Parménides y Platón: La Búsqueda de la Realidad
Parménides: El Ser Inmutable
Parménides argumentaba que el cambio es una ilusión de los sentidos y que la verdadera realidad es estable e inmutable. Esta realidad, el Ser, es eterna, inmutable e inteligible.
Platón: El Mundo de las Ideas
Platón adoptó la idea de Parménides de una realidad inmutable y la desarrolló en su teoría de las Ideas. Las Ideas son modelos inteligibles y eternos que constituyen la verdadera realidad. Las cosas que percibimos con nuestros sentidos son solo copias imperfectas de estas Ideas.
Problemas con la Teoría de las Ideas
La teoría de las Ideas de Platón plantea varios problemas, como la relación entre las Ideas y el mundo sensible, y la naturaleza de la participación de las cosas en las Ideas.
El Alma y el Mundo de las Ideas
Platón creía en la inmortalidad del alma y en su capacidad para recordar las Ideas de vidas pasadas. Esta doctrina se conoce como la reminiscencia.
El Alma en la Filosofía Griega
Homero y el Orfismo
En la época de Platón, las ideas sobre el alma eran diversas. Homero describía el alma como la fuerza vital del cuerpo y como un fantasma que vagaba por el Hades después de la muerte. El orfismo, una religión mistérica, enseñaba la inmortalidad del alma y la reencarnación.
La Teoría del Alma de Platón
Platón desarrolló una teoría tripartita del alma, que consta de una parte racional, una parte irascible y una parte apetitiva.
La Ética de Aristóteles
La Búsqueda de la Felicidad
Aristóteles definió la ética como la ciencia práctica que estudia el bien del hombre y su fin último, la felicidad. La felicidad, según Aristóteles, consiste en una actividad virtuosa del alma.
La Virtud y el Término Medio
Aristóteles distinguió entre virtudes intelectuales y virtudes éticas. Las virtudes éticas, como la valentía y la moderación, consisten en un término medio entre dos extremos.
Los Bienes y la Felicidad
Aristóteles reconoció tres tipos de bienes: los bienes del alma (virtudes), los bienes del cuerpo (salud, belleza) y los bienes externos (riqueza, fama). La felicidad, según Aristóteles, depende en gran medida de la suerte y el azar, pero también de nuestras propias acciones y elecciones.