El Racionalismo: La Razón como Fundamento del Conocimiento
Desde la antigüedad, el ser humano ha sentido una profunda inquietud por conocer la verdad del mundo que le rodea. Pero no toda creencia puede considerarse conocimiento verdadero. A lo largo de la historia, distintos pensadores han tratado de establecer un punto de partida firme para el saber, uno que no se base en simples opiniones o experiencias engañosas.
El racionalismo, surgido en el siglo XVII, plantea que ese fundamento se encuentra en la razón, y no en los sentidos ni en la experiencia. Filósofos como Descartes, Spinoza y Leibniz defendieron que solo el pensamiento puro, libre de prejuicios, puede ofrecernos verdades seguras.
Esto plantea preguntas fundamentales: ¿Es realmente la razón una fuente más confiable que la experiencia? ¿Podemos fiarnos de nuestros sentidos? ¿Cuál es el papel de Dios en la búsqueda de la verdad? ¿Cómo puede el ser humano estar seguro de su propia existencia y del mundo que le rodea? ¿Tiene esto alguna relevancia hoy, en un mundo saturado de información y fake news?
René Descartes: La Duda Metódica y el “Cogito”
René Descartes es considerado el fundador de la filosofía moderna porque fue el primero en romper con la tradición y buscar un nuevo camino para alcanzar la verdad. Para él, el conocimiento debe basarse en ideas claras y distintas, no en opiniones heredadas ni en sensaciones engañosas.
Su método filosófico se apoya en la duda metódica: dudar de todo lo que pueda ponerse en cuestión, hasta encontrar una certeza absoluta. Esta certeza es el “Cogito ergo sum” —“pienso, luego existo”—. Aunque todo pueda ser una ilusión, el hecho de que duda, de que piensa, le demuestra que al menos él existe como ser pensante.
Este punto de partida permite a Descartes construir todo un sistema filosófico basado en la razón. Pero para poder confiar en el resto del conocimiento, necesitaba una garantía de que no estaba siendo engañado por un “genio maligno”. Por eso recurre a la idea de Dios: un ser perfecto que ha puesto en el ser humano ideas innatas —como la de perfección o infinito— que solo pueden provenir de Él. Si Dios existe y no es engañador, entonces podemos confiar en nuestras facultades racionales. Esta conclusión no solo refuerza el papel central de la razón, sino que introduce a Dios como garante del conocimiento. Así, Descartes logra unir razón y fe de una manera coherente y revolucionaria.
Benedicto Spinoza: Razón, Naturaleza y Liberación
Benedicto Spinoza también defiende el poder de la razón, pero lo hace desde una perspectiva más radical. Para él, Dios no es un ser aparte del mundo, sino que Dios y la Naturaleza son lo mismo. Todo lo que existe es una manifestación de una única sustancia infinita.
El ser humano, por tanto, forma parte de esa totalidad divina, y su libertad no consiste en hacer lo que quiera, sino en comprender las leyes necesarias que rigen el universo. Solo conociendo estas leyes, a través del uso de la razón, puede el ser humano liberarse de las pasiones y alcanzar la verdadera felicidad.
En este sentido, Spinoza convierte el conocimiento racional en un acto de liberación. La razón no solo sirve para conocer, sino también para vivir mejor, sin miedo ni superstición. En un mundo dominado por el azar y las emociones, Spinoza nos recuerda que la serenidad está al alcance de quien entiende. Su racionalismo es ético y práctico, y convierte a la filosofía en un camino hacia la vida buena.