó un creciente descontento con el sistema político atrasado del país. Desde el siglo XIX, el movimiento cultural “Intelligentsia” criticaba el retraso de Rusia y promovía valores occidentales en oposición a los sectores tradicionalistas. En el siglo XX, estas tensiones se intensificaron, ya que las ideas reformistas ganaron influencia entre los obreros y la burguesía.

En el ámbito político, la oposición liberal al despotismo zarista estaba representada por la pequeña y mediana burguesía urbana, que apoyaba al Partido Constitucional Democrático (KD o “cadete”, por sus siglas en ruso). Este partido defendía una reforma para transformar Rusia en una monarquía parlamentaria, siguiendo el modelo de Europa occidental.

Sin embargo, la principal oposición provenía de los movimientos populistas (narodniki), formados por intelectuales radicales de la pequeña burguesía. Estos grupos combinaban el nacionalismo con la defensa del campesinado y una forma de socialismo agrario comunal. Dado que su mensaje no caló entre los campesinos, recurrieron al terrorismo, organizando atentados contra el régimen zarista (como el asesinato del zar Alejandro II en 1881). Esta estrategia provocó una fuerte represión policial.

El fracaso del terrorismo llevó a muchos de sus miembros a buscar un camino político no violento, lo que dio lugar a la fundación del Partido Social Revolucionario en 1905, que continuó defendiendo los derechos del campesinado bajo una nueva estrategia política.

1.3. Lenin y la formación del bolchevismo

Vladímir Lenin fue el principal teórico revolucionario e inspirador del partido que lideró la Revolución Rusa. En 1902 publicó ¿Qué hacer?, un libro en el que expuso su visión del marxismo. En él defendía que el partido debía ser una organización de militantes selectos, altamente disciplinados y organizados jerárquicamente, que actuaran como vanguardia revolucionaria. Su misión era dirigir la lucha contra el capitalismo y la burguesía, rechazando la idea de un partido de masas abierto como los socialistas europeos.

Lenin se apartaba así de la tradición marxista europea, que defendía la combinación de la lucha política-electoral y la acción sindical para la emancipación obrera. Consideraba que este reformismo socialdemócrata no era verdaderamente revolucionario y que la clase obrera, por sí sola, solo podía formar sindicatos que defendieran sus intereses sin aspirar al poder político. Por ello, sostenía que la revolución debía ser liderada por un partido de revolucionarios profesionales con una doctrina marxista auténtica,

lo que dio origen al leninismo. En 1903, Lenin logró imponer sus ideas en el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, que se dividió en dos facciones: ● Bolcheviques (“mayoritarios” en ruso), liderados por Lenin, que defendían una revolución organizada por un partido disciplinado. ● Mencheviques (“minoritarios” en ruso), sin una dirección clara, más cercanos a la tradición marxista occidental. En esa época, los bolcheviques eran aún un grupo reducido, con solo ocho mil militantes en toda Rusia.

1.4 LA REVOLUCIÓN DE 1905 En 1905, el Imperio ruso sufrió su primera gran crisis revolucionaria, resultado de varios factores. La principal causa fue la derrota militar ante Japón, que supuso una humillación para el zar y evidenció el atraso del país frente a sus vecinos más modernizados. Esta situación generó un profundo descontento entre la burguesía y los obreros, mientras que los campesinos aprovecharon la crisis para exigir mejoras en sus condiciones de vida y acceso a la propiedad de la tierra. El detonante de la revolución fue una manifestación obrera en enero de 1905, en la que miles de trabajadores marcharon pacíficamente hacia el Palacio de Invierno en San Petersburgo para presentar sus demandas al zar: jornada laboral de ocho horas, aumentos salariales y democratización del Estado. Sin embargo, el ejército respondió con fuego, causando más de trescientos muertos y más de mil heridos. Este episodio, conocido como el Domingo Sangriento, desató una ola de huelgas y levantamientos en todo el país, poniendo al régimen en una situación crítica. Para frenar la revolución, el zar Nicolás II prometió libertades civiles y la creación de una Duma (Parlamento) con el objetivo de redactar una Constitución liberal-democrática. Ante esta promesa, los cadetes, los mencheviques y los social-revolucionarios aceptaron y detuvieron las movilizaciones. No obstante, el zar no cumplió plenamente sus compromisos. Aunque se realizaron algunas reformas y se convocaron elecciones a la Duma en 1906, 1907 y 1912, esta solo tuvo carácter consultivo, sin poder real sobre el Gobierno ni capacidad legislativa. Con el tiempo, el zarismo se volvió más arbitrario, dominado por intrigas cortesanas. En vísperas de la Primera Guerra Mundial, la figura más influyente en la corte era Rasputín, un místico que gozaba del favor del zar y la zarina. Su influencia generó un fuerte rechazo en la nobleza, la burocracia y la oposición política. Para 1914, el aislamiento del zar se había convertido en un factor clave en la crisis del régimen.


2. LA REVOLUCIÓN RUSA DE 1917 La Revolución de 1917 fue el resultado de la crisis política e institucional del Estado zarista, agravada por la tensión extrema a la que la sociedad rusa fue sometida durante la Primera Guerra Mundial. Las continuas derrotas militares y el colapso económico terminaron destruyendo el Gobierno autocrático del zar. Tras su caída, se intentaron establecer nuevas formas políticas para garantizar la estabilidad y la salida de la guerra. Finalmente, fueron los bolcheviques, liderados por Lenin, quienes lograron conquistar el poder. 2.1. RUSIA EN LA GRAN GUERRA La participación de Rusia en la Primera Guerra Mundial fue un factor clave en el derrumbe del régimen zarista. Incapaz de resistir el ataque simultáneo en sus fronteras occidentales contra el Imperio alemán, el Imperio austrohúngaro y el Imperio otomano, el gobierno se fue debilitando progresivamente. Entre 1914 y 1917, varios factores minaron la capacidad del Estado y su legitimidad ante la población: Reclutamiento masivo de campesinos analfabetos para un ejército mal preparado y desabastecido. Desarticulación económica, ya que millones de trabajadores fueron enviados al frente, afectando la producción. Derrotas humillantes, como las sufridas en Tannenberg y en los Lagos Masurianos (1914), que dejaron miles de prisioneros. Enormes pérdidas humanas: hasta 1917, Rusia había perdido 1,7 millones de soldados y tenía 4,9 millones de heridos. Expansión del hambre y la miseria tanto en el campo como en las ciudades, debido a la crisis productiva y el colapso del abastecimiento. El descontento popular creció hasta convertirse en una movilización general de la burguesía, los obreros y los campesinos contra la incompetencia del zar y su gobierno, preparando el terreno para la revolución.


La Revolución de Febrero de 1917

En febrero de 1917, estalló en Petrogrado una revolución impulsada por manifestaciones espontáneas de mujeres y obreros que reclamaban alimentos. El ejército enviado para reprimir la protesta terminó uniéndose a los manifestantes, lo que provocó la caída del régimen zarista. El zar Nicolás II abdicó, y se formó un Gobierno Provisional liderado por el príncipe Lvov, mientras el Sóviet de Petrogrado asumía funciones por su cuenta.Este nuevo escenario político generó una dualidad de poderes: El Gobierno Provisional, con Aleksandr Kerenski al mando desde mediados de 1917, representaba a la burguesía y buscaba establecer una república liberal-democrática.Los sóviets, controlados por obreros, campesinos y soldados, promovían una forma de poder más directa y popular.En abril, Lenin regresó del exilio con apoyo alemán y propuso una alternativa radical: una revolución proletaria bajo el lema “¡Todo el poder a los sóviets!”. Su programa se centraba en tres demandas: Paz, Pan y Tierra. Aunque los bolcheviques eran minoría, su mensaje caló entre las masas, debilitando al Gobierno Provisional y preparando el camino para una segunda revolución.

La Revolución de Octubre de 1917

Tras el fallido golpe del general Kornilov en septiembre y el creciente desprestigio del Gobierno de Kerenski, los bolcheviques aprovecharon la situación para tomar el poder. El 25 de octubre (7 de noviembre en el calendario occidental), las milicias bolcheviques, apoyadas por los marinos de Krondstadt, asaltaron el Palacio de Invierno y tomaron el control de puntos clave de Petrogrado.Desafíos tras la toma del poder:Aunque lograron el control de las principales ciudades, los bolcheviques enfrentaban una débil presencia en el campo. En las elecciones a la Asamblea Constituyente, lo socialistas revolucionarios (SR), con amplio apoyo campesino, ganaron claramente, mientras que los bolcheviques obtuvieron menos de una cuarta parte de los votos.Disolución de la Asamblea Constituyente:
Lenin, al no aceptar compartir el poder, disolvió la Asamblea en enero de 1918. Estableció así un Gobierno bolchevique único, el Consejo de Comisarios del Pueblo, y proclamó la dictadura del proletariado, justificándola como necesaria para implantar el socialismo y reprimir a los enemigos de la revolución.

Tras la enfermedad de Lenin en 1922, se desató una lucha por el poder en el Partido Comunista entre Iósif Stalin y León Trotski. Aunque Lenin advirtió en su testamento sobre el peligro del poder acumulado por Stalin, tampoco confiaba plenamente en Trotski. Tras la creación de la URSS en diciembre de ese año y la muerte de Lenin en 1924, ambos líderes chocaron por sus visiones: Trotski defendía la internacionalización de la revolución, la eliminación de la NEP y la lucha contra la burocracia, mientras que Stalin impulsaba el “socialismo en un solo país”, el mantenimiento pragmático de la NEP y el uso de la burocracia como herramienta de control. Gracias a su influencia en el aparato del partido, Stalin logró aislar a Trotski, quien fue expulsado y exiliado, consolidándose como líder absoluto e inaugurando una etapa autoritaria en la historia soviética.


La Segunda Guerra Mundial comenzó apenas veinte años después de la Primera Guerra Mundial (Gran Guerra), dejando cicatrices y descontentos que dificultaban la superación de ese capítulo tan devastador. Fue una continuación de la anterior, con características de guerra total y apocalíptica, extendiéndose por todo el planeta. La guerra rompió la distinción entre el frente de batalla y la retaguardia, involucrando tanto a militares como a civiles, y entrelazando conflictos locales con causas diversas que convergieron en el gran conflicto. 1.1 LAS CAUSAS DEL CONFLICTO Durante los años 20, hubo una relativa calma gracias a la reconstrucción posbélica y una fase económica favorable. Sin embargo, a partir de 1929, la Gran Depresión socavó los frágiles equilibrios internacionales, creando las condiciones para un nuevo conflicto. En Europa, quedaron problemas pendientes tras la Gran Guerra: • Los países vencidos, como Alemania, Austria y Hungría, estaban descontentos con las sanciones y los términos de los tratados de paz. • Algunos países vencedores, como Italia, estaban insatisfechos con los territorios que habían ganado. • Polonia, Checoslovaquia y Yugoslavia temían por su seguridad debido a sus fronteras y la desconfianza hacia Alemania. Además, la URSS mantenía una postura hostil hacia el mundo capitalista debido a las pérdidas territoriales sufridas tras la Revolución Rusa de 1917. En el Extremo Oriente, el movimiento antiimperialista ponía en duda la legitimidad del dominio colonial europeo. Japón, por su parte, apostaba por crear un nuevo imperio en Asia, enfrentándose a las potencias coloniales occidentales (Reino Unido, Francia, Países Bajos) y a la influencia estadounidense en el Pacífico. Entre 1931 y 1939, los bandos se fueron configurando: las potencias revisionistas del statu quo (Alemania, Italia y Japón) frente a las potencias aliadas, inicialmente encabezadas por Reino Unido, y a las que se unieron muchos otros países.


2. LA PRIMERA FASE DE LA GUERRA (1939-1942) 2.1LA INICIATIVA ESTRATÉGICA ALEMANA El 1 de septiembre de 1939, Alemania invadió Polonia, lo que llevó a Francia y Reino Unido a declarar la guerra a Alemania el 3 de septiembre. Así comenzó la Segunda Guerra Mundial, que en sus primeros meses se desarrolló principalmente en la Europa continental, con la participación de Alemania, Polonia, Francia y Reino Unido. Sin embargo, Italia y Japón adoptaron una postura de no beligerancia en esta fase, y la URSS permaneció inicialmente neutral debido a su pacto de no agresión con el Tercer Reich. Este pacto permitió a la URSS apoderarse de grandes territorios de Polonia y los Estados bálticos sin enfrentarse a la resistencia alemana. Por su parte, Estados Unidos mantuvo una política de aislamiento y no participó directamente en el conflicto en este momento. Durante los primeros meses, Alemania logró una victoria abrumadora sobre las fuerzas polacas, lo que llevó a una aparente parálisis del conflicto, sin grandes movimientos de tropas ni combates significativos. Sin embargo, a partir de la primavera de 1940, la estrategia alemana se transformó en una serie de ofensivas rápidas conocidas como “guerra relámpago”. En un corto período de tiempo, Alemania logró varios avances estratégicos importantes: ● Noruega y Dinamarca fueron invadidas, asegurando así el control del Báltico y el acceso a los suministros de hierro suecos, esenciales para la industria de guerra alemana. ● En el frente occidental, Alemania invadió Países Bajos, Bélgica y Francia, rompiendo las defensas francesas y avanzando hacia el Canal de la Mancha y la costa inglesa. La ofensiva alemana en Francia resultó en la rápida caída de la República Francesa. El ejército alemán rodeó a las fuerzas francesas, forzando a Francia a pedir el armisticio. Como consecuencia, Alemania ocupó gran parte de Francia, incluida París, mientras que se estableció un gobierno colaboracionista en la ciudad de Vichy, presidido por el mariscal Philippe Pétain. Este fue el momento en el que la Italia de Mussolini, que hasta entonces había permanecido neutral, decidió unirse a Alemania. Italia atacó a los británicos en Egipto, desde sus colonias en Libia, Etiopía y Somalia, buscando expandir su propio imperio en el norte de África. El nuevo primer ministro británico, Winston Churchill, adoptó una postura decidida de resistencia frente a la agresión de las potencias del Eje. En respuesta, Alemania empezó a preparar una invasión de Inglaterra, lo que requeriría neutralizar la defensa aérea británica y cortar los suministros navales vitales para el país. Esto llevó a la famosa Batalla de Inglaterra, donde la Royal Air Force (RAF) británica luchó con éxito contra la Luftwaffe alemana. Esta fase inicial de la guerra estuvo marcada por la rápida expansión alemana, que hizo temer la victoria de las potencias del Eje en Europa, mientras que Reino Unido y Francia buscaban desesperadamente detener el avance nazi.