Las ciencias humanas: tienen un objeto empírico, el ser humano, y son por lo tanto ciencias empíricas. Pero no lo tratan como un objeto natural sino como un sujeto cultural. Las acciones humanas tienen una intencionalidad que no se da en los objetos naturales, las hacemos voluntariamente con una finalidad. La mera explicación no basta, habrá que comprender su sentido. La hermenéutica surgió a finales del sXIX como reacción al positivismo, que postulaba como único método científico válido al hipotético-deductivo. Según ella, todo comportamiento humano deberá comprenderse en relación a una cultura, requiere una interpretación desde su contexto, al igual que una palabra solo tiene significado y se puede interpretar en relación a determinada lengua. De ahí que hayan proliferado distintos modelos hermenéuticos y que las ciencias humanas, a diferencia de las naturales, aún no tengan bien delimitado su status científico.
El racionalismo
Es innegable que algunas ideas o conocimientos mentales provienen de nuestros sentidos, de la experiencia. Si nunca he visto un color o probado un sabor, no podré tener la idea o contenido mental correspondiente. Los racionalistas consideran que un saber digno de tal nombre no puede basarse en estas ideas, sino solamente en las que provienen de la propia razón. Para el racionalismo, el origen y fundamento del auténtico conocimiento es la razón. Los sentidos solo pueden proporcionar opinión. Un saber válido debe poseer las características de necesidad y universalidad. La experiencia sensible nunca puede proporcionar auténtica necesidad y universalidad. El modelo racionalista de saber es el modelo matemático: sobre las bases de unas primeras evidencias racionales, captadas por intuición intelectual, la deducción permitirá extraer otros juicios igualmente universales y necesarios. La razón no se limita a aportar relaciones formales o lógicas entre conceptos estableciendo juicios necesarios y universales, sino que también aporta los propios contenidos conceptuales. Según los racionalistas, poseemos ideas innatas, contenidos que la propia razón obtiene a partir de sí. Tenemos ideas innatas que son la base del auténtico conocimiento, el cual va construyéndose a partir de la razón mediante un proceso intuitivo y deductivo.
El empirismo
Afirma, al contrario que el racionalismo, que todo nuestro conocimiento tiene su origen y obtiene su fundamentación legitimadora en la experiencia sensible, en nuestras percepciones. Niegan que haya ideas innatas o intuiciones intelectuales, solo tenemos intuiciones sensibles de ideas empíricas. Para establecer entre las ideas relaciones que den lugar a juicios sobre los hechos, hace falta la experiencia. La experiencia, además de ser la que origina todas nuestras ideas, es también la que aporta validez a toda pretensión de conocimiento. Este criterio empirista comporta una crítica radical a algunos conceptos de realidades inteligibles que el dogmatismo racionalista consideraba ideas innatas. Desde el punto de vista empirista, las cosas son colecciones de cualidades reunidas por una repetida experiencia.
La filosofía crítica kantiana
Es un intento de reconciliar y superar ambas posturas, considerando que todo conocimiento comienza con la experiencia, pero no todo proviene de ella: el objeto conocido es una síntesis de a posteriori, aportados por la experiencia, aportados por el sujeto. Sin experiencia no habría conocimiento, pero el material aportado por esta debe ser configurado según unas formas a priori de la razón. Estos a prioris, a diferencia de las ideas innatas del racionalismo, son formales, no significan nada ni aportan ningún conocimiento independientemente de toda experiencia. Solo tienen sentido aplicados al caótico material que esta aporta: las intuiciones sensibles son vacías. Se requieren los dos elementos, a priori y a posteriori, para que haya conocimiento. El componente a priori del conocimiento es el que confiere la necesidad y universalidad que caracteriza al saber científico, superando así las escépticas conclusiones del empirismo, pero la exigencia de un contenido a posteriori en el conocimiento limita las pretensiones dogmáticas racionalistas de saber prescindiendo de la experiencia. Según Kant, espacio y tiempo son formas a priori de nuestra sensibilidad. La conexión necesaria la aportamos nosotros con el concepto a priori. Todo cambio tiene una causa es un juicio necesario y universal porque no es a posteriori, no proviene de la experiencia sino de aplicar a la experiencia el concepto de a priori de causalidad. Los conceptos a priori de nuestro entendimiento, aplicados al material de la experiencia, son por lo tanto los que hacen posible las ciencias empíricas como la física.
Realismo y idealismo
Realismo: las cosas existen independientemente de nuestra conciencia. Hay 2 tipos: realismo ingenuo o natural y realismo científico o crítico. Idealismo: No hay cosas reales independientes de la conciencia. Las cosas solo son contenidos de la mente. Idealismo trascendental: dependen de la conciencia los objetos conocidos.