Santo Tomás de Aquino: Pensamiento Filosófico, Teológico y Contexto Medieval

Santo Tomás de Aquino

Contexto histórico

Santo Tomás de Aquino nació en el siglo XIII. Su obra tiene gran influencia aristotélica.

Los avances técnicos en la agricultura propiciaron un gran auge económico durante parte del siglo. Sin embargo, a finales del siglo XIII, apareció una fuerte crisis.

En el ámbito político, se consolidaron las monarquías hereditarias europeas. Se planteó la idea de una cristiandad universal, aunque hubo constantes enfrentamientos entre los reyes y el papado, que eventualmente desembocaron en el Cisma de Occidente.

En el siglo XIII, tuvieron lugar las Cruzadas para reconquistar Tierra Santa y se estableció la Inquisición para controlar las herejías.

La organización social era predominantemente feudal y se dividía en tres estamentos: la nobleza, el clero y el campesinado.

En la vida urbana, surgieron los comerciantes y artesanos, dando lugar a los burgos (ciudades). La industria textil fomentó la actividad monetaria, propiciando la aparición de la banca y las letras de cambio.

El reparto poco equitativo de las riquezas propició conflictos sociales a nivel político, económico y religioso.

En el ámbito religioso, a principios del siglo XIII se fundaron dos importantes órdenes mendicantes: los franciscanos y los dominicos (orden a la que perteneció Santo Tomás). Sus miembros ocuparon la mayor parte de las cátedras de las nacientes universidades europeas. Los monasterios y las abadías acumularon gran riqueza económica y tuvieron una importante responsabilidad cultural (conservación y transmisión del saber).

En el arte, a partir del siglo X, apareció el arte románico y, más adelante, durante la época de Santo Tomás, floreció el arte gótico.

El siglo XIII fue la época de los trovadores (literatura cortesana), y en la literatura religiosa aparecieron temas como la devoción a la Virgen y su mediación en los milagros.

El siglo XIII fue el de mayor esplendor de la Escolástica, un movimiento filosófico y teológico que buscaba la conciliación entre el pensamiento racional (especialmente la filosofía aristotélica redescubierta) y la teología cristiana, basándose en la autoridad de la Biblia, los escritos de los Santos Padres y la razón filosófica.

De esta labor sistemática surgieron las Sumas, compendios monumentales del conocimiento adquirido. La más famosa es la Summa Theologica de Santo Tomás de Aquino.

Su obra: La Suma Teológica

Es una obra monumental en la que Santo Tomás resume sus ideas filosóficas y teológicas, logrando una síntesis magistral entre el cristianismo y el aristotelismo. La obra se divide en tres grandes partes, cada parte en tratados, y estos, en cuestiones (preguntas específicas). Dentro de cada cuestión, se distinguen diferentes artículos que siguen una estructura dialéctica invariable: primero, se plantea un problema en forma de pregunta (quaestio); luego, se exponen las objeciones o argumentos en contra de la posición que defenderá el autor (videtur quod non); a continuación, se presenta un argumento a favor de su posición, a menudo citando una autoridad reconocida (sed contra); después, se desarrolla la solución o cuerpo del artículo donde Santo Tomás expone su propia doctrina (respondeo dicendum); por último, se ofrece una respuesta detallada a cada una de las objeciones iniciales (ad obiecta).

El pensamiento filosófico de Santo Tomás de Aquino

Razón y fe

Santo Tomás sostiene que la verdad es única, aunque se puede conocer de dos maneras diferentes: mediante la razón natural y mediante la fe sobrenatural. La razón conoce a partir de los datos proporcionados por los sentidos y la elaboración intelectual, mientras que la fe conoce a partir de la revelación divina transmitida por la Escritura y la Tradición.

Las verdades de fe (o misterios) son estudiadas por la teología revelada. No pueden ser demostradas por la razón (aunque la razón puede mostrar que no son contradictorias) y han de ser aceptadas por la fe, ya que emanan directamente de Dios.

Las verdades de razón son estudiadas por la filosofía y otras ciencias. Pueden ser comprendidas y demostradas por el entendimiento humano a partir de la experiencia.

Existen algunas verdades que, aunque pertenecen al ámbito de la revelación, también pueden ser demostradas por la razón (como la existencia de Dios o la inmortalidad del alma). Estas son los llamados preámbulos de la fe. Dios las ha revelado para que puedan ser conocidas por todos, incluso por aquellos sin la capacidad o el tiempo para la indagación filosófica.

La teología utiliza la razón como herramienta para explorar, comprender mejor y defender la verdad revelada. Existe también una teología natural (parte de la filosofía, concretamente de la metafísica) que se ocupa de lo que la razón puede conocer acerca de Dios independientemente de la revelación.

En la Summa Theologica, Santo Tomás define la teología (revelada) como la doctrina sagrada (sacra doctrina), cuyo objeto principal es Dios y cuyo fundamento es la fe basada en la revelación. Dentro del contenido de la revelación, Santo Tomás distingue entre lo estrictamente revelado (los misterios o artículos de fe) y lo revelable (los preámbulos de la fe).

  • Lo revelado (misterios) consiste en conocimientos sobre Dios necesarios para la salvación que solo pueden ser alcanzados por revelación divina, pues sobrepasan la capacidad natural del intelecto humano (ej. la Trinidad).
  • Lo revelable (preámbulos de fe) es un conjunto de conocimientos sobre Dios que, aunque revelados, también son accesibles para la razón humana (ej. la existencia de Dios).

Para Santo Tomás, ambas verdades (de fe y de razón) deben coincidir y armonizar, pues provienen de la única fuente de verdad que es Dios. Si la razón parece contradecir a la revelación, es porque el razonamiento humano es erróneo o ha llegado a una conclusión falsa. En última instancia, aunque autónoma en su campo, la razón debe reconocer los límites de su capacidad y la superioridad de la verdad revelada por la fe. Una contradicción real entre fe y razón correctamente entendidas es imposible.

Demostración de la existencia de Dios

Santo Tomás considera que la existencia de Dios no es evidente por sí misma para nosotros (aunque sí lo sea en sí misma) y, por tanto, necesita ser demostrada. Rechaza el argumento ontológico de San Anselmo y propone cinco argumentos *a posteriori*, conocidos como las vías tomistas. Estas vías parten de la observación del mundo sensible (efectos) para remontarse a Dios como su causa primera.

Las vías tomistas son cinco argumentos basados en la observación del mundo y la aplicación de principios metafísicos, especialmente el principio de causalidad. Todas ellas comparten una estructura similar:

  1. Parten de la constatación de un hecho de experiencia (movimiento, causalidad eficiente, contingencia, grados de perfección, orden en el mundo).
  2. Aplican el principio de causalidad o un principio metafísico análogo (ej.”todo lo que se mueve es movido por otr”).
  3. Argumentan la imposibilidad de una regresión infinita en la serie de causas o dependencias.
  4. Concluyen afirmando la necesidad de una causa primera, un ser supremo o un principio último, que es identificado como Dios.
Las Cinco Vías Tomistas
  1. Primera Vía: El Movimiento (Ex Motu). Constatamos por los sentidos que en el mundo hay cosas que se mueven (cambian). Todo lo que se mueve es movido por otro. Es imposible proceder al infinito en la serie de motores y móviles. Por tanto, es necesario llegar a un primer motor inmóvil que no sea movido por nadie, y este es Dios.

  2. Segunda Vía: La Causa Eficiente (Ex Causa). Observamos en el mundo sensible un orden de causas eficientes. Nada puede ser causa eficiente de sí mismo, pues tendría que ser anterior a sí mismo, lo cual es imposible. Es imposible proceder al infinito en la serie de causas eficientes. Por tanto, es necesario admitir una causa eficiente primera, incausada, a la que todos llaman Dios.

  3. Tercera Vía: Lo Contingente y lo Necesario (Ex Contingentia). Encontramos en la naturaleza seres contingentes, que pueden existir o no existir (nacen y perecen). Es imposible que todos los seres sean contingentes, porque lo que puede no ser, alguna vez no fue. Si todo fuera contingente, hubo un tiempo en que nada existió, y entonces nada podría haber empezado a existir (pues de la nada, nada surge). Por tanto, debe existir un ser necesario por sí mismo, que no tiene causa de su necesidad fuera de sí, sino que es causa de la necesidad de los demás; a este ser llamamos Dios. (Estas tres primeras vías suelen agruparse como pruebas cosmológicas).

  4. Cuarta Vía: Los Grados de Perfección (Ex Gradu). Observamos en los seres diferentes grados de perfección (bondad, verdad, nobleza, belleza, etc.). Estos grados relativos implican la existencia de un máximo o referente absoluto de esa perfección, que es causa de toda perfección en los demás seres (pues lo más perfecto en un género es causa de todo lo que pertenece a ese género). Por tanto, debe existir un ser perfecto (sumamente bueno, verdadero, noble) que sea causa de todo ser, bondad y cualquier otra perfección; a este llamamos Dios.

  5. Quinta Vía: El Orden y la Finalidad (Ex Fine / Gubernatione Rerum). Vemos que cosas que carecen de conocimiento (seres naturales, como plantas y animales) obran por un fin y tienden ordenadamente a lo que es mejor para ellas. No alcanzan este fin por casualidad, sino intencionadamente. Como carecen de conocimiento propio para dirigirse a un fin, necesitan ser dirigidas por un ser inteligente que conozca ese fin, como la flecha es dirigida por el arquero. Por tanto, existe un ser sumamente inteligente que ordena todas las cosas naturales y las dirige a su fin, y a este llamamos Dios. (Esta vía se relaciona con la que más tarde se denominó prueba teleológica o del diseño inteligente).

Análisis de la Esencia Divina

Santo Tomás, una vez demostrada la existencia de Dios a través de las cinco vías, analiza su esencia (lo que Dios es) utilizando principalmente dos métodos complementarios, derivados de la relación de Dios como causa respecto a sus efectos (las criaturas):

  • Vía Afirmativa (o de la Eminencia): Atribuye a Dios en grado sumo (eminente) y de modo análogo las perfecciones puras (aquellas que no implican imperfección) encontradas en las criaturas. Así, Santo Tomás afirma que Dios es uno (único e indivisible en su esencia), verdadero (la Verdad misma, fundamento de toda verdad) y bueno (la Bondad misma, fuente de toda bondad).

  • Vía Negativa (o de Remoción): Niega en Dios cualquier imperfección o limitación propia de las criaturas, ya que Él es la causa primera y perfecta. Así, Santo Tomás afirma que Dios es simple (sin composición de partes, materia/forma, esencia/existencia), infinito (sin límites en su ser y perfección), omnipresente (presente en todo lugar y tiempo por su poder, presencia y esencia), inmutable (no cambia, pues el cambio implica potencialidad e imperfección) y absolutamente perfecto (posee toda perfección sin carencia alguna).