Alfonso XIII y la Quiebra del Sistema Político de la Restauración Española

Alfonso XIII y la Crisis del Sistema Político de la Restauración

El reinado de Alfonso XIII (1902-1931) marcó la fase final y la crisis definitiva del sistema político de la Restauración. Durante este periodo, se evidenciaron los problemas estructurales del régimen y creció la fuerza de las opciones políticas opuestas.

Los Problemas Fundamentales de la Restauración (1902-1923)

Desde 1902 (adelantamiento de la mayoría de edad de Alfonso XIII) hasta 1923 (dictadura de Primo de Rivera), la Restauración vivió una situación de permanente deterioro debido a varios factores:

  • Crisis de los partidos dinásticos: Divididos y sin líderes indiscutibles tras la muerte de Cánovas y Sagasta. Finalmente, se impusieron Antonio Maura y Eduardo Dato en el Partido Conservador, y José Canalejas y el Conde de Romanones en el Partido Liberal.
  • Inestabilidad gubernamental: Frecuentes cambios de Gobierno (32 gobiernos en 21 años), agravados por el intervencionismo de Alfonso XIII en la vida política.
  • Intervencionismo militar: Intromisión creciente del Ejército en asuntos políticos, manifestada en la Ley de Jurisdicciones (1906), las Juntas de Defensa (1917) y, finalmente, el golpe de Estado de Primo de Rivera (1923), que puso fin a la Restauración parlamentaria.
  • Fracaso del Regeneracionismo: Los proyectos regeneracionistas, tanto conservadores como liberales, no lograron solucionar los problemas del sistema. El Regeneracionismo fue un movimiento intelectual (con figuras como Joaquín Costa) y político de carácter transversal (conservadores, liberales, republicanos) que buscaba modernizar España y superar sus males endémicos.
  • Fuerte conflictividad política y social: Provocada por la falta de integración en el sistema de las fuerzas de oposición (republicanos, nacionalismos periféricos, movimiento obrero).
  • Desastres militares en Marruecos: Las derrotas en la guerra de Marruecos (Semana Trágica de 1909 y Desastre de Annual en 1921) minaron la credibilidad del Ejército y del Gobierno.

Los Intentos de Reforma desde los Partidos Dinásticos

Las Reformas del Partido Conservador: Antonio Maura y la “Revolución desde Arriba”

Desde principios de siglo, los partidos dinásticos, conscientes de la crisis, intentaron reformar el régimen canovista manteniendo el turnismo. Antonio Maura protagonizó el primer gran proyecto regeneracionista, la “revolución desde arriba”, que buscaba modernizar el país y fortalecer el Estado para evitar una revolución popular “desde abajo” mediante medidas de diverso carácter:

  • Sociales: Aprobación de la Ley de Descanso Dominical, creación del Instituto Nacional de Previsión (germen de la seguridad social) y reconocimiento limitado del derecho de huelga.
  • Políticas: Aprobación de la Ley Electoral (1907), que pretendía acabar con el caciquismo (aunque con efectos limitados) introduciendo el voto obligatorio y un mayor control sobre el proceso. También impulsó la Ley de Administración Local, que buscaba satisfacer ciertas demandas regionalistas concediendo más autonomía a Ayuntamientos y Diputaciones provinciales.
La Semana Trágica de Barcelona (Julio, 1909)

El proyecto regeneracionista de Maura fracasó estrepitosamente por el estallido de la Semana Trágica de Barcelona. Esta revuelta se desencadenó por el envío a Marruecos de reservistas (muchos de ellos padres de familia) para hacer frente a las hostilidades rifeñas. Para evitar su embarque, los sindicatos (principalmente Solidaridad Obrera) convocaron en Barcelona una huelga general que derivó en una insurrección popular espontánea, con un fuerte carácter antimilitar y anticlerical (quema de numerosos conventos e iglesias).

Maura sofocó militarmente la rebelión y amparó una durísima represión, incluyendo el fusilamiento de varios anarquistas y del pedagogo libertario Francesc Ferrer i Guàrdia (cuya implicación en los hechos era muy dudosa). Esto motivó fuertes críticas de los liberales y republicanos (campaña “¡Maura No!”) y una intensa protesta internacional. La Semana Trágica tuvo dos importantes consecuencias:

  1. La caída de Maura (forzado a dimitir por el rey).
  2. Una importante reorganización del movimiento obrero (creación de la CNT al año siguiente) y del republicanismo.

El Proyecto del Partido Liberal: el Regeneracionismo de Canalejas

El cese de Maura llevó al liberal José Canalejas a la presidencia del Gobierno (1910-1912). Su programa regeneracionista buscó profundizar el proyecto reformista de su antecesor, intentando integrar al catalanismo moderado y al movimiento obrero en el sistema y reducir la influencia social de la Iglesia para evitar la violencia anticlerical. Sus principales medidas fueron:

  • Descentralización administrativa: Impulsó un proyecto de creación de la Mancomunidad de Cataluña (finalmente aprobada por Eduardo Dato en 1914, tras el asesinato de Canalejas), una concesión de autogobierno administrativo.
  • Reforma fiscal: Supresión del odiado impuesto de consumos, un gravamen indirecto que afectaba principalmente a las clases populares.
  • Reforma del Ejército: Aprobación del servicio militar obligatorio (Ley de Reclutamiento de 1912), eliminando la redención en metálico, aunque se mantuvo la figura de los “soldados de cuota” (que reducían el tiempo de servicio mediante pago). Además, para reducir el envío de soldados de reemplazo españoles a Marruecos, se crearon las unidades de Regulares (tropas indígenas) y, posteriormente, en 1920, La Legión.
  • Política religiosa: Promulgación de la llamada “Ley del Candado” (1910), que prohibía temporalmente la instalación de nuevas órdenes religiosas en España sin autorización expresa del Gobierno, buscando limitar la influencia de la Iglesia. También se restableció la plena validez del matrimonio civil.

El asesinato de Canalejas en 1912 por un anarquista frustró el posible éxito de sus medidas regeneracionistas y agravó la crisis de los partidos dinásticos.

Las Fuerzas Políticas de Oposición al Sistema

La incapacidad de los diferentes Gobiernos para integrar a nacionalistas, republicanos y obreristas en el sistema político de la Restauración aceleró el proceso de descomposición del régimen, como se evidenció en las crisis de 1909 y, sobre todo, la de 1917.

El Republicanismo

El programa republicano, basado en el laicismo, la ampliación de los derechos y libertades y la reforma social, tuvo gran influencia desde principios de siglo entre sectores ilustrados de la clase media y trabajadores cualificados. Sin embargo, su peso político real fue relativamente pequeño debido a su tradicional división interna (entre unitarios y federalistas, moderados y radicales) y a la eficacia del fraude electoral del sistema.

El partido republicano más importante del periodo fue el Partido Republicano Radical, fundado y liderado por Alejandro Lerroux. En sus orígenes fue un partido populista, con un discurso demagógico, fuertemente anticlerical y anticatalanista en Barcelona. Evolucionó hacia posiciones más moderadas tras ser acusado de promover la quema de iglesias durante la Semana Trágica de 1909.

El Nacionalismo Periférico

Los nacionalismos periféricos (principalmente catalán y vasco) adquirieron mayor protagonismo político y apoyo social tras el Desastre del 98, que reflejó la debilidad del nacionalismo español centralista.

Nacionalismo Catalán

En 1901, los diferentes grupos catalanistas conservadores se unieron en la Lliga Regionalista, un partido liberal-conservador y autonomista que hegemonizó el catalanismo político hasta la fundación en 1931 de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). La Lliga, liderada primero por Enric Prat de la Riba y posteriormente por Francesc Cambó, reivindicó el autogobierno para Cataluña, la cooficialidad de la lengua catalana y el aumento de la influencia de Cataluña en la política nacional. Tanto la Lliga como el catalanismo social experimentaron un crecimiento espectacular a partir de 1906, al capitalizar la protesta ciudadana (Solidaritat Catalana) que siguió al asalto militar a la redacción de la revista satírica ¡Cu-Cut! y la posterior aprobación de la Ley de Jurisdicciones (que ponía bajo jurisdicción militar las ofensas al Ejército y la Patria).

Nacionalismo Vasco

El nacionalismo vasco, inicialmente más débil y socialmente más restringido que el catalán, estuvo representado por el Partido Nacionalista Vasco (PNV). Tras la muerte de su fundador, Sabino Arana, en 1903, el PNV evolucionó gradualmente desde el independentismo radical, católico y antiliberal hacia posiciones más posibilistas y autonomistas, ensanchando así su base social y territorial (hasta entonces limitada casi exclusivamente a Vizcaya). En 1903 consiguió su primer escaño en las Cortes y en 1911 creó su propio sindicato nacionalista, Solidaridad de Trabajadores Vascos (ELA-STV).

Otros Regionalismos

El regionalismo gallego (con figuras como Alfredo Brañas o Manuel Murguía) y el andalucismo (impulsado por Blas Infante) tuvieron un peso político y social mucho más escaso durante este periodo.

El Movimiento Obrero

El obrerismo español estuvo profundamente dividido entre socialistas y anarquistas, ideologías enfrentadas por liderar el movimiento y con estrategias y bases sociales parcialmente diferentes. Solo unieron sus fuerzas en contadas ocasiones, como en la convocatoria de la huelga general revolucionaria de 1917.

El Socialismo

La implantación del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y su sindicato, la Unión General de Trabajadores (UGT), era relativamente escasa a principios de siglo, excepto en Madrid, Asturias y Vizcaya. Esto se debía en parte a la fuerte competencia del anarquismo y a su propio radicalismo marxista inicial, que lo alejaba de sectores de la clase media. Tras la Semana Trágica, el PSOE promovió una alianza electoral con los republicanos (la Conjunción Republicano-Socialista), con la que lograría su primer diputado en las Cortes en 1910: su fundador, Pablo Iglesias. Desde entonces, su peso político e influencia sindical fueron en aumento. El fracaso de la huelga de 1917 llevó al PSOE a moderar sus posiciones y priorizar la vía reformista y parlamentaria. En 1921, se produjo la escisión de un sector minoritario pro-bolchevique que fundó el Partido Comunista de España (PCE), de escaso arraigo hasta la Guerra Civil.

El Anarquismo

El movimiento libertario contó con una gran fuerza e implantación en España, especialmente en Cataluña y Andalucía, a pesar de su división interna en dos tendencias principales:

  • Grupos de acción directa (anarcocomunismo): Minoritarios pero muy activos, mantuvieron la estrategia de la “propaganda por el hecho”, perpetrando atentados terroristas contra las élites políticas y símbolos del Estado y la Iglesia (atentado fallido contra Alfonso XIII el día de su boda en 1906, asesinato de Canalejas en 1912, asesinato de Eduardo Dato en 1921).
  • Anarcosindicalismo: Tendencia mayoritaria que priorizaba la lucha sindical y la huelga general como herramientas revolucionarias. Tras la disolución de la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE), el movimiento se reorganizó en sindicatos de oficio y sociedades obreras (como la barcelonesa Solidaridad Obrera, fundada en 1907). En 1910, en el Congreso de Barcelona, estos grupos fundaron la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), sindicato que pronto se alzó con la hegemonía del movimiento obrero español, superando a la UGT en número de afiliados. El anarcosindicalismo fue duramente perseguido por su participación en las huelgas generales de 1909 y de 1917, y durante el periodo de intensa conflictividad social que siguió a la crisis de 1917 (conocido como el Trienio Bolchevique en Andalucía y la época del pistolerismo en Barcelona), enfrentándose a la represión gubernamental y a la violencia patronal.