Aislamiento Internacional y Reorientación (1945-1955)
Al concluir la II Guerra Mundial con la correspondiente derrota de las potencias del Eje, el Régimen de Franco quedó en una posición difícil, ya que el corte fascista de su gobierno no tenía cabida en la nueva comunidad internacional. En 1946 se inició el aislamiento internacional cuando Francia cerró sus fronteras con España y las potencias vencedoras exigieron cambios políticos y la salida de Franco del poder. Además, España fue considerada una amenaza para la paz. España solo contó con la ayuda moral del Portugal de Oliveira Salazar y con la ayuda material de la Argentina de Juan Perón.
No obstante, la Guerra Fría, que enfrentaba al capitalismo defendido por EE. UU. y al socialismo de la URSS, benefició a España, ya que su posición geoestratégica y el anticomunismo del régimen propiciaron el apoyo de EE. UU., que estableció bases militares en la península a cambio de ayudas económicas y políticas. Finalmente, gracias al Concordato firmado con el Vaticano en 1953, su aliado natural, y al apoyo de EE. UU., la España franquista ingresó en las Naciones Unidas en 1955, rompiéndose así el aislamiento internacional.
La Autarquía y sus Consecuencias (Años 40 y 50)
Política Económica Autárquica
Además de las grandes destrucciones de la guerra, es un hecho que la política intervencionista y autárquica adoptada desde el principio por el régimen franquista fue desacertada, causando un profundo desajuste económico. El aislamiento internacional obligó al país a intentar sobrevivir utilizando al máximo los propios recursos económicos.
En la agricultura, a través del Servicio Nacional del Trigo, se intervenía el trigo a precio de tasa y se controlaba su producción, comercialización y consumo. Esta medida tuvo un efecto negativo, ya que los agricultores redujeron la producción y ocultaron gran parte de esta para venderla en el mercado negro, surgiendo así el estraperlo. Todo ello, unido a las malas cosechas y a las sequías, obligó a racionar alimentos básicos mediante cartillas de racionamiento y a importar trigo de Argentina.
Asimismo, la industria se vio impulsada por el intervencionismo estatal interesado en su desarrollo, creándose en 1941 el Instituto Nacional de Industria (INI), mediante el cual el Estado participaba directamente como inversor en sectores estratégicos o que necesitaban fuertes inversiones económicas. En el sector de las comunicaciones se creó la RENFE (Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles) en 1941.
Consecuencias Sociales y Económicas
En definitiva, la autarquía no puede considerarse positiva, ya que:
- Creó monopolios que se beneficiaron de las leyes protectoras.
- Permitió el favoritismo y la corrupción.
- Al primar la industria sobre la agricultura, las regiones pobres agrícolas sufrieron una fuerte despoblación (éxodo rural).
El Desarrollo Económico (1959-1975)
El Plan de Estabilización (1959)
En 1959 se aprobó el Plan de Estabilización, con el objetivo de liberalizar la economía, frenar la inflación, estabilizar los precios y controlar el gasto público. Asimismo, se tomaron medidas para favorecer las exportaciones e importaciones y se fomentó la inversión extranjera, marcando el fin de la autarquía.
Los Planes de Desarrollo (1964-1975)
La herramienta principal para impulsar el crecimiento fueron los Planes de Desarrollo Económico y Social, iniciados en 1964. Se sucedieron tres planes cuatrienales (1964-1967, 1968-1971, 1972-1975). Este proceso se vio favorecido por factores como el Acuerdo Preferencial con la CEE (Comunidad Económica Europea) firmado en 1970.
La industria fue la gran favorecida por los Planes de Desarrollo, mientras que la agricultura continuó modernizándose con lentitud, acentuándose los desequilibrios regionales.
Factores y Consecuencias del Desarrollo
El desarrollo económico (conocido como el “milagro español”) fue posible gracias a varios factores:
- La favorable coyuntura económica internacional.
- El gran auge turístico.
- Las remesas de la emigración española a Europa.
- Las inversiones extranjeras.
Las consecuencias de este desarrollo fueron notables:
- Un considerable aumento demográfico (baby boom).
- Un aumento de la población urbana debido al éxodo rural.
- La modernización de la sociedad española (mayor nivel de vida, sociedad de consumo).
- Una mayor incorporación de la mujer al mundo laboral y educativo.
Cambios Sociales y Oposición Política Creciente
Transformaciones Sociales
Estos profundos cambios socioeconómicos no fueron acompañados de transformaciones políticas aperturistas.
Oposición al Régimen y Conflictividad
Surgió un nuevo sindicalismo al margen del oficial (vertical), aumentaron las huelgas y manifestaciones obreras, creció la agitación estudiantil en las universidades y resurgieron los nacionalismos catalán y vasco. En este contexto aparecieron organizaciones terroristas como ETA (Euskadi Ta Askatasuna) y, más tarde, Terra Lliure. Además, sectores de la Iglesia católica se distanciaron del régimen, influenciados por el Concilio Vaticano II.
Ante la creciente conflictividad, el régimen franquista respondió principalmente con represión, aunque también intentó ciertas reformas controladas, como la Ley Orgánica del Estado (1967), que introdujo la figura del Presidente del Gobierno, distinto del Jefe del Estado (Franco), y pretendió dotar de mayor representatividad a las Cortes y a los sindicatos oficiales.
La Crisis Final del Franquismo (1973-1975)
Inmovilismo y Aperturismo Frustrado
Con la pretensión de asegurar la continuidad del régimen (“atado y bien atado”), Franco nombró Presidente del Gobierno en 1973 a su hombre de confianza, el almirante Luis Carrero Blanco. Sin embargo, fue asesinado por ETA en diciembre de ese mismo año. Su sucesor, Carlos Arias Navarro, intentó una tímida apertura conocida como el “espíritu del 12 de febrero” o la “primavera Arias”, que contemplaba una muy limitada legalización de “asociaciones políticas”, pero sin resultados significativos y generando frustración tanto en la oposición como en el sector inmovilista del régimen (“el búnker”).
Agudización de la Crisis y Muerte de Franco
Los problemas se acumularon: la oposición democrática se fortaleció y coordinó, y el distanciamiento de la Iglesia se consolidó. El Partido Comunista de España (PCE) impulsó el sindicato Comisiones Obreras (CCOO), que ganó influencia en el mundo laboral. El PSOE (Partido Socialista Obrero Español) se renovó internamente (Congreso de Suresnes, 1974), adoptando una imagen más moderna. Los partidos nacionalistas continuaron operando en la clandestinidad. La actividad terrorista de ETA se intensificó, y surgieron otros grupos de extrema izquierda como el GRAPO (Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre). En un esfuerzo por unificar a la oposición, se crearon plataformas unitarias como la Junta Democrática (impulsada por el PCE) y la Plataforma de Convergencia Democrática (liderada por el PSOE), que acabarían fusionándose en Coordinación Democrática (“Platajunta”).
Finalmente, la dura represión del régimen (últimas ejecuciones en septiembre de 1975 tras la aprobación de una Ley Antiterrorista) provocó una fuerte condena internacional. Se multiplicaron las huelgas y manifestaciones. En este contexto de crisis interna y con Franco gravemente enfermo, Marruecos organizó la “Marcha Verde” sobre el Sahara Español en noviembre de 1975, forzando la retirada española.
Finalmente, el 20 de noviembre de 1975 moría Franco. Dos días más tarde, el 22 de noviembre, Juan Carlos I era proclamado Rey de España, iniciándose el periodo de la Transición a la democracia.