Análisis poético: Noche oscura del alma y Soneto XXIII

Noche oscura del alma”: Métricamente el poema está formado por ocho liras. La lira es una estrofa de origen italiano traída a España por Garcilaso de la Vega en su canción “A la flor de Gnido”. Esta estrofa consta de dos endecasílabos (el segundo y quinto versos) y tres heptasílabos: su rima es consonante y las rimas se distribuyen: 7a 11B 7a 7b 11B.

Estructura interna de este poema hay que saber que en él se desarrollan las tres vías o caminos que tiene que recorrer el Alma hasta la unión mística con Dios. Estas vías se conocen con el nombre de vía purgativa, vía iluminativa y vía unitiva.

– En la vía purgativa el Alma se libera poco a poco de sus pasiones y purifica de sus pecados i en la vía iluminativa el Alma se ilumina con la consideración de los bienes eternos y de la pasión y redención de Cristo;

1) corresponde a la vía purgativa. La amada (el Alma) busca a Dios en medio de la noche y en secreto (las primeras estrofas, versos 1-10). Sólo hay un verbo principal (salí) que aparece en pretérito perfecto simple.

2) Se centra en la vía iluminativa. El Alma es iluminada por la luz de la fe y esta luz le permite ir ascendiendo en su camino hacia Dios (estrofas tercera y cuarta, versos 11–20). Las formas verbales aparecen en pretérito imperfecto de indicativo para describirnos el estado del alma.

3) El Alma prorrumpe en exclamaciones, para agradecer a la noche que le haya permitido conducirla hasta la unión con el Amado. Formalmente aparecen oraciones exclamativas que corresponden a la función expresiva del lenguaje (estrofa quinta, versos 21–25).

4) Se alcanza a vía unitiva. El Alma se une definitivamente con Dios (estrofas sexta, séptima y octava, versos 26—40). Formalmente hay un agolpamiento de verbos en contraste con las estrofas anteriores, aunque aquí no indican acción sino más bien abandono, sensación que viene reforzado por el uso de pronombres enclíticos (quedéme, olvídeme, dejéme)

La Amada (el Alma) una vez que ha dejado sosegada su casa (mediante la purgación de las pasiones y pecados) se eleva hacia Dios en medio de la noche de los sentidos y recibe una luz especial que le facilita el camino hasta llegar a la unión íntima con el Amado (Cristo).


Lo primero que nos encontramos al analizar el texto es con el símbolo de la noche. Los escritores místicos se valen de símbolos para poder comunicar sus experiencias. En la primera estrofa noche simboliza los diversos sacrificios: y purgaciones que ha de llevar a cabo el alma para alcanzar la perfección que le permita elevarse hacia Dios. De esta manera el alma se aleja de las tentaciones mundanas (estando ya mi casa sosegada) y se prepara el encuentro con Dios (¡oh dichosa ventura!) A través del epíteto escura, que se repite en el texto con diversas variantes (A escuras y segura, a escuras y encelada) insiste el poeta en la idea de la oscuridad de los sentidos que ha de ser previa a la ascensión del alma.

Por otra parte, la oscuridad favorece la idea de secreto (recordemos que la palabra mística significa «sabiduría secreta») que también se repite varias veces en las tres primeras estrofas:

por la secreta escala disfrazada La estrofa quinta es toda ella una pura exclamación afectiva. Mediante el paralelismo sintáctico: ¡oh ,noche que guiaste / oh noche que juntaste… y la repetición anafórica de noche, el alma exalta los valores positivos de ésta: noche guiadora, noche amable, noche que junta a los amantes. A partir de la sexta estrofa ya comienza la vía unitiva. En ella, mediante el polisíndeton se agolpan las acciones agradables, tomadas del amor profano: y yo le regalaba / y el ventalle de cedros aire daba. Mediante la metáfora, el poeta identifica el aire que mueve las hojas de los cedros con un abanico que refresca a los amantes. En la estrofa séptima hay un cambio de escenario: ahora el lugar de encuentro de los amantes es las almenas de un castillo, por donde también pasa el aire. Es en esta estrofa donde se produce el denominado éxtasis místico: y todos mis sentidos suspendía. En la última estrofa se alcanza el clímax del poema: el Alma se une definitivamente al Amado y descansa del largo camino que ha tenido que recorrer. Mediante la aliteración del sonido /m/ se intenta cargar de afectividad y amor esta escena: Quedéme y olvidéme; por último, aludiremos a los recursos que vertebran y confieren unidad al poema. Estos recursos se basan en la repetición, que se da en todos los componentes de la lengua. En la primera parte del poema todos los significados parecen repetirse de lira en lira. Se repite la idea de noche, la idea de salida nocturna y la idea de secreto. También se repiten frases enteras a modo de estribillo:

¡Oh dichosa .. concluison El poema que acabamos de comentar es típico de la poesía mística de San Juan de la Cruz. Mediante repeticiones y elementos intensificadores de todo tipo, la estructura perfecta del poema e imágenes tomadas del amor humano, el poeta ha logrado transmitirnos las sensaciones que el Alma experimenta en su camino ascendente hasta alcanzar la unión mística con Dios.”>


Soneto XXIII en tanto que de rosa: Este soneto escrito por Garcilaso de la Vega uno de los autores renacentistas más importantes que destaca por renovar la lírica española introduciendo los temas (amor platónico) y los metros italianos(la lira o el soneto), especialmente de Petrarca.

El tema de este poema es el Carpe Diem (vive la vida, disfruta el momento). El poeta aconseja a una joven bella que aproveche su juventud antes de que sea tarde y se haga mayor. Podemos apreciar en los tercetos este consejo que el poeta dirige a la joven, animándole a disfrutar de su juventud.

Esta composición poética es un soneto que consta de dos cuartetos y dos tercetos. La rima es consonante. Cada verso tiene 11 sílabas (endecasílabo). El esquema métrico es ABBA ABBA CDE DCE.

Podemos dividir este poema en dos partes: los cuartetos describen (Descriptio Puellae) cómo es físicamente la muchacha: pelo rubio “que en la vena del oro se escogió”, piel blanca “azucena”, labios rojos “rosa”. Esta es la descripción del prototipo de mujer renacentista. Sin embargo en los tercetos, el poeta le aconseja con un verbo en imperativo (“coged”) que aproveche su juventud antes de que el tiempo acabe con su juventud (tópico literario del collige, virgo, rosas).

Para destacar la belleza extrema de la joven, Garcilaso utiliza varias metáforas. “La Rosa” y “la azucena” son ejemplos de la delicadeza de esta muchacha que se describe en el poema, además de que simbolizan cómo son de efímeras estas flores ya que ambas son flores de gran belleza pero poco duraderas. También nos describe los sentimientos de la dama puesto que es “ardiente”, pasional como simboliza la rosa pero también es “honesta”, significado que podríamos atribuirlo a la azucena.

Especial atención al movimiento del pelo de la amada que se representa en el verso octavo con una gradación “el viento mueve, esparce y desordena”. Garcilaso consigue la sensación de movimiento y viveza utilizando tres verbos en el mismo verso y que además ejemplifican el movimiento del pelo causado por el viento.

Asociaremos el tópico literario del Carpe Diem con las metáforas relacionadas con el paso del tiempo. El poeta utiliza a modo de metáfora la palabra ”primavera” para representar la juventud. Sin embargo, la vejez y el paso del tiempo las asocia con el invierno y por ello utiliza conceptos como “nieve” o “viento helado”. Reafirmando esta idea del paso del tiempo, comentaremos diversas figuras retóricas. Por un lado tenemos la anáfora de los versos 1º y 4º “en tanto que” que insiste en la idea de presente, es decir, en la juventud que ahora tiene la chica descrita. Por otro lado, el verbo principal del segundo terceto está en futuro “Marchitará”. Ello implica más una sentencia filosófica que bien sabemos que se cumplirá puesto que el poeta ya ha advertido que el tiempo, pasará, inexorablemente. El tiempo no se detendrá y mucho menos en su belleza y juventud.

En conclusión, el poeta hace un retrato idealizado de la enamorada propio de la influencia italiana de Petrarca. Es aquí donde comprobamos como un autor como Garcilaso renovó los temas de la lírica española del Renacimiento no conformándose en ser un simple imitador sino que tratando de dar nuevos matices a la tradición poética.