Francis Bacon y Jackson Pollock: Expresionismo y Action Painting

Francis Bacon

Figura destacada de la denominada Nueva Figuración, tendencia que se desarrolla a lo largo de los años sesenta, el expresionismo figurativo de Bacon ocupa un lugar aparte, difícilmente relacionable con algunas de las distintas tendencias artísticas. Influenció en gran medida en los artistas del movimiento Pop inglés.

Su estilo expresionista plasma la tragedia de la existencia. Figura humana como principal (y único) tema. En los 40, en plena fiebre del expresionismo abstracto que causaba furor en Norteamérica, Bacon se erige como uno de los principales pintores figurativos de la segunda mitad del siglo XX. Impresionado por la obra de Picasso.

Bacon elige la figura humana como motivo central de sus cuadros, y la somete a deformaciones y alteraciones hasta un nivel no conocido con anterioridad en la historia del expresionismo. Los cuerpos mutilados, los órganos atrofiados y todo tipo de anomalías anatómicas dan como resultado una imagen del horror que se inserta en un espacio indefinido, de fondos monocromáticos, que comunica una sensación de aislamiento y claustrofobia.

La forma en que Bacon retrató al cuerpo humano se origina en el trauma que le ocasionó la guerra y las consecuencias psicológicas de esta: fue expulsado de su casa a los 16 años al manifestar su homosexualidad. El arte que propone es hacer que el espectador participe como un voyeur.

Su pintura es un acto furioso y muestra lo más animal, lo más bajo del hombre, la obra de Bacon se ceba en el horror, en la violencia, esa violencia que hace de los seres humanos una deforme masa.

La obra de Bacon va a tener una herencia del surrealismo, pero también del expresionismo tortuoso.

Otra obra suya es estudio de la cabeza de Josh Greyer. Este hombre era su amante y se suicidó, y desde entonces tuvo un gran cargo de conciencia. Es una figura deformada.

Hará un autorretrato en 1971. A partir de este autorretrato va a tener una etapa en donde se dedica a hacer trípticos en memoria de su amante Josh. Ejemplo de ello es Tríptico in memoriam, usando gamas de malvas, rosados y verdes y una serie llamada Black Triptics, una serie de trípticos negros.

Temática: La vida, la sexualidad, la carne putrefacta, el sufrimiento, la muerte son constantes, obsesivas. Las escenas son opresivas, viciosas y a la vez dolorosamente verdaderas.

Lenguaje estilístico: Inicialmente se inicia bajo la influencia del surrealismo. No formará grupo con nadie y el mismo se definía como ‘huérfano en el arte’. Seres deformes y atormentados que reflejan su pesimista visión de lo que intuye como implacable futuro que espera al hombre.

Formato: Sus grandes obras las prefiere en óleo sobre lienzo y, si es posible, enfrentar a sus figuras en tríos o trípticos. El tríptico es el formato ideal para conseguir movimiento. Utiliza, además, el tríptico para que lo primero que nos llegue sean imágenes desde distintos puntos de vista que golpeen nuestro subconsciente.

Color: Bacon, desde los años 60, se convierte en un maestro del color y experimenta con todas las tonalidades que puede conseguir un artista. No se queda con ningún color en exclusiva.

Técnica: No hace bocetos, se basa en una aparente improvisación.

Influencias: Picasso, Cezanne, Van Gogh, Velázquez, Goya, tenía muy presente la mitología griega. Bacon admiraba profundamente los retratos de Diego Velázquez. Le obsesionaba especialmente el Retrato del Papa Inocencio X.


Tres estudios para una crucifixión

Un ateo obsesionado con la crucifixión… Combinan violencia, interiores cerrados y las extrañas figuras en sufrimiento. Esta obra representa distorsión bestial de figuras humanas en formato tríptico. Seres monstruosos aislados, solos y desfigurados que para el artista eran absolutamente reales.

Tres estudios para autorretrato

Para Bacon, el concepto de belleza va estrechamente unido al de violencia y movimiento. En este tríptico, la pincelada de Bacon oscila entre el rostro dominado por la violencia del trazo y la paleta de colores (azul, rosa, marrón). Prioridad a un triángulo facial: boca nariz-ojos surcado por el movimiento. Todo ello, converge en la cara del personaje captando la atención del que observa.

Tres estudios de figuras en la cama

Bacon pinta otro tríptico sobre seres humanos retorciéndose encima de una cama. Definición espacial completa subdividida en tres campos físicos distintos sobre esos interiores con alfombras y bombillas y muebles. Fragmentos de carne ampliados con esos círculos que parecen lupas, y complementados con flechas para indicar que ahí existe movimiento. Un movimiento exagerado. Los cuerpos se retuercen sobre la cama, como endemoniados en una especie de febril síndrome de abstinencia. Una escena íntima y terrible para ilustrar el caos que nos mueve.

El Papa Inocencio X

El resultado es bien diferente respecto al original velazqueño. Nos presenta al Papa que en la obra de Velázquez se nos mostraba como todopoderoso, como un personaje patético e impotente. Vemos un rostro de rasgos exagerados y deformados.

La imagen nos da una apariencia bastante espeluznante La elegante sotana del Sumo Pontífice del siglo XVII aquí se transforma en un simple batín de hospital, y el personaje en vez de una actitud regia, lo vemos gritando sobre un trono que parece haberse transformado en una silla eléctrica, que se ilumina para darle una descarga mortal. Las líneas diagonales de la parte baja del cuadro podrían absorber esa electricidad para mandársela a la silla en sentido ascendente. Las líneas verticales que recorren la tela sería esa corriente que atraviesa la carne del personaje. Fue reinterpretada en más de cuarenta pinturas, estudios y bocetos tres siglos después. Al personaje retratado, lo eligió para convertirlo en el emblema de los horrores cometidos en nombre de la religión a lo largo de la historia. Bacon fue educado dentro de unos estrictos valores católicos desde su niñez. Con esta serie de cuadros se vengaba de aquella educación y criticaba de forma cruel la doctrina y la institución de la Iglesia.

Jackson Pollock

Pollock hizo del action painting una manera de expresión libre, rompiendo con el típico arte de usar lápiz, de usar sólo el pincel para retocar y pintar de forma perfecta.

Influido por el surrealismo, el artista adopta un estilo más libre y abstracto. A partir de 1947 la obra de Pollock evoluciona hacia el expresionismo abstracto, desarrollando la técnica de la action-painting o dripping, consistente en derramar, dejar gotear o lanzar pintura sobre enormes lienzos sin tensar en el piso. El artista decide numerar sus obras en vez de ponerles un título descriptivo.

El artista ponía el lienzo sobre el que iba a pintar -una tela grande, de unos dos, tres o cuatro metros de largo, sobre el piso; y después iba caminando y saltando a su alrededor, tirando pintura, usando para eso pinceles y latas agujereadas.

Nada de perspectiva, de figuración académica ni de escalas cromáticas. Muy por el contrario, en sus obras todo es casualidad, destino, aparente caos y una estructura de pensamiento compleja. Los colores que emplea son los que fabrica la industria, esmaltes sintéticos, pinturas metalizadas… Un rechazo de todo convencionalismo estético. Una expresión libre y subjetiva del inconsciente. Una intensidad de propósito: lo que importa es el proceso o acto de pintar más que el contenido.

Uno (Neblina de espliego)

Descripción: Ocupa deliberadamente toda la superficie pictórica (all-over-painting). Fijaba el lienzo en el suelo sin utilizar el caballete y posteriormente hacía gotear la pintura utilizando palos o cuchillos, o bien directamente del bote.

Temática: Uno está formado por un denso entramado de líneas y manchas que llenan toda la superficie, sin dejar ningún tipo de vestigio figurativo. Al titular la obra mediante un número refuerza más su carácter abstracto y lleva al espectador a enfrentarse a la pintura sin ningún dato que condicione su mirada.

Antecedentes e Influencias: El uso de una gran tela deriva de los muralistas mexicanos. Influencia: la experiencia creativa y ritual de los indios navajos. Técnica inconsciente del automatismo surrealista de Miró y Masson. Obra de los últimos años de Claude Monet, pincelada suelta y desdibujada, cercana a la abstracción.