La Segunda República Española
El Gobierno provisional convocó elecciones a Cortes constituyentes para poder redactar lo antes posible la Constitución que estructurase el nuevo régimen político español, estableciéndose en veintitrés años la edad mínima para ejercer el voto. Las elecciones dieron un notable triunfo a las candidaturas de centro-izquierda.
Partidos republicanos y socialistas
Los partidos republicanos aportaron un sentido autonomista y anticlerical, y el PSOE, una ampliación de los derechos en lo social, garantías de los servicios públicos y el cuestionamiento de la conveniencia de la propiedad privada.
Clara Campoamor y Victoria Kent
La coalición de republicanos y socialistas obtuvo una aplastante mayoría. Los asuntos más polémicos fueron los relativos a la Iglesia y a las autonomías. También fue motivo de polémica el derecho a voto de la mujer. La más firme defensora fue la diputada Clara Campoamor (del Partido Radical), y destacó la oposición de otra mujer, Victoria Kent. La Constitución se aprobó en diciembre de 1931, pero sin el aconsejable consenso de todas las fuerzas políticas, ya que la derecha no republicana la rechazó.
Características de la Constitución
Se definía a España como “una república democrática y de trabajadores”. La declaración de derechos era amplísima y superaba con mucho otras Constituciones más progresistas. Recogía el derecho al voto de las mujeres, el establecimiento del matrimonio civil y el divorcio, y el derecho a una educación primaria obligatoria y gratuita. Se respetaba la propiedad privada, aunque podía ser objeto de expropiación forzosa. El Estado admitía posibles autonomías regionales.
El Franquismo
El franquismo contó con apoyos en todas las clases sociales y en toda España, pero su proporción fue muy distinta según los grupos sociales y las regiones. El nuevo régimen se comprometió en dos puntos básicos: mantendría el orden público con ejercicio estricto de la autoridad y, a la vez, el Estado sería confesionalmente católico.
Apoyos fundamentales
Dos grupos sociales constituyen los puntos de apoyo fundamentales del régimen: los militares y los clérigos. Numéricamente no tenían mucha importancia, pero su influencia sobre el conjunto era extraordinaria. Los militares aseguraban la fuerza y la capacidad material de resistencia frente a los intentos de acabar con el régimen.
Influencia de la Iglesia
La influencia de la Iglesia fue de otro estilo. En 1939, el sentimiento general del clero español hacia el régimen de Franco era de agradecimiento. En muchos casos, les había salvado la vida y enseguida comenzaron las ayudas para reconstruir templos y establecimientos eclesiásticos.
Influencia de la Italia fascista
La influencia de la Italia fascista quedó patente con el rechazo del modelo liberal basado en el sufragio universal y el pluralismo político. De hecho, Franco organizó su régimen sobre una concentración total de los poderes políticos y un fuerte control de la designación de los mandos militares, obispos, rectores universitarios, alcaldes y directores de medios de comunicación.
Organizaciones nacionalsindicalistas
Entre las organizaciones nacionalsindicalistas se encontraban Auxilio Social, Sección Femenina, Frente de Juventudes y Sindicato Español Universitario (SEU).
Proceso de institucionalización
El proceso de institucionalización del régimen no dispuso de un texto constitucional; sus principios básicos quedaron definidos en un conjunto de documentos legislativos promulgados a lo largo de casi un cuarto de siglo.
Leyes promulgadas
Las primeras leyes promulgadas fueron el Fuero del Trabajo, la Ley de Unidad Sindical y la Ley de Cortes, entre otras.
Costes humanos y materiales
La cifra de muertos en combate ascendió a unos 145 000, a los que habría que sumar otras 130 000 víctimas de la sangrienta represión que padecieron ambas retaguardias. Desde el punto de vista material, la ruina causada por tres años de guerra fue terrible, especialmente en las ciudades bombardeadas y en áreas del frente.