Los orígenes del movimiento obrero
1.1 Un marco de relaciones sociales
El proceso de revolución industrial y de implantación del liberalismo político y económico transforman las relaciones sociales. Desaparece la desigualdad jurídica y las diferencias sociales se establecen esencialmente en el ámbito económico. La pertenencia a una clase social determina la posición social. La burguesía, constituida por los no privilegiados, tiene el poder de establecer las condiciones salariales y laborales, así como de influir en las decisiones económicas y políticas. Por otro lado, el proletariado industrial o agrario, en el grupo social desfavorecido, dependía de la burguesía para su supervivencia. De esta forma surgió un nuevo tipo de conflicto social, el conflicto de clases.
1.2. Los orígenes del mundo obrero
Los obreros industriales provenían de campesinos que habían emigrado a las ciudades en busca de empleo. Las condiciones de trabajo eran muy difíciles, con jornadas agotadoras en ambientes laborales muy duros y con una estricta disciplina. Los salarios apenas permitían subsistir, ya que se cobraba por jornada trabajada y no se remuneraba en caso de enfermedad o día de fiesta. También trabajaban mujeres y niños, pero con salarios mucho más bajos. Los campesinos proletarizados dependían del reloj y del capataz de fábrica para su trabajo.
1.3. Los primeros conflictos: el ludismo
La nueva organización del trabajo y la introducción de máquinas deterioraron las condiciones laborales y provocaron una pérdida de puestos de trabajo. Se produjeron numerosas protestas contra el nuevo sistema fabril, con revueltas espontáneas y violentas contra las máquinas, los amos y el gobierno. Esta forma de organización y resistencia de los obreros recibió el nombre de ludismo. La destrucción de máquinas se convirtió en una defensa del puesto de trabajo y en una manera de presionar e intimidar a los empresarios.
1.4. La cuestión social
A mitad del siglo XIX, la sociedad liberal industrializada había generado nuevas desigualdades. Los intelectuales y artistas se dieron cuenta de la miseria y desamparo de la clase trabajadora, naciendo así la cuestión social, que era la preocupación por las consecuencias sociales que provocaba la industrialización. Mientras la burguesía liberal defendía mejorar sus vidas a partir del trabajo, la disciplina y el sacrificio, otro sector defendía cambiar o reformar el sistema económico.
Las alternativas socialista y anarquista
Por la indignación frente a la miseria de los obreros, surgieron nuevas ideologías políticas, como el socialismo y el anarquismo.
La condición de los obreros en el siglo XIX
Los trabajadores fueron obligados a vivir en situaciones muy precarias, ya que eran fuerza de trabajo que se compraba a muy bajo precio. Las condiciones laborales eran impuestas de manera unilateral por los propietarios de las fábricas, minas y otros negocios. Cualquier forma de organización o protesta era reprimida por las autoridades. Se necesitó un siglo para que los trabajadores empezaran a participar de los beneficios de la gran transformación económica que supuso la industrialización.
3.1. Los precursores: el socialismo utópico
Los utópicos eran un grupo de pensadores herederos de la tradición ilustrada y de la corriente radical jacobina de la revolución francesa. Criticaban la propiedad privada de los medios de producción, la explotación de los trabajadores y la concentración de la propiedad y la riqueza. Buscaban un nuevo modelo social, sustituyendo la propiedad privada por la propiedad colectiva y garantizando la igualdad, derechos básicos y sistemas políticos democráticos con sufragio universal y soberanía popular. Destacan Charles Fourier, que defendió la creación de falansterios, y Robert Owen, que defendía la organización de los trabajadores en cooperativas.
3.2. El pensamiento marxista
El marxismo denuncia el capitalismo por sus ganancias en la propiedad privada y la explotación, defiende la organización obrera y la revolución para conquistar el Estado, proponiendo implantar un Estado obrero sin clases ni propiedad privada. Sus primeros pensadores son Karl Marx y Friedrich Engels.
3.3. Las corrientes anarquistas
El anarquismo rechaza la autoridad, busca la destrucción del Estado, es contrario a la formación de partidos políticos, defiende la espontaneidad y la autogestión. Sus principales pensadores son Pierre Joseph Proudhon y Mijail Bakunin.
Las primeras organizaciones obreras (1830-1875)
4.1. El surgimiento de los sindicatos
Los sindicatos eran asociaciones de trabajadores que defendían sus intereses, procedentes de las sociedades de socorros mutuos. Las Trade Unions fueron los primeros sindicatos en Gran Bretaña, utilizando la huelga como principal instrumento de presión.
4.2. El Cartismo, un proyecto político
En Gran Bretaña, decidieron organizarse en un proyecto político propio, fundando la Working men’s Association en 1836, que se transformó en la asociación nacional de la carta en 1842, considerado el primer partido político de los trabajadores. Los cartistas reclamaban el sufragio universal, masculino y secreto, la idéntica división de los distritos electorales, un sueldo para los diputados y la inmunidad parlamentaria para poder exponer sus ideas sin temor a represalias.
4.3. La primera internacional
Fue fundada en Londres en 1864, siendo una agrupación de sindicatos, partidos y asociaciones en defensa de la clase obrera para luchar contra el capitalismo, enfrentándose a conflictos entre marxistas y anarquistas. Su disolución fue en 1876.
¿Por qué fracasó la primera internacional?
Las discrepancias entre marxistas y Bakuninistas se convirtieron en irresolubles. En 1870, la guerra franco-prusiana originó un elemento más de crisis en el internacionalismo, lo que acabó con la derrota de Francia frente a los alemanes. La comuna de París intentó poner en marcha muchos de los ideales del pensamiento socialista y democrático, pero fue reprimida por las tropas alemanas y francesas unidas. Marx y sus seguidores vieron la necesidad de crear partidos políticos nacionales, lo que se aprobó y ratificó en el congreso de la Haya (1872), donde se expulsó a Bakunin y a sus seguidores. La AIT se trasladó a Estados Unidos y se disolvió al poco tiempo.
La evolución del movimiento obrero (1875-1914)
6.1. Los caminos del anarquismo
El movimiento libertario se fraccionó con respecto a la táctica que debían seguirse para acabar con el sistema capitalista. Por un lado, el anarcocomunismo, influenciado por dirigentes como Piotr Kropotkin y Errico Malatesta, suponía la organización y propugnaba la acción violenta de pequeños grupos contra la sociedad burguesa. Por otro lado, el anarcosindicalismo estableció las bases del sindicalismo anarquista, defendiendo la acción directa de los trabajadores y la huelga general como instrumento revolucionario.
6.2. Sindicatos y partidos socialistas
La experiencia de la lucha política y sindical y la difusión del socialismo provocaron la elaboración de nuevas estrategias. Se inició la formación de grandes sindicatos centralizados como la Unión General de Trabajadores (UGT) en España. El fortalecimiento de los sindicatos aumentó la capacidad de presión de los trabajadores, utilizando las huelgas como instrumentos indispensables para forzar la negociación. El sindicalismo exigió la intervención del Estado para evitar los conflictos, frenar los abusos laborales y garantizar la legislación laboral.
6.3. La segunda internacional
Fue fundada en 1889, siendo una agrupación de organizaciones únicamente socialistas. Su objetivo era mejorar las condiciones de vida y de trabajo de los obreros, representándolos políticamente y creando símbolos obreros como el 1º de mayo. En el siglo XX, se dividió entre reformistas y revolucionarios.