Reyes Católicos y Política Exterior: Carlos I y Felipe II

Reyes Católicos: La Unión Dinástica

Isabel de Castilla (1451-1504) y su esposo, Fernando de Aragón (1452-1516), conocidos como los Reyes Católicos, se convierten en monarcas de sus respectivos reinos casi al tiempo, facilitando la colaboración entre ambos y el establecimiento de una política común, una circunstancia sin precedentes hasta entonces.

1.1. El ascenso al poder

a) En la Corona de Castilla

Durante el reinado de Enrique IV, las rebeliones de la nobleza contra el rey son constantes. Presionado por los nobles rebeldes, el monarca reconoce a su hermanastra Isabel como heredera al trono (Pacto de los Toros de Guisando, 1468), relegando a su hija Juana, (llamada la Beltraneja, por considerarla fruto de la relación de la reina y don Beltrán de la Cueva), con la condición de imponer el matrimonio de Isabel, a la que pretende casar con el rey de Portugal.

b) Cuando Enrique IV muere en 1474

Isabel se autoproclama reina en Segovia, el conflicto dinástico deriva en una guerra civil castellana entre dos bandos (1474-1479).

c) En las mismas fechas (1479) muere el rey de Aragón

Juan II, y Fernando se convierte en monarca de la corona aragonesa. Isabel y Fernando se convierten en reyes de las dos coronas más importantes de la península.

La inquisición

En la Corona de Aragón funciona un tribunal de la Inquisición desde el siglo XIII, que está anticuado. Los RR.CC. deciden extenderlo a todos los reinos, pero con una nueva orientación. Con el permiso del Papa, crean un tribunal de la Inquisición, competente en el territorio de la Corona de Castilla, extendiéndose pronto a la Corona de Aragón.

La expulsión de los judíos

Los reyes dictan medidas para aislar a los judíos, obligándoles a vivir en barrios cerrados (“guetos”), y separados del resto de la sociedad (el Barrio de San Nicolás en Valladolid), evitando su contacto con los conversos.

La expulsión de los mudéjares

La incorporación de los mudéjares granadinos a la Corona de Castilla (unos 200.000) constituye pronto un doble problema político para los RRCC.

Política Exterior (Carlos 1)

El objetivo de Carlos es la expansión a través de la defensa del ideal de un gran Imperio Católico Europeo y Universal. La lucha por este objetivo supuso un gran coste económico y político, que añadido a la escasa atención al progreso y desarrollo interior llevó a una crisis y decadencia del Imperio.

Enemigos del Imperio Católico

Francia

Carlos V y Francisco I estaban enfrentados personalmente desde la elección de Carlos V como emperador de Alemania, además de que ambos tenían un gran interés en el Mediterráneo occidental.

Protestantes

La doctrina de Martín Lutero era una exaltación de la libertad y los príncipes alemanes vieron la ocasión de enfrentarse al autoritarismo del emperador, adhiriéndose a la doctrina luterana para conseguir la fragmentación del Imperio en pequeños estados.

Imperio Turco/Otomano

Se trata de un enemigo político, religioso y económico. Carlos I se sentía amenazado doblemente: por su condición de emperador alemán y por las posesiones aragonesas y castellanas en Italia.

Política Exterior (Felipe II)

Guerra ideológica

El desgaste económico y social, más que las cuestiones militares, traerían el fracaso español definitivo con Francia en la Guerra de los Treinta años (1618-1648).

Las reformas en la agricultura y ganadería. La repoblación de Sierra Morena.

La agricultura fue durante el siglo XVIII la base de la economía española. Apenas hubo modernización y si aumentó la producción fue porque se pusieron más tierras en Cultivo.

La política regalista y la expulsión de los Jesuitas.

El regalismo alcanzó pleno éxito en el Concordato de 1753 con los Estados Pontificios, beneficioso para el control de la Iglesia puesto que atribuía al rey el patronato universal.